01 de diciembre de 2023
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FIN DE SEMANA

Los ataques de la barra de Fluminense a la de Boca y la represión policial contra argentinos en Copacabana auguran lo peor para la final de hoy

Peligra la Copa Libertadores en Río de Janeiro: Descontrol en la calle y permisividad policial

Marea xeneize en Copacabana.
Marea xeneize en Copacabana.
La preocupación inicial ponía en el punto de mira a la barra brava de Boca y su gran desplazamiento a Río de Janeiro. Sin embargo, los incidentes provocados por la barra de Fluminense a familias de hinchas en el mítico arenal de Copacabana demuestran la ineficacia de parte de las instituciones de la ciudad. La permisividad policial con la barra brasileira no ayuda a calmar la situación. "Es otro país, la policía es más dura y no van a tener empatía con Boca", declaraba la cónsul argentina en Río

Una vez más, el fútbol se utiliza como pretexto para generar violencia y lo que debería ser la 'fiesta del fútbol' sudamericano se encamina a ser una de esos capítulos que manchan la pelota. Río de Janeiro vivirá la final de la Copa Libertadores en su emblema futbolístico: Maracaná. 

La ciudad brasileña temía hace unas semanas una invasión argentina por el gran desplazamiento que preparada la hinchada de Boca Juniors. La cónsul argentina en Rio, Ana Sarrabayrouse, declaraba a Olé que “cerca de 100 mil argentinos arribarán a la ciudad en los próximos días”. Las autoridades temían la llegada de barras bravas que pusieran en jaque la seguridad de la ciudad. 

Sin embargo, la jornada del jueves y del viernes ya han reflejado el clima tenso que vive en la ciudad. Desde principios de semana llegaron hinchas del azul y oro a las playas de Copacabana vivieron los primeros incidentes. Un hombre y una mujer fueron agredidos por facciones de la barra de Fluminense, episodio que se saldó con tres detenidos. 

Sin embargo, la jornada del jueves a la tarde  y por la noche supusieron las escenas más preocupantes hasta la fecha. Sobre el famoso arenal se juntaron cientos de hinchas argentinos para celebrar, la mayoría familias con niños, situados cerca de la Fan Zone, cuando se vieron sorprendidos por un gran número de barras de Fluminense

Un episodio donde hinchas argentinos sufrieron robo de objetos personales, pasaportes y símbolos del club, además de diferentes agresiones. La policía llegó 10 minutos más tarde, según apuntan los corresponsales de medio desplazados hasta allí. 

La gran queja de los aficionados argentinos es la permisividad de la policía con la barra de Fluminense y el trato al hincha argentino. Después de lo ocurrido en la Fan Zone, la policía no dudó en dispersar a la marea azul y oro a base de balazos de goma y gases lacrimógenos. Unos episodios que se alargaron hasta altas horas de la noche.

Ante los hechos, la cónsul argentina en Río de Janeiro, Ana Sarrabayrouse pidió a la hinchada argentina que no provocase ni buscase bronca ya que "la policía es parcial, es brasilera y 1/3 es de Fluminense además. Es imposible pretender que tengan la misma empatía con un hincha de Boca que con uno de Fluminense. Tenemos que manejarnos con ese contexto: es otro país, las reglas son distintas, la policía es más dura y no van a tener empatía con Boca”.

Otro organismo, el máximo ente del fútbol sudamericano, la CONMEBOL tan solo escribió un tweet al respecto. Los hechos ocurridos a horas de la final podrían tener una nueva escalada de tensión con la llegada de los barra bravas de la 12, el sector más radical de Boca Juniors.

Los reportes argentinos informaban que varios convoy de autobuses que pretendían cruzar la frontera de madruga estuvieron retenidos por "falta de policía" para revisar que todo estuviese en orden. La respuesta de los dirigentes de la barra boquense ante los ataques sufridos por la barra brasileña, no se demoró

En las primeras horas de la mañana las comitivas de barras de Boca eran recibida por ultras de Flamengo y Vasco da Gama, dos equipos brasileños. Un hermanamiento que presagia lo peor escenario en la calles de Río de Janeiro. La preocupación pasa porque los incidentes entre barras genere mayor descontrol en la ciudad.

La posibilidad de suspender la final o jugarla a puerta cerrada ha sido desestimada por la propio CONMEBOL que pone el foco en la seguridad que depende la ciudad. Unos incidentes que retrotraen a la memoria lo ocurrido en 2018 en Buenos Aires.

2018, el año que cambió todo

River Plate y Boca Juniors son protagonistas de una de las rivalidades más acérrimas del mundo del fútbol. Las dos grandes instituciones del fútbol argentino se enfrentaron en un clásico que vivió su peor momento hace cinco años. 

La máxima competición internacional a nivel de clubes de todo el continente americano deparaba una de las finales más esperadas del balompié: Boca y River, para consagrarse campeón de la Libertadores ante su eterno rival. Por aquel entonces, la gran final no se jugaba en una única sede, sino que era a doble partido, es decir, un ida y vuelta.

En 2018, el primer encuentro se disputó en la Bombonera, feudo y templo de Boca. Pero el segundo encuentro, que debería jugarse en el Monumental, no llegó a disputarse. Hay que destacar que el hincha argentino o el fútbol argentino se vive con especial arraigo y sentimiento, lo que para nada justifica lo vivido aquella fecha en la capital bonaerense. 

 

La expedición de Boca sufrió un violento ataque cuando se acercaba al Monumental. El autobús que los transportaba fue diana de todo tipo de objetos de parte de la afición del River Plate, causando graves destrozos y obligando a la suspensión del partido

La final se acabaría disputando fuera de América del Sur, en el Santiago Bernabéu, al no poder garantizar la seguridad del evento. "Después de analizar varias opciones CONMEBOL decidió de manera excepcional que se celebre en el territorio de una asociación nacional que no es miembro de la CONMEBOL, en territorio de la Real Federación Española de Fútbol", rezaba el comunicado de la FIFA. 

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