Camerún vive otra avalancha mortal en la Copa de África de fútbol pese a tener estadios de nueva generación

Al menos ocho personas murieron este lunes y 50 resultaron heridas en una avalancha de aficionados a la entrada del estadio Olembe, en Yaundé, antes del inicio del partido de los octavos de final de la Copa África entre la selección anfitriona, Camerún, y Comoras.

Según el Gobierno camerunés los sucesos se produjeron en una de las entradas del recinto, un moderno coliseo inaugurado para albergar la competición y con capacidad para 60.000 espectadores. El ministro de Comunicación, René Emmanuel Sadi, precisó que, entre los heridos, 31 sufren lesiones leves y siete se encuentran en estado grave.

Extraña que se produzca un suceso de estas características estando vigentes las restricciones por la incidencia de la pandemia que solo permiten una ocupación del 60% en los estadios. Y aunque en los partidos de Camerún se permite cubrir hasta el 80% del aforo, la noche del lunes las gradas lucían prácticamente llenas.

La Confederación Africana de Fútbol emitió un comunicado en el que se asegura que están investigando las circunstancias de lo ocurrido. Según las primeras pesquisas todo ocurrió cuando la gente intentaba acceder al campo. Por otra parte, el Gobierno camerunés reconoce en un primer informe emitido, que la evacuación de las víctimas a los centros sanitarios se ralentizó por “el denso tráfico vial”.

Una tragedia recurrente

Es la segunda tragedia que ocurre en el país en pocos días, ya que el pasado sábado, 16 personas murieron cuando una discoteca en Yaoundé se incendió tras el lanzamiento de unos fuegos artificiales.

El suceso vuelve a poner en cuestión la capacidad organizativa del fútbol africano, donde la precariedad lo condiciona todo, incluso en estadios que aparentemente son de última generación. Las carencias en seguridad son habituales y las avalanchas como la de Yaoundé frecuentes.

Tragedia estadio Olembe (Camerún).

Otras 17 personas fallecieron hace cinco años en Uíge (Angola) cuando trataban de acceder a un estadio para presenciar el partido inaugural de la liga de la excolonia portuguesa. Asimismo, en 2017 también ocho personas perdieron la vida en un estadio de Dakar (Senegal) tras un movimiento incontrolado de aficionados.

En abril de 2001 fueron 44 los seguidores fallecidos cuando centenares de forofos sin entrada quisieron derribar las puertas del estadio Ellis Park en Johannesburgo (Sudáfrica) y apenas un mes después, un enfrentamiento de aficionados y policías con gas lacrimógeno por medio propició 126 muertos tras una estampida en otro estadio de Accra, la capital de Ghana.

Este fue el mayor desastre de la historia del fútbol africano. En aquel entonces, una comisión de investigación concluyó que deberían tomarse medidas para mejorar la seguridad en los accesos y las salidas de los recintos pero a día de hoy, veinte años después, aunque hay estadios más modernos sigue sin haber herramientas que eviten estos sucesos.

En lo deportivo, Camerún derrotó a Comoras, una de las revelaciones de la competición, por dos goles a uno en un partido surrealista al que la modesta selección insular se presentó con un jugador de campo como portero y un dorsal hecho con trozos de esparadrapo sobre la camiseta. Comoras tenía a dos de sus guardametas de baja por covid y el titular se lesionó en el partido anterior contra Ghana. Jugó bajo palos Chaker Alhadhur, un lateral izquierdo del Ajaccio, francés. Por si estos no eran suficientes problemas para la selección de Comoras, a los cinco minutos se produjo una rigurosa expulsión de su capitán que les dejó con diez hombres. Camerún se adelantó con dos tantos, pero su rival recortó distancias a diez minutos del final y pudo empatar antes de un final muy polémico en el que el árbitro cortó una última contra de Comoras.

Camerún volverá a jugar el próximo sábado. Disputará los cuartos de final contra Gambia en otro escenario recién construido, el Japoma Stadium de la localidad de Duala. Esperamos que esta vez sin incidentes.