Casi la mitad de estos espacios de trabajo conjunto se vieron obligados a cerrar, evidenciando el futuro incierto de su permanencia
El ocaso del ‘coworking’: Bancarrota en empresas como WeWork tras el apogeo del negocio durante la Covid

Durante los meses de confinamiento del año 2020, la mayoría de los españoles adaptaron su lugar de trabajo para poder llevar a cabo sus funciones vía telemática. Sin duda los espacios de trabajo han ido adaptándose a la tecnología y a los nuevos modelos de negocio, una prueba de ello es el estallido del fenómeno ‘coworking’ con empresas como WeWork a la cabeza. Estas empresas ofrecían espacios de oficina para trabajadores freelance o para pequeñas empresas que no pudieran permitirse una oficina como tal.
En un principio la idea parecía destinada al éxito y no fueron pocos los que se aventuraron a abrir un negocio de este tipo. Se estima que el estallido de este fenómeno se produjo en el año 2016, cuando el número de espacios ‘coworking’ multiplicaba por 120 los registros del año 2008, con 19.000 espacios de este tipo en todo el mundo según fuentes de Statista del año 2016.
Sin embargo, el aumento de oferta no iba acompañado del aumento de beneficios, pues se estima que en los dos años siguientes -de 2016 a 2018- más del 60% de estas empresas quebraron o cerraron. De hecho, en 2018 en España cerraron más del 38% de los espacios ‘coworking’, dos años antes de hacerse notar los efectos de la pandemia en nuestro país.

Espacio de coworking en Madrid
Lo cierto es que, con los datos disponibles de años anteriores a la pandemia, menos del 20% de estas empresas poseían las oficinas en propiedad, lo que obligó a muchas a cerrar por los elevados costes de alquiler. Además, la proliferación de numerosos espacios de este tipo aumentó la competencia, obligando a bajar precios y ofrecer servicios extra para atraer clientes. Un caso similar a la caída del gigante WeWork es el de Gowex, otra empresa caída en bancarrota que ofrecía servicios de wifi gratis en establecimientos y aeropuertos.
Al llegar la crisis del Covid-19 los espacios coworking se vieron obligados a cerrar al igual que numerosos establecimientos. A pesar de todo, este tipo de empresas crecieron un 40% en los años posteriores a la pandemia. Aunque el dilema de la sostenibilidad de estos espacios sigue en tela de juicio pues la quiebra de un gigante del sector como WeWork no augura muchas esperanzas para los que tienen grandes planes en este modelo de negocio.
A pesar de las malas noticias para WeWork, el futuro de este modelo de negocio aún está por desarrollarse y hay quienes señalan que los datos respaldan al coworking en países como España, pues aumentaron un 39% en el año 2021 y la previsión es que este tipo de espacios suponga el 30% de la oferta de oficinas en el mundo para el año 2030 según los informes de la multinacional británica Savills Aguirre Newman.
El fracaso de WeWork, crónica de una muerte anunciada
Aunque a algunos les sorprenda, lo cierto es que WeWork no atravesaba una buena racha desde hace algunos años. Como último recurso, anunciaron el pasado martes que recurrirían al artículo 11 de la Ley de Quiebras de los Estados Unidos, declarándose en bancarrota. A pesar de su fatídica situación, los responsables de la empresa anunciaron que tratarán de mantener su actividad en países como España y que reestructurarán su deuda para poder continuar como al principio.
Y es que la ley estadounidense permite a las empresas continuar con su actividad a pesar de haber quebrado si es que pueden hacerlo. En concreto, se sabe que la deuda de WeWork oscila entre los 10.000 y los 50.000 millones de dólares, aunque la empresa anunció el martes que han conseguido un plan para reestructurar su deuda que respalda el 92% de su pagarés, algo que todavía no se ha confirmado de manera oficial.
Un matiz importante a destacar es que la quiebra de WeWork solamente afecta a sus sedes en los Estados Unidos y Canadá, por lo que la actividad en el resto de sus sedes no tendría por qué verse afectada, es por ello que planean continuar con sus sedes internacionales. Parte de la deuda de WeWork pertenece a fondos como Goldman Sachs, entre otros fondos de inversión importantes que durante años inyectaron un capital privado a WeWork que nunca retornó.

Adam Neumann, empresario israelí y fundador de WeWork
La historia de WeWork es la de una floreciente start-up que fue sobrevalorada muy temprano, recibiendo una valoración de mercado de 5.000 millones de dólares al poco tiempo de comenzar sus proyectos. En su momento, la empresa llegó a estar valorada en más de 40.000 millones de dólares en 2019 tras las inyecciones de Softbank y Goldman Sachs, precio que nunca llegó a valer según numerosos expertos consultados por medios de comunicación internacionales.
La sobrevaloración de WeWork atrajo a muchos inversores privados que permitieron que la empresa disparara sus números pero sin apenas beneficios, lo que a la larga se convirtió en una deuda abismal que terminó por colapsar el pasado martes. La empresa, fundada en 2010 por Adam Neumann, afrontaba importantes pérdidas desde el año 2019, pues los espacios de trabajo y su alquiler comenzaban a ser difíciles de afrontar para la compañía, que comenzó muy bien pero no gestionó correctamente su expansión, tal y como comentaron expertos en diversos medios de comunicación internacionales.