16 de abril de 2024
|
Buscar
FIN DE SEMANA

El pívot de los Sixers, de 29 años, se aficionó al baloncesto con solo 15 tras ver las Finales de la NBA de 2008 entre Lakers y Magic

Joel Embiid, el camerunés que soñaba con ser Kobe Bryant: El segundo africano en ser MVP en la NBA

Joel Embiid al final de un partido
Joel Embiid al final de un partido
El pívot camerunés de 29 años empezó a jugar a baloncesto tras ver las Finales de la NBA de 2008 entre Lakers y Magic y no lanzó a canasta hasta que cumplió los 15 años. Embiid llegó a Estados Unidos sin hablar inglés y apenas unos meses después de haber empezado a entrenarse de forma organizada en su país natal. El jugador mejoró su dinámica de tiro a través de búsquedas en Youtube desde su habitación en el Instituto.

Joel Embiid por fin ha conseguido el ansiado MVP de la NBA. Después de quedarse a las puertas los dos últimos años en los que lo ganó Nikola Jokic, este año ha conseguido imponerse al serbio en la lucha individual por el trofeo Michael Jordan, liderando el apartado anotador con 33,1 puntos por partido y ocupando el octavo lugar de la tabla de reboteadores con 10,2.

“No sé ni por dónde empezar. Llevo mucho tiempo esperándolo, y he trabajado muy duro. He pasado por muchas cosas, no solo en términos de baloncesto… así que me siento genial. No sé qué más decir, es increíble”, decía anoche emocionado. A sus 29 años se ha convertido en el segundo africano, por detrás de Hakeem Olajuwon, y el primer camerunés en conseguir el máximo galardón individual de la NBA. 

Joel Hans Embiid, nacido en Yaundé, Camerún, soñaba con ser el mejor jugador de la liga de baloncesto más importante del mundo desde que un día vio por primera vez un partido de la NBA desde el lejano continente africano. Entonces tenía 15 años y en la televisión se retransmitía un partido de las Finales de la NBA entre Los Ángeles Lakers de Kobe Bryant y los Orlando Magic de Dwight Howard. Desde ese instante quedó asombrado por la magia que desprendían esos jugadores y ese juego. Rápidamente buscó una canasta cerca de casa y empezó a escaparse de sus labores escolares para practicar a escondidas de sus padres. Después de cada tiro, su mente se transportaba a miles de kilómetros de distancia y se imaginaba pisando el parqué de Los Ángeles. “¡Kobe!”, gritaba, mientras extendía su brazo derecho y lo congelaba en el aire, tal y como había visto al ‘24’ en pantalla.

EMBIID_JOVEN

Joel Embiid con 15 años posando con la camiseta de Kobe Bryant. Twitter

La de Embiid no es una historia de superación al uso, pero sí de constancia, esfuerzo y motivación por ser el mejor. No viene de una familia pobre, pero sí de un hogar donde mandaba la disciplina militar con los estudios. Thomas, su padre, coronel del ejército, y Christine, su madre, tenían muy claro que nada era más importante que sacar buenas notas en los exámenes. El joven era un prodigio físico, y el deporte corría por sus venas. Excelente jugador de voleibol, aficionado al fútbol e hijo de un exjugador profesional de balonmano, su pasión tardía por el baloncesto no sentó bien en casa. No querían más distracciones, y le prohibieron salir a jugar hasta que no se supiera de memoria los apuntes del cole. También cortaron en cuanto pudieron su mala costumbre de quedarse despierto para ver partidos de la NBA en directo.

El carácter rebelde de Embiid, perfectamente visible hoy en su actitud dentro y fuera de las canchas, empezó a hacer mella en la postura férrea de su familia. Y así, su padre, Thomas, le preguntó a su hermano Didier, que había jugado de forma semiprofesional al baloncesto, qué opciones tenían ante el empeño del chaval. Su idea de llamar a un viejo conocido, Joe Touomou, uno de los pocos cazatalentos del país con buenas conexiones en Estados Unidos, supuso el acelerón definitivo a la potencial carrera de Joel como jugador de baloncesto de élite.

En un par de llamadas y una reunión en el salón de la familia, con Embiid agazapado escuchando desde el piso de arriba, los padres quedaron convencidos de que su hijo podía seguir los pasos de Ruben Boumtje-Boumtje, primer camerunés en la NBA, y Luc Mbah a Moute, que ya había seguido ocho años antes el mismo proceso que se presentaba entonces ante los Embiid.

MOMENTO_EBIID

Sus compañeros le felicitan por haber ganado el MVP de la NBA. Twitter

El adolescente que antes se imaginaba siendo Kobe en las pistas callejeras, pasó en cuestión de pocos meses a entrenar con un equipo local bajo las órdenes de un tal Guy Moudio que le dio, como pieza fundamental para su proceso de aprendizaje, una cinta con las mejores jugadas del nigeriano Hakeem Olajuwon. “No podía coger un balón, regatear ni nada, pero le podías enseñar algo completamente nuevo para él y en tres intentos lo tenía ya controlado”, recuerda François Nyam, jugador profesional en Francia y primo de Mbah Moute.

Con una habilidad innata para absorber las enseñanzas y un físico prodigioso, por encima de los dos metros, los ojeadores no necesitaron mucho más para quedar prendados. Cuando Embiid apenas llevaba tres meses jugando baloncesto organizado, con 16 años, Nyam y Mbah Moute le consiguieron un puesto en la Monteverde Academy de Florida.

No sabía ni una palabra de inglés, no conocía a ninguna persona en Estados Unidos y tampoco entendía la cultura más allá de los básicos del hip-hop”, escribía el propio Embiid sobre su desembarco en América. Pero no todo fue un camino de rosas, porque el primer día el entrenador de Monteverde lo mandó al dormitorio cuando vio lo “malo” que era. El joven camerunés se puso a llorar y quería volver a casa. Con el tiempo, convirtió la frustración en rabia competitiva y se espabiló como pudo para mejorar y dejar de ser el hazmerreír del grupo. Si bien mejoró en muchas cosas, el tiro fue una de sus mayores pesadillas y desde luego lo que más le costó.

EMBIID_3

Joel Embiid durante un partido de la temporada. Twitter

Entonces pensó en Youtube. “Cómo lanzar triples, cómo lanzar bien”… “Gente blanca lanzando triples”, escribió en el buscador. Esa última búsqueda supuso un antes y un después para mejorar su acierto de manera notable. Embiid se estuvo fijando en cómo anónimos en las redes lanzaban a canasta y fue recopilando la información que necesitaba para crear su estilo.

Un par de años después, la universidad de Kansas fue su catapulta hacia el profesionalismo tras un solo año en sus filas. Poco después de presentarse al Draft de 2014, en un entrenamiento prospectivo con los Cleveland Cavaliers, se lesionó de gravedad en el pie, una dolencia que a la postre le llevó a perderse sus dos primeros años de contrato con los Philadelphia 76ers, que apostaron por él con el número tres del Draft. Una apuesta que ha resultado ganadora porque ahora tienen al mejor jugador de la liga.

COMPARTIR: