29 de noviembre de 2023
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FIN DE SEMANA

La asociación denuncia que "este decreto nace sin consultar a organizaciones especializadas y tiene más defectos que puntos a favor"

La Fundación Madrina advierte sobre la pobreza alimentaria: "La nueva Ley no frena el desperdicio y encarece los precios"

El Cierre Digital en La pobreza en España y el desperdicio de alimentos, desatendidas por el Gobierno.
La pobreza en España y el desperdicio de alimentos, desatendidas por el Gobierno.
Este 29 de septiembre, fue el Día Internacional de la Concienciación sobre la Pérdida y el Desperdicio de Alimentos, una crisis sin gestión que acaba perjudicando a los que menos tienen. El Gobierno, en vistas de hacer algo para frenar la pérdida de alimentos, trabaja en una nueva ley de desperdicio que, lejos de ayudar y por falta de consulta profesional, puede aumentar la pérdida y encarecer la producción y el precio del producto. Así lo expone la Fundación Madrina.

Las organizaciones en lucha contra la pobreza y la falta de alimentos denuncian la nueva ley en la que trabaja el Gobierno contra el desperdicio de comida. La ley, exigida por la ONU en materia de la Agenda 2030, tal y como se plantea aquí en España, podría provocar un aumento en la subida de precio de los alimentos (ya encarecida por otros factores, como la sequía) en cadenas de distribución y en establecimientos de restauración.

Según los datos que apunta la Fundación MADRINA, organización en lucha contra la falta de alimentos y la pobreza en familias en situaciones económicas difíciles, una cuarta parte de la comida que se desperdicia bastaría para acabar con el hambre en el mundo, problema social que aumentó a causa de la pandemia.

El apoyo a las PYMES agrícolas, uno de los consejos de la Fundación MADRINA para acabar con el desperdicio.

En España, una de cada cuatro familias se encuentran en una situación vulnerable. Y, por las nuevas medidas gubernamentales en la lucha contra el desperdicio y los recortes en el FEGA (Fondo Español de Garantía Agraria), ya no recibirán ni leche, ni cereales ni aceite. Conrado Giménez, fundador y presidente de la Fundación MADRINA, explicaba a Elcierredigital.com los recortes a los que se enfrentan para terminar con las colas de hambre: “Nos han explicado a través de Cruz Roja que el Estado no desea gastar el dinero para eliminar la pobreza alimentaria. Ya no van a destinar dinero para las colas del hambre”, aseguraba.

Sobre el plan que va a proponer el Gobierno, Conrado Giménez hablaba sobre la falta de consulta a expertos y a las organizaciones que están en primera línea luchando contra la crisis alimentaria. “No va a haber dinero para poder mantener toda la administración y todos los programas que se van a necesitar para hacer este plan. Nace muerto ya. Y no han querido contar con nadie”, sentencia.

Una crisis alimentaria que aumenta y no se gestiona

“El mayor problema es que el legislador no ha legislado, como siempre, conforme a lo que se debería”, continuaba Giménez en su explicación a Elcierredigital.com. “Va a hacer una ley absolutamente vacía y no se va a conseguir eliminar el desperdicio alimentario, sino encarecer el precio de los alimentos”.

Una de cada cuatro familias en España se encuentra en una situación vulnerable.

La Ley que propondrá el Gobierno en materia de desperdicio, prevista para octubre y presentada de forma unilateral por el Estado, las grandes superficies comerciales y HORECA (el sector de hoteles, restaurantes y cafeterías), va a exigir una jerarquización del uso que se le da a los alimentos antes de que se desechen, priorizando, en teoría, el consumo humano. Así, las empresas del sector alimentario tendrán la obligación de donar el excedente a entidades sociales y asegurar la trazabilidad de la comida. De no poder aprovecharse el producto en óptimas condiciones para el consumo, ya sea por caducidad o por otros motivos, el producto deberá transformarse en zumo o mermelada, destinando, de no ser posible, la pérdida a la alimentación animal.

El incumplimiento de este proceso conllevará una multa de entre 2000 y 500 mil euros por no aplicar la jerarquía de prioridades, lo que puede volcar a la empresa a reducir la producción para no caer en el desperdicio y, para compensar la pérdida económica, a subir de forma sustancial el precio del producto. “Hacen ingeniería social en despachos sin tener en cuenta la realidad ni los interlocutores, ese es el mayor problema”, continuaba el fundador de la Fundación MADRINA. “Lo único que les interesa es: ‘¿exigen esta ley? La hacemos y punto’”.

El desperdicio de comida, en cifras preocupantes

Casi un 40% de la comida termina desperdiciada. Y, según el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente, el 26% de ese desperdicio se produce en la restauración colectiva. Es un problema considerable teniendo en cuenta que una de cada tres personas en el mundo no puede consumir los alimentos que necesita en las cantidades adecuadas, crisis que se ha visto agravada por las últimas crisis con un gran impacto social, como la pandemia del COVID-19 o la guerra de Ucrania.

Los huertos urbanos, otra opción en la lucha contra el desperdicio alimentario.

Una de cada nueve personas en el mundo está subalimentada, y el 45% de los fallecimientos de menores de 5 años en países subdesarrollados están relacionados con la malnutrición. En España, la situación se ha agravado por el aumento de familias vulnerables y el encarecimiento de los alimentos infantiles.

Entre las recomendaciones de la Fundación MADRINA, especializada en familias en situaciones de vulnerabilidad, trabajo por la infancia y por la maternidad, está el apoyo a las PYMES agrícolas para aumentar su producción de alimentos, hacer crecer los programas de protección social y gestionar los alimentos almacenados, trabajando en el desarrollo de aplicaciones para evitar el desperdicio de alimentos, entre otros consejos.

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