19 de abril de 2024
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FIN DE SEMANA

Según el abogado Alberto García Cebrián, "la separación no es un drama, pero las víctimas de las tensiones familiares normalmente son los niños"

Los divorcios traumáticos de los padres suponen un grave problema para la salud mental de los menores

La falta de respeto entre los cónyuges incrementa la insalubridad mental en los hijos.
La falta de respeto entre los cónyuges incrementa la insalubridad mental en los hijos.
Los divorcios mal gestionados por un matrimonio pueden hacer peligrar seriamente la salud mental de sus hijos. Las separaciones traumáticas provocan un alarmante aumento de problemas de salud mental en familias y sus progenitores. El abogado Alberto García Cebrián explica en elcierredigital.com que, además de los condicionantes externos que afectan a la unidad de la familia, las tensiones en el hogar repercuten con más virulencia en los menores.

Aumenta el número de niños con problemas de salud mental e intentos autolíticos. De entre otros motivos, cabe destacar los divorcios traumáticos de sus padres. En este artículo nos centraremos en el alarmante aumento de problemas de salud mental en familias con una separación traumática, que se ha extendido a los menores.

Se suman varios elementos que hay que tener en cuenta en rupturas familiares mal gestionadas:

  • La tensión que crea el conflicto entre progenitores
  • El mal ejemplo que los padres que se enfrentan dan a sus hijos
  • La inmadurez de los niños, que son especialmente vulnerables a las desavenencias familiares.

La mayor parte de los problemas de salud mental aparecen en la edad adulta y el hecho de que cada vez sea más frecuente que los niños padezcan problemas de salud mental es muy grave. Esta situación nos debe llevar a la conclusión de que es más necesario que nunca fomentar la armonía y equilibrio familiar, tanto en familias que están juntas como separadas.

Una niña siendo atendida por una psicóloga.

Ir al psicólogo o psiquiatra no es un capricho, es una necesidad para cada vez más personas y más jóvenes.

En un despacho de abogados de familia, cada vez es más frecuente presenciar y tratar gestionar problemas de salud mental de los miembros de la familia y lo más preocupante es que, cada vez con más frecuencia, se incluyan niños.

Tensión del conflicto entre progenitores

Los niños deben de criarse en un ambiente de tranquilidad, seguridad y cariño. Presenciar cómo las dos personas más importantes de su vida, sus progenitores, se enfrentan, puede suponer un sinfín de consecuencias emocionales.

Un niño que ve como sus padres discuten desproporcionadamente puede sentir una inseguridad y miedo vital que puede condicionar el resto de su vida. La soledad, la incomprensión e incluso el sentimiento de culpabilidad de un hijo que ve como sus padres entran en constantes conflictos puede ser devastador.

La alienación parental es otro elemento que, unido a la tensión de un divorcio conflictivo con hijos, puede crear trastornos evolutivos de los menores que tienden a posicionarse en favor y en contra de cada uno de sus progenitores con ideas aprendidas y comportamientos complacientes según la influencia de sus padres. El daño en algunos casos es irreparable.

En ocasiones los padres se centran en tratar de corregir lo que consideran que hacen mal sus hijos criticando la actitud del otro progenitor, sin ser conscientes de que depende de su propio comportamiento el desarrollo familiar, pues es su responsabilidad ejercer diligentemente, junto al otro progenitor, los cuidados y educación de los hijos comunes.

Cada vez se habla más del principio de corresponsabilidad, y lo que es una irresponsabilidad es fomentar y potenciar un divorcio conflictivo por los intereses o deseos de los padres y madres sin ser conscientes de que ello puede causar graves daños a los niños.

Mal ejemplo del enfrentamiento familiar

Un niño debe recibir una educación basada en los valores correctos, destacando, de entre todos, el respeto. Si un niño ve en sus padres faltas de respeto, trato despectivo y denigrante hacia el otro, el niño tenderá a aprender dichos comportamientos. Los hijos son esponjas que absorben e imitan aquello que los rodea.

  • El hecho de que un niño utilice palabras como “gracias” o “por favor” o que ceda el asiento en el transporte público, es consecuencia indiscutible de una buena educación.
  • Por el contrario, existen niños cuya forma de hablar es completamente inadecuada y el comportamiento es inaceptable.

La comunicación y el respeto son esenciales entre padres e hijos.

Es cierto que los niños de ahora no se crían en el entorno infantil de años atrás pero la educación no se recibe sólo en el colegio sino, principalmente, en los hogares.

Precisamente por ello, un hogar en el que no existe respeto, educación ni un buen ejemplo, es un caldo de cultivo para que nuestro hijo sienta que no existen límites y que imite, e incluso aumente, el mal comportamiento recíproco de sus padres.

Vulnerabilidad de los niños

Los niños necesitan a sus padres y es por ello por lo que sus padres no deberían fomentar un mal ambiente familiar pues las víctimas de esas carencias son los hijos. Y es que todos los niños sienten adoración reverencial por sus padres y madres y un ambiente sin tranquilidad familiar puede acarrear traumas de por vida o inadaptación social. Una separación no es un drama, el drama puede ser una mala separación.

Para un niño, la separación de sus padres no es insalvable siempre que sientan estabilidad y seguridad. Los hijos no necesitan que sus padres estén juntos sino que cuando lo estén guarden pautas de respeto mutuo y de convivencia.

En resumen, está aumentando el impacto emocional en los niños de separaciones mal avenidas. Por ello, ante los crecientes problemas de salud mental de los hijos, es obligación de los padres y de la sociedad en general fomentar relaciones familiares saludables reforzando la protección de los menores y repeliendo los comportamientos inadecuados.

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