Ante este material contaminante, los proveedores ya buscan un componente similar que sea sostenible para cubrir canchas de fútbol y otros espacios
El adiós a los campos deportivos de césped artificial: Europa los prohibirá a partir de 2030 si son de caucho

Hay una nueva víctima en la lista de la cruzada de la UE contra los microplásticos: los campos de césped artificial. Eso sí, esta vez Europa establece un plazo, hasta 2030, para que los clubes de fútbol y otras categorías deportivas que utilicen césped artificial con relleno de caucho lo sustituyan por un material biodegradable.

La Unión Europea prohíbe el relleno de caucho, pero no el césped artificial.
De momento, lo único que están teniendo los departamentos de investigación son dolores de cabeza. Hay opciones viables, pero el reto es encontrar un material económico que cumpla con las ventajas del caucho en cuanto a amortiguación y a simulación de césped real, algo que, de momento, no se ha conseguido.
Algunos campos cuentan con rellenos alternativos en España. Las opciones sostenibles que más se parecen al reciclado de neumáticos son el corcho, el coco y hasta los huesos de aceituna, aunque ese tipo de relleno es minoritario. El problema es que el único que cuenta, de momento, con la homologación de organizaciones como la FIFA, es el caucho. La otra opción que se baraja es el césped artificial sin relleno, algo que ya se emplea en las pistas de pádel, pero que sigue lejos de la homologación de las grandes corporaciones deportivas.
Entra en vigor en 2030 y no afecta a los campos ya construidos
El plazo de ocho años da algo de tiempo a los clubes para encontrar un reemplazo adecuado que satisfaga a todas las partes, y mientras pueden seguir utilizándose en los campos en que así estén instalados.
Es parte de la lucha que ha iniciado la UE contra los microplásticos y que ha incluido medidas más polémicas, como la prohibición de la purpurina. Tiene que ver con que el plástico es uno de los materiales más contaminantes que existen y no es biodegradable, lo que implica que su presencia en el medio ambiente es perjudicial, tanto para la salud como para la ecología.

El material de los campos de pádel, de césped artificial, puede ser una solución viable para sustituir el caucho.
Se estima que en España hay entre diez mil y quince mil campos de césped artificial con relleno de caucho, aunque el censo lleva sin actualizarse desde el año 2005, por lo que la cifra es inexacta. Al año, se renuevan alrededor de cuatrocientos campos. La principal ventaja de este material es que, además de imitar casi a la perfección las prestaciones que ofrece un campo de césped natural, requiere un menor mantenimiento, lo que abarata los costes.
Se componen de una base de poliuretano o látex, recubierta con una capa de arena y, posteriormente, una capa de granulado, que, en la mayoría de los casos, es de caucho. Después, la construcción concluye con la capa de césped artificial, que está hecho de polietileno. Y, aunque hay algunos campos que combinan las ventajas del césped artificial con el césped natural, es más económico y resistente el campo de caucho, de ahí la necesidad de investigar un sustituto viable.
El problema de los microplásticos y la guerra personal de la UE
Lo que ha alarmado a la Unión Europea es la presencia de microplásticos en el medio ambiente, en el organismo de los animales y en nuestro propio organismo. No es un material ni sostenible ni biodegradable, y la fabricación de plásticos, además de haber aumentado de forma exponencial en los últimos setenta y cinco años, no es ni de lejos proporcional con el reciclado de microplásticos.
Es un material que se encuentra en un amplio abanico de productos, desde detergentes a fertilizantes, juguetes, medicamentos, dispositivos y purpurina, entre otros. Y es que en 1950 se producían 2 millones de toneladas, una cifra ya escandalosamente elevada, pero los datos de 2022 sitúan el número en 390 millones. De esa cantidad de toneladas, solo se recicla el 9%.
Las opciones que barajan empresas encargadas de construir césped artificial son el corcho, la madera triturada u otros materiales reciclados de invernaderos, pero se enfrentan al problema de la calidad y de la sostenibilidad del producto. Por ejemplo, el corcho elevaría los costes de fabricación y requeriría de una cantidad insondable de material, lo que impide que se puedan construir tantos campos con relleno de corteza de alcornoque.
Por otra parte, si no se utiliza el caucho para el césped artificial… ¿a dónde irá a parar el material obtenido de los neumáticos reciclados, si el 50% se utiliza como relleno en instalaciones deportivas?