29 de marzo de 2024
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FIN DE SEMANA

Además de minimizar los efectos secundarios graves como la trombosis, la teoría de este médico permitiría vacunar al doble de la población

El doctor Luis Montel descubre una solución para reducir los efectos adversos de AstraZeneca

El doctor Luis Montel.
El doctor Luis Montel.
La seguridad de la vacuna de AstraZeneca ha estado en el centro del debate desde que se detectaran los primeros casos de trombosis. Ahora, a partir de un estudio sobre la ficha técnica del inmunógeno, el Dr. Luis Montel parece haber dado con una solución que no solo minimiza las posibilidades de padecer este tipo de efectos adversos, sino que además permite dar salida a todo el stock acumulado y vacunar al doble de la población.

Las dudas sobre la seguridad y eficacia de la vacuna de AstraZeneca han desatado toda una polémica en torno a los efectos secundarios y su posible vínculo con casos de coágulos de sangre y episodios de trombosis. Por ello, algunos países europeos han paralizado la vacunación con este fármaco y como consecuencia, son muchas las dosis que siguen almacenadas a la espera de un criterio que apruebe su inoculación.

En el caso de España, y ante la negativa de ampliar las edades en las que se puede inmunizar con este suero, así como la paralización en la inyección de las segundas dosis del personal esencial, el total de vacunas que se desperdiciarían se acercaría al medio millón, una cantidad que aunque no se utilice España debería pagar igualmente, y cuyo importe total rondaría los 800.000 euros.

Mientras tanto, la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Agencia Europea de Medicamentos (EMA) ya han advertido que los beneficios de la vacunación son mucho mayores que los posibles riesgos, a la vez que señalan que los episodios de trombosis son muy poco comunes. De hecho, la EMA, a partir de la evaluación de datos a nivel mundial, estima que el riesgo de padecer coágulos de sangre es de alrededor del 0,5 por ciento por cada 100.000 en personas menores de 60 años.

Ahora, el Dr. Luis Montel Ramírez, parece haber dado con una solución que minimiza las posibilidades de padecer este tipo de efectos adversos al tiempo que se solventarían los problemas de abastecimiento en la vacunación.

Tratamiento de vacunas en un laboratorio. 

La clave estaría en el tipo de vacuna. Y es que, tal y como explica el doctor, “AstraZeneca es un fármaco de tipo antigénico, es decir, está fabricada con partes del propio virus”. En concreto, este inmunógeno utiliza un adenovirus, un tipo de virus muy corriente, para transportar el gen que da las instrucciones para producir la proteína S del virus, también conocida como espícula, y que es la que el SARS-CoV-2 necesita para poder entrar en las células humanas.

De este modo, cuando se recibe la vacuna, algunas de las células leen las instrucciones de este gen y producen la proteína S. El sistema inmunitario reconoce esta proteína como ajena, produce anticuerpos y activa los linfocitos para atacarla. Así, si más adelante se entra en contacto con el coronavirus, el sistema inmunitario lo reconoce rápidamente e inicia una respuesta de defensa en su contra.

El problema, explica el doctor, “es que la cantidad de carga vírica que encierra cada dosis es demasiado alta y, en consecuencia, nuestro cuerpo reacciona en exceso, como si en lugar de encontrarse en las primeras fases de infección, cuando los síntomas son leves y la probabilidad de producir anticuerpos es más alta, en realidad estuviera en la última fase, la más grave, lo que deriva en los cuadros de trombosis que estamos viendo”. Y añade, “si queremos que la vacuna despierte inmunidad y simplemente nos haga fabricar la defensa que necesitamos, la carga vírica debe reducirse”. Y es que cada dosis de AstraZeneca de 0,5 mililitros contiene al menos  2.500.000 de unidades infectivas.

Para rebajarla, el Dr. Montel propone mezclar el contenido de los viales con una cantidad equivalente de solución salina. De este modo, “si hay un frasco con 0,5 mililitros de vacuna y le añadimos, justo antes de inyectar, otros 0,5 mililitros de solución salina, lo que obtenemos es el doble de cantidad con una carga vírica inferior, lo que permitiría no solo reducir notablemente las posibilidades de padecer efectos adversos graves, sino que además permitiría vacunar al doble de población”. Aunque de momento se trate de una teoría, "de dar con la tecla correcta estaríamos ante una muy buena noticia". 

Al reducir las espículas de cada dosis, el cuerpo dejaría de reaccionar como si estuviera ante un ataque y, por lo tanto, la posibilidad de padecer efectos secundarios graves sería mínima. "Para inmunizar no hay necesidad de meter una cantidad tan abrumadora de antígenos" aclara el doctor. 

"Si yo te pongo una vacuna de la gripe muy pura, al final lo que te estoy inoculando es un  tóxico, y la vacuna pasa a convertirse en la propia enfermedad, eso es lo que está sucediendo con AstraZeneca. No es que el suero de Oxford sea malo, es que es una vacuna demasiado pura, y por ello es necesario rebajar su contenido viral".

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