El ala de la selección inglesa Tom Curry denunció que el jugador sudafricano Bogni Mbonambi le llamó "cabrón blanco" en las semifinales
La llegada del fenómeno racista 'anti blancos': Saltó durante el Mundial de Rugby entre Inglaterra y Sudáfrica

El pasado 21 de octubre los Springboks y los británicos se peleaban por un pase a la final en uno de los partidos más reñidos de esta copa del mundo. Tanto unos como otros sabían lo que era llegar al último partido de la competición, pero finalmente se la llevaron los Springboks. Gracias a este resultado consiguieron medirse con los All Blacks en una final que recordó a aquella de Johannesburgo en el año 1995, cuando ganaron su primer mundial. En esta ocasión también ganó la selección sudafricana.
Pero volviendo al partido anterior, al de Inglaterra-Springboks, aquel 21 de octubre, justo antes del descanso, el ala y estrella del equipo británico Tom Curry se acercó al árbitro para denunciar un comentario discriminatorio que recibió del talonador Bogni Mbonambi. Concretamente, que le había llamado “cabrón blanco”. “Señor, señor”, recogía el micrófono de Ben O’Keeffe, el colegiado del partido, “si su talonador me llama ‘cabrón blanco’, ¿qué puedo hacer?”. O’Keeffe le respondió: “Nada, por favor, yo me encargaré”.
El asunto pasó a manos de la SA Rugby, que investigó las acusaciones de Tom Curry y que, tras estudiar el asunto zanjó el caso con un comunicado que concluía que "Después de considerar todas las pruebas disponibles, incluyendo imágenes del partido, grabaciones de audio y declaraciones de ambos equipos, el organismo rector ha determinado que en este momento no hay pruebas suficientes para presentar cargos. Por lo tanto, el asunto se considera cerrado a menos que surjan nuevas pruebas."
Un comentario “racista” que no suele darse en el deporte
A pesar de que existen, desgraciadamente, situaciones de discriminación en el deporte, los comentarios racistas suelen proceder de una mayoría étnica a una minoría, y no al revés, como señalan los expertos. Y eso a pesar de que, en algunos deportes, la mayoría de los jugadores son de raza negra, aunque los altos cargos directivos y los propietarios de los equipos siguen siendo mayoritariamente blancos.

Selección de Sudáfrica.
Quizá el ejemplo más claro es el del baloncesto. Empezó, en la década de los 40, siendo un deporte de jugadores blancos. Con los años, las mayores estrellas del baloncesto internacional y el 80% de los jugadores son negros, pero los entrenadores, los directores generales y los comisionados siguen siendo blancos. Es más, de las 30 franquicias que forman parte de la famosa NBA, solo hay un propietario de raza negra: Michael Jordan.
En los últimos años, con el auge de la extrema derecha en algunas zonas de Europa y su presencia en algunos parlamentos, como Marine Le Pen en Francia, el concepto de “racismo anti-blanco” ha empezado a sonar con más fuerza, hasta el punto de fundamentarse en teorías de la conspiración. Como la teoría del “gran reemplazo”, que argumenta que las mayorías europeas serán reemplazadas por la minoría musulmana, afroamericana y latinoamericana por la inmigración descontrolada.
La influencia del “Black Lives Matter” y la escasa representación negra en el deporte
Por supuesto, el brutal asesinato por parte de policía estadounidense a aquel ciudadano negro que desató todo un movimiento social en contra de la violencia racial, llegó al deporte. Los jugadores de baloncesto de la NBA se negaron a jugar, y en la Fórmula 1, donde el único piloto negro en toda su historia ha sido el heptacampeón británico Lewis Hamilton, vistió la camiseta con el lema acompañado del resto de los pilotos, destacando Sebastian Vettel, que se colocó a su lado.
La realidad es que muchos deportistas de raza negra se enfrentan todos los días a comentarios racistas. Ahí reside la diferencia entre el racismo y la discriminación, como explicaba la experta Paula Guerra, presidenta de la asociación SOS Racismo Madrid, a El Diario: “El racismo es un proceso histórico de dominación y opresión que surge de procesos colonizadores y de esclavitud, y que nunca ha afectado a las personas blancas”.
Es el día a día de jugadores como Vinicius Jr., incluso de sus seguidores, como la situación a la que tuvo que enfrentarse en el derbi una niña pequeña y su madre por llevar la camiseta del jugador madridista. Incluso los ataques que ha recibido Hamilton, Camavinga y muchas otras estrellas deportivas.
Un Mundial lleno de conflictos
El pasado 28 de octubre los Springboks se alzaban con su cuarta victoria tras imponerse a los All Blacks con un 12-11. Sin embargo, al igual que la final de Johannesburgo de 1995, el partido de la esta histórica final no estuvo exento de polémica. Wayne Barnes, un colegiado con gran experiencia en la disciplina, que lleva arbitrando desde los 21 años, volvió a enfrentarse a un ambiente hostil que terminó hasta en amenazas de muerte en el estadio francés.
Así lo hizo público Polly Barnes, la mujer del árbitro británico y cofundadora de la Women’s Rugby Association, a través de sus redes sociales. Wayne, en el encuentro entre las selecciones sudafricana y neozelandesa, enseñó la tarjeta amarilla a Sam Cane, jugador de los All Blacks, después de un placaje vertical a Jesse Kriel. La amarilla evolucionó a roja cuando revisaron el vídeo de la acción.
“Hasta luego, Rugby World Cup. No te echaremos de menos, ni a las amenazas de muerte”, dijo Polly Barnes a través de Twitter, según ha recogido el periódico británico The Guardian. Y el mensaje iba con fundamento, porque no es la primera vez que Wayne Barnes y su familia se enfrentan a amenazas por un arbitraje. Ya lo sufrieron en 2007, cuando Barnes arbitró en un encuentro de los All Blacks contra la selección francesa, y en 2022, con un partido entre los Springboks y, de nuevo, el equipo galo.

Wayne Barnes.
No es la primera vez que Wayne Barnes se enfrenta a una actitud así por parte de los aficionados, incluso de las propias selecciones. En el año 2007, en los cuartos de final del Mundial de Rugby, los All Blacks se medían con la selección de Francia por el paso a semifinales. Y arbitraba el británico. En el minuto 46 Barnes sacó la tarjeta amarilla a McAlister, jugador de Nueva Zelanda, y concedió un ensayo a Yannick Jauzion, el ensayo que les dio la victoria y dejó a los All Blacks fuera del mundial. Y el equipo neozelandés le criticó, además de por la sanción a McAlister, por no señalar un pase hacia delante en el segundo ensayo galo. No volvió a arbitrar para los All Blacks hasta el año 2015 después de recibir amenazas de muerte a través de las redes sociales.
Recientemente, en el año 2022, Wayne Barnes fue el encargado de arbitrar, de nuevo, otro partido de la selección francesa. Esta vez, frente a los Springboks. Y el resultado fue el mismo que en el año 2007: victoria para los franceses con un nuevo arbitraje criticado y más amenazas de muerte a través de las redes sociales, tanto para el colegiado como para su familia. Ahora, con el resultado tan ajustado entre las dos selecciones favoritas del rugby, Barnes ha vuelto a enfrentarse a la reprochable actitud de algunos aficionados anónimos a través de las redes sociales, y al ambiente violento que su mujer asegura que había en el estadio francés donde se disputó la final.