04 de junio de 2023
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FIN DE SEMANA

La pareja catalana, que tiene dos hijos en común, se enfrenta a una norma que prohibe "relaciones entre parientes en línea recta por consanguinidad"

Ana y Daniel Parra luchan por casarse: Dos hermanos de padre reavivan el tema del incesto

Los hermanos Daniel y Ana Parra.
Los hermanos Daniel y Ana Parra.
El incesto en España no está penado con la cárcel, pero los que lo practican tienen prohibido casarse. Es el caso de Ana y Daniel Parra, dos hermanos que, aunque son pareja y tienen dos hijos, no pueden contraer matrimonio. Ahora, ambos luchan por cambiar esta realidad, regulada en el artículo 47 del Código Civil.

La historia de Ana y Daniel Parra, dos hermanos de Granollers (Barcelona) que tienen dos hijos y que, ahora, luchan por casarse, ha recorrido la prensa española en la última semana. Ana y Daniel son hermanos por parte de padre. Este abandonó a Ana cuando era una niña para formar otra familia con la madre de Daniel. Cuando Ana tuvo 20 años, conocedora de que tenía un hermano, fue a buscarle para conocerle. Y entonces, surgió el amor.

El diario El Español fue el encargado de dar a conocer la historia de estos hermanos que, con tres años de diferencia, intentaron mantener una relación de hermanos que, pronto, vieron que no sería posible. “Intentamos mantener esa relación de hermanos, que es lo que marcan los cánones, pero nosotros no lo sentíamos así… No existía ese sentimiento fraternal”, comentaba Daniel al citado diario.

“Nosotros no queríamos darnos cuenta, nos enfadábamos con nosotros mismos porque nos costaba admitirlo y romper con ese tabú: somos hermanos, aunque no lo sintiéramos así”, añadía Ana.

Lo cierto es que, a pesar de las dudas y de los moldes que tuvieron que romper, finalmente forjaron una relación de la que nacieron sus dos hijos. Y es que en España el incesto no está calificado como delito como sí sucede en otros países, aunque sí que existe una prohibición expresa: no casarse. La misma que Ana y Daniel quieren romper.

El incesto en el Código Civil

Según la Real Academia Española (RAE) el incesto es la “relación carnal entre parientes dentro de los grados en que está prohibido el matrimonio”. Estos grados viene definidos en el artículo 47 del Código Civil Español. En el aparatado “de los requisitos del matrimonio” se especifica que no pueden contraer matrimonio “los parientes en línea recta por consanguinidad o adopción” y “los colaterales por consanguinidad hasta tercer grado”.

Los hermanos forman parte del segundo grado. El primer grado supone las relaciones entre padres e hijos; el segundo entre abuelos, nietos y hermanos; y el tercer grado entre tíos, sobrinos, bisabuelos y bisnietos. Todas estas uniones matrimoniales estarían prohibidas en España. No estándolo con los parientes de cuarto grado, es decir, primos hermanos y tíos abuelos.

Grados familiares.

Aparte de la prohibición de casarse, el incesto no está penado en España. No es el caso de países como Alemania o Australia, que llegan a penar con la cárcel por cometer lo que allí está considerado como delito. En Australia, las penas pueden superar los 20 años de prisión.

En Alemania, el caso de los hermanos Patrick Stuebing y Susan Karolewski también fue comentado en la prensa. Ambos, hermanos por parte de madre y de padre, fueron separados cuando él tenía tres años. Cuando volvieron a reencontrarse, comenzaron una relación amorosa. Por aquel entonces, ella era menor de edad. Fruto de esta relación, ambos han tenido cuatro hijos y Patrick se ha enfrentado a diversas penas de prisión por haber cometido incesto.

Los argumentos contra el incesto

Aunque en la actualidad el incesto es un tema controvertido, no lo era antes. Practicado de forma habitual en Grecia, Roma y Egipto en la antigüedad, llegó hasta las eras monárquicas. Los reyes, para continuar con los linajes reales, se solían casar normalmente con otros monarcas o descendientes reales con los que compartían vínculos sanguíneos. Uno de los más habituales ­era el de los matrimonios entre primos, que siguen sin estar prohibidos por el Código Civil español.

Una de las objeciones más claras y que más resuenan entre la sociedad para prohibir esta práctica es la de los problemas médicos a los que se puede enfrentar la descendencia de personas que pertenecen a la misma familia. Uno de los casos más sonados es el de Charles y Emma Darwin, que se casaron pese a ser primos. De los diez hijos que tuvieron, tres fallecieron prematuramente y otro murió por fiebre escarlata. Darwin llegó a investigar las posibilidades de que las constantes enfermedades de su descendencia estuviesen relacionadas con la consanguinidad que compartían en su familia desde hacía generaciones.

Emma y Charles Darwin.

No obstante, y aunque políticos como Phil Woolas han atribuido los descendientes como defectos genéticos a matrimonios entre primos, algunos estudios han certificado que estos problemas no son tan graves como se creía.

Un mayor porcentaje para heredar enfermedades

Algunos científicos publicaron en la revista Journal of Genetic Counseling que la posibilidad de heredar enfermedades graves aumenta en un 1,7 por ciento en el caso de descendientes de personas que compartan un vínculo sanguíneo. La tasa de mortalidad, por otra parte, la situaban en un 4,4 por ciento, la misma que tienen las mujeres de más de 40 años que dan a luz.

En el caso de Ana y Daniel, los hermanos que han decidido contar su historia a los medios de comunicación, antes de tener descendencia decidieron consultar las posibilidades de que sus hijos tuvieran algún defecto genético. “El ginecólogo nos dijo que, en nuestro caso, el riesgo de que nacieran con algún tipo de enfermedad recesiva es un 4 por ciento mayor que una pareja que no comparte genes”. Este tipo de enfermedades se caracterizan porque ambos parientes tienen que portar los genes de esa enfermedad para que el bebé nazca con ella.

Daniel y Ana, según comentaron en la citada entrevista, no comparten enfermedades recesivas, por lo que sus hijos no se han visto afectados. No obstante, las prohibiciones del incesto existentes en España siguen haciendo que, a día de hoy, no puedan casarse aunque ya hayan formado una familia.

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