Rosácea: causas, síntomas y tratamientos

Más común de lo que podríamos imaginar, la rosácea es una afección que se desarrolla en la piel, causando tanto rubor como enrojecimiento y, muchas veces, unos vasos sanguíneos marcados. Todos estos, síntomas que advierten que algo en el organismo no funciona como debería.
Mayormente notables en la cara, los indicios en cuestión pueden desaparecer en pocas semanas, como también mantenerse durante meses, o bien ser visibles o invisibles dependiendo el día. Gracias a estas características, es posible distinguir la rosácea del acné en el medio plazo.
En otros casos, un diagnóstico ante las mismas evidencias permite diferenciar esta enfermedad de problemáticas de salud o estéticas, propias de la capa superficial del cuerpo, como la rubicundez. Quienes la padezcan, deben saber entonces que hoy existe más de un tratamiento piel rosácea.
Por lo general, esas terapias están orientadas al control de la afección, reduciendo los síntomas más habituales de la misma, para que el individuo que la sufre se sienta más cómodo consigo durante cualquier episodio de rosácea, de estos que suelen desestabilizar hasta la autoestima más alta.
Causas más recurrentes de la rosácea
Si bien en realidad las causas de la rosácea como tal son desconocidas, pueden deberse a cuestiones como un sistema inmunitario más activo de lo normal, a ciertos factores hereditarios, al entorno. También a una combinación de todos estos asuntos, claro está, pero lo más importante será descartar ese mito de que su presencia se debe a la falta de higiene, y que se contagia.
Eso sí, hay algunas conductas que debemos evitar si queremos reducir las probabilidades de pasar por un ataque de rosácea, como por ejemplo comer comidas demasiado calientes o muy picantes, beber vino tinto y otras bebidas alcohólicas, exponerse a temperaturas extremas, sol o viento. Eventualmente, el ejercicio físico intenso y las emociones inesperadas pueden generarla.
Aunque cualquier persona puede tener rosácea, hay elementos que nos predisponen a ella, siendo el primero pertenecer al sexo femenino, como el que reúne a mayor cantidad de potenciales pacientes, pero además tener una piel sensible al sol, más de 30 años, fumar o los antecdentes en la familia.
Principales tratamientos contra la rosácea
Volviendo a los tratamientos, como decíamos se enfoca en mantener a raya los síntomas repetidos que tiene la rosácea, centrándose tanto en el cuidado de la piel como en el uso de medicamentos. Medicamentos que serán recetados de acuerdo a lo delicado que sea el cuadro de cada paciente.
No sólo el tipo de tratamiento debe ser individualizado, sino igual su duración en el tiempo, porque la reaparición suele darse en casi todas las personas que la sufren alguna vez en la vida, obligando entonces a que se opte por paliativos más que por un remedio definitivo, ya que no lo tenemos.
Pero más allá de que la rosácea no se puede “curar”, porque el trastorno está íntimamente asociado a la piel donde se la aprecia, y hasta ahora la ciencia no ha creado un tratamiento para modificar esa estructura. De todos modos, los paliativos pueden dar muy buenos resultados, así que mejor darle una oportunidad si estás cansado de lidiar con esa piel irritada que se hace tan molesta.
Esto, sobre todo porque la rosácea puede complicarse de convivir con patologías como el acné, sin olvidar otras como el eccema seborreico, la dermatitis perioral, etc., que requieren de valoración médica inmediata, lo que dará lugar, entrevista mediana, a un tratamiento para la afección.
Lo interesante es que las terapias contra la rosácea se han difundido lo suficiente como para que esa clínica donde tratarnos, como por ejemplo DermaPeople, esté a nada más que un click de distancia.