29 de marzo de 2024
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FIN DE SEMANA

Sin ningún tipo de legislación, los poderes públicos se escudan en la responsabilidad individual sin que esta tenga ningún éxito entre la ciudadanía

Desmadre a la española: El fin del Estado de Alarma provoca la toma de calles como si no existiera el Covid-19

Jóvenes de fiesta en Madrid la noche del fin del Estado de Alarma.
Jóvenes de fiesta en Madrid la noche del fin del Estado de Alarma.
El fin del Estado de Alarma deja una serie de imágenes que sorprenden y abochornan. Miles de personas tomaron las calles como si hubiera desparecido la crisis sanitaria del Covid-19. Sin ningún tipo de legislación, los poderes públicos se escudan ante su fracaso en la responsabilidad individual, sin que esta parezca tener ningún éxito. Un auténtico riesgo de volver a los peores datos de la pandemia cuando sólo el 19% de la población está vacunada. El psicólogo Jorge López Vallejo lo explica.

La mente humana entiende el final de una etapa como el comienzo de otra diferente y es lo que provoca estas conductas que, por efecto de pertenencia a un grupo, han relacionado el fin del estado de alarma con un mundo nuevo sin restricciones, libre y sin los motivos y razones que lo mantenían anteriormente.

Hemos vivido dominados durante meses por el trauma de la pandemia, sumidos en el riesgo de una gran recesión económica que, siguiendo antecedentes históricos, debería evolucionar y convertirse en progreso, explosión, creatividad y liberación racional.

Imágenes de jóvenes de fiesta la noche de fin de Estado de Alarma en Madrid. 

Una mirada al pasado ofrece ideas alentadoras e inspiración de cara al futuro pero ambas deben ser impulsadas desde la responsabilidad personal y el cuidado entre nosotros, algo que no se ha hecho, como hemos podido ver este fin de semana.

La responsabilidad personal, como elemento imprescindible, junto con mascarillas, geles hidroalcólicos, distanciamiento social y el aislamiento de las poblaciones infectadas son las únicas herramientas que podrán contener la situación actual. 

Pero de todos ellos, la responsabilidad personal individual es fundamental. Y quizá ya sea tarde, probablemente se debía de haber trabajado sensibilizando a la población especialmente a la escéptica, anticipándose a la situación desde las instituciones públicas a través de políticas de formación, información y sensibilización.

Cártel para convocar un botellón en Madrid. 

Cuatro áreas claves de intervención institucional eran necesarias en esta transición: la empresa, los centros educativos, familias e individuos. Esta acción debe implicar a todas las administraciones para que llegue con energía y fuerza suficiente a la población. 

Desde las empresas hubiera sido necesario haber invertido en el desarrollo profesional de sus empleados gestionando un talento sensible para el postcovid. Otra área importante debía haberse impulsado desde los centros educativos, como palancas de transmisión a los alumnos del sentido de la responsabilidad y de la necesidad de tomar consciencia del protagonismo de cada uno de ellos en la sociedad.

La tercera acción de sensibilización, formación e información debe dirigirse también a los progenitores, para que desde la familia se hiciera un ejercicio de permeabilización sobre las poblaciones de los jóvenes y de los niños, como final de la cadena de trasmisión de sensibilización, para que actuaran como informadores, formadores y, muy importante, limitadores ante amigos o compañeros que incumplan las normas o recomendaciones contra el Covid.

Hay ciertos aspectos comunes en las plagas y pandemias pasadas y la respuesta humana ahora no cambiará, porque no ha cambiado durante los siglos. El aislamiento social, el miedo, las mentiras, también las oficiales, y las supersticiones, el negacionismo, el culpar a otros, el colapso de la economía, el dolor y la tristeza estarán presentes. Y existe una forma de liberación inmediata, de solución a estas emociones, que se traduce en trasgresión, diversión, alcohol, drogas y sexo, formas primarias de alimentar el placer, anestesiado durante meses. Este 'desahogo' primario se contagia muy rápido cuando se está en grupo, cada elemento es transmisor y receptor de forma que todo el grupo se sumerge en la irresponsabilidad que produce un efecto manada, más patológico que el propio Covid.

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