El murciano de 19 años firmó con su segunda posición este domingo su salto a MotoGP como ya hicieron antes pilotos como Marc Márquez y Valentino Rossi
El 'tiburón de Mazarrón', bicampeón mundial de Moto2 más joven de la historia: Así es Pedro Acosta

El piloto murciano Pedro Acosta Sánchez ya es una de las leyendas vivas del deporte en nuestro país. Con solo 19 años, el conocido como el 'Tiburón de Mazarrón' se ha convertido en bicampeón del mundo y ha conseguido firmar su salto a MotoGP. El motociclista se coronó campeón de Moto2 este domingo con segunda posición en el GP de Malasia, sumando ya la decimocuarta vez que sube al podio este año.
La hazaña de Acosta recuerda a las heroicas escaladas a lo más alto del motociclismo de hoy grandes campeones como Marc Márquez y Valentino Rossi. El joven murciano ya atesora 16 victorias y 27 podios en 54 carreras y su nombre ya resonaba entre los cimientos de esta disciplina deportiva desde que Acosta tenía 16 años.
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— DAZN España (@DAZN_ES) November 12, 2023
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𝐏𝐞𝐝𝐫𝐨 𝐀𝐜𝐨𝐬𝐭𝐚 𝐞𝐬 𝑪𝑨𝑴𝑷𝑬𝑶́𝑵 𝑫𝑬𝑳 𝑴𝑼𝑵𝑫𝑶 𝑫𝑬 𝑴𝒐𝒕𝒐2 🏆#ELT1BURON pic.twitter.com/gZ64hpsdxX
Con 17 años, en su primer año compitiendo en la categoría, Pedro Acosta remontó desde la decimocuarta plaza de parrilla, aguantó la presión de Dennis Foggia, le pasó la presión al italiano y terminó ganando la carrera, la sexta de un curso para la historia, convirtiéndose así en campeón del mundo de Moto3.
Acosta es un tipo duro, consistente, que no se arruga ni dentro ni fuera de la pista. Lo hemos visto pelear codo con codo con sus rivales, con esa rudeza con la que se emplean hoy en día los adolescentes que compiten en Moto3, siempre al límite y demasiadas veces por encima de él.
Sin embargo, él siempre se ha mantenido frío, aparentemente tranquilo, también desenfadado, con humor, irreverente, con la actitud que puedes esperar de un adolescente. Pero tras conseguir el título, inevitablemente, se rompió por la emoción, lloró y mostró su interior, el de un chaval que se lanzó al mundo convencido de sus capacidades pero también con dudas.
Duro camino
Puede que la suya parezca una historia de cuento, pero detrás ella hay mucho sufrimiento. El sacrificio de una familia modesta de pescadores que apoyaron el sueño de su hijo. Le debe mucho al 'Pesquero Peretujo', con el que toda la familia se ha ganado la vida durante décadas, pues de ahí, de sus redes después de faenar, salieron las ayudas económicas, hipoteca incluida, para subirlo a la moto y dar vueltas y vueltas hasta acabar en lo más alto del podio.

Pedro Acosta celebrando la victoria con una caña en honor a su familia de pescadores.
Su madre, Mercedes, tuvo que dejar de trabajar para llevarlo a las carreras; diez, doce horas en los entrenamientos, las que hicieran falta. Su padre siguió faenando sin descanso, como lo hizo también su abuelo, enrolado en el barco con apenas catorce años.
Su éxito también se lo debe al esfuerzo de su preparador, Paco Mármol, por convencer a un muchacho de su enorme capacidad, y darle la confianza que se merecía. Porque de niño, Pedro no quería ser piloto. Su padre era un aficionado que hacía tandas en el circuito de Cartagena y dejaba al niño en la escuela de pilotos del circuito para que se fuera aficionando. Pero a Pedro no le gustaban las motos. Sin embargo, Paco Mármol lo consiguió, y no solo eso, logró que aflorara su talento. Y ahí sigue, siendo como un padre adoptivo, como un hermano mayor, la mano amiga que siempre está ahí, para escuchar, para reír, pero también para cantarle las verdades cuando es necesario.
Hasta llegar al Mundial la vida de un piloto, en especial cuando es un niño, está llena de sacrificios y renuncias. No es una vida normal ni fácil. Es la parte de las carreras que no se ve, la menos llamativa: los días faltados al colegio, que tan importantes son; el tiempo alejado de la familia, de los padres; el vagar de una ciudad a otra, de un país a otro, casi sin descanso; y una rutina de entrenamiento implacable, que no permite un respiro. Con 13 o 14 años, esa no es vida para un muchacho.
Si los resultados deportivos acompañan, se acepta y a Pedro no le fue mal. Fue campeón de España Pre-Moto3 en 2017, con 13 años. Y luego llegaron el FIM CEV, que es el Mundial Junior de Moto3, y la Red Bull Rookies Cup, el campeonato promocional que se disputa en el marco de los Grandes Premios. En 2020, Pedro se consagró: campeón de la Rookies, y tercero en el FIM CEV. El murciano ahí ya mostraba su gran virtud: las frenadas. Recupera en las aproximaciones a las curvas lo que pierde por no ser explosivo a una vuelta. Es agresivo y le encanta. Su desparpajo en pista es sólo el reflejo de su carácter fuera de ella: extrovertido, campechano, abierto y muy ambicioso.
En marzo de 2020 se rompió una pierna, justo cuando comenzó el confinamiento, pero eso le permitió sobrellevar mejor la rehabilitación. Ganó el título con soltura y a final de año estaba todo claro: iba a debutar en el Mundial 2021 con el equipo MT Fundation 77, con el que estaba compitiendo en el FIM CEV. Incluso se planteaba sus objetivos: aprender y coger el ritmo del campeonato, y en la segunda mitad intentar colocarse entre los cinco primeros, o hacer un podio. Esto lo decía hace un año.
Pero, inesperadamente, se quedó sin equipo. Siendo campeón de la Rookies tuvo la suerte de que el Team Ajo, la escudería oficial de KTM, patrocinada también por la firma Red Bull, le hizo un hueco. Son varios los campeones de la Rookies a los que Ajo les ha dado una oportunidad en el Mundial, pero ninguno ha respondido como Acosta. El resto es historia.

El símbolo del tiburón que representa a Acosta.
'El tiburón de Mazarrón' se ha situado en la senda de los grandes. Aunque en 2021 el joven afrontó ciertos problemas ya que sufría dolores de espalda y molestias musculares porque su cuerpo ya no cabía en la Moto3, y cada sesión de entrenamiento y cada carrera se convertían en una tortura para él. Entonces contaba los días para rodar con la Moto2, una moto más adaptada a sus hechuras y que como se ha visto este domingo ya domina a la perfección.