Luces y sombras del qatarí Al-Khelaïfi: De tenista sin éxito a presidente del PSG
Su casa parisina ha sido registrada por la policía francesa después de ser denunciado por el secuestro de un empresario
Nasser Al-Khelaïfi, presidente del PSG y mano derecha del Emir de Qatar, vuelve a estar en el ojo del huracán después de que la policía francesa haya registrado su casa en París. Al-Khelaïfi fue denunciado por un empresario franco argelino por presunto secuestro con tortura y extorsión de banda organizada. Dicho empresario habría testificado tener documentación personal sobre el presidente del PSG y acerca del proceso de adjudicación del Mundial 20202 organizado por Qatar.
Nasser bin Ghanim Al-Khelaïfi, más conocido como Al-Khelaïfi, pasó de ser un tenista sin éxito ni repercusión a uno de los hombres más poderosos de Qatar y del mundo. Todo ello tiene una explicación, pero hay que remontarse a 1988 para entender el cambio de vida de Al-Khelaïfi.
De tenista a presidente del PSG
El año 1988 fue el punto de inflexión del joven qatarí. A sus 14 años estaba inmerso en su preparación para convertirse en tenista profesional. En las sesiones de entrenamiento comenzó a coincidir y practicar con otro niño, mucho más joven que él. El sparring de Nasser era Tamin bin Hamad Al-Thani, hijo del emir Hamad bin Jalifa Al-Thani. El inicio de una relación que llevaría a Nasser al poder.
Al-Khelaïfi estaría algo más de una década dedicándose al tenis. Su mayor logro fue ocupar el puesto 995 del ranking mundial. Además, tiene en su haber dos victorias en los dos únicos partidos de ATP que disputó en el año 2005. Después de abandonar el tenis y gracias a su gran relación con Al-Thani, Nasser pasa a formar parte de Qatar Investment Authority (QIA). La empresa fundada por la familia real para gestionar los superávits generados del mundo del petróleo y el gas.
Nasser Al-Khelaïfi acababa de entrar en la rueda del poder. Tan solo tres años más tarde, en 2008, fue nombrado presidente de la Federación Qatarí de Tenis, además de vicepresidente de la Federación Asiática. Sus dos primeros cargos dentro del deporte con gran relevancia, puestos que mantiene a día de hoy. Es decir, Qatar empezaba a adentrarse en el mundo del deporte a través de hombre de confianza para la casa real.
El siguiente paso de Qatar fue la creación de Qatar Sports Investments (QSI), la filial de la matriz QIA, encargada única y exclusivamente en la gestión de los negocios deportivos. Esto ocurre en 2011, mismo año en que Qatar compra, a través de QSI, el Paris Saint-Germain. Un conjunto galo que no llega a los 50 años de vida por aquel entonces. El objetivo era utilizar al PSG como buque insignia del proyecto qatarí y la misión era sencilla, convertir al equipo en uno de los grandes clubs del viejo continente.
El 7 de octubre de 2011, Nasser Al-Khelaïfi asume su puesto de presidente y CEO del Paris Saint-Germain. Una fecha que cambiaría la manera de entender el fútbol moderno. Un club sustentado a base de inyecciones económicas de Qatar jugó a ser una especie de dios del fútbol. Fichajes millonarios, primas y sueldos astronómicos y un récord: el fichaje más caro de la historia del balompié. En 2017 pagó 222 millones de euros para llevarse a Neymar de la Ciudad Condal a París. Tras más de una década al frente del PSG y un gasto superior a los 1.500 millones de euros en fichajes, el cuadro capitalino todavía no ha podido alzarse con su bien más preciado: la Champions League, el eterno objetivo.
Una situación que ha puesto en vilo, en más de una ocasión, al cuadro parisino en relación con aspectos del cumplimiento del Fair Play financiero. Sin embargo, nunca ha sido imputado por este tipo de sospechas o presuntas irregularidades. Al –Kelaïfi se ha labrado un nombre dentro de los negocios y en 2013 logró expandir sus tentáculos a otros ámbitos. Es el actual presidente de beIN Sports (un medio de comunicación perteneciente a Al-Jazeera, cadena controlada por la familia real qatarí). También tuvo influencias en la cinematográfica deportiva Miramax. Unos cargos aprobados y supervisado por su amigo de la infancia, el emir de Qatar, Tamin bin Hamad Al-Thani.
Más recientemente, en 2019, fue nombrado miembro del Comité Ejecutivo de la UEFA, convirtiéndose en el primer no europeo en hacerse con un cargo de dicho rango. Un par de años más tarde sería nombrado presidente de la Asociación Europea de Clubs (ECA). Una serie de cargos al que solo falta sumar el de miembro del comité organizador del Mundial 2022. Un evento manchado y marcado por cientos de denuncias que clamaban por el cumplimiento de los derechos humanos. La cabecera inglesa, The Guardian, lleva años investigando las condiciones de los trabajadores que realizaban obras en las infraestructuras que acogieron el mundial. El mismo medio tasa en 6500 muertes de trabajadores inmigrantes. Por su parte, el comité organizador de la cita mundialista tan solo reconoce 37 muertes por las duras condiciones de trabajo.
Tayeb Benabderrahmane, 'el hombre que sabía demasiado'
Tayeb B. ha vuelto a la palestra. Benadberrahmane es un empresario francoargelino al que el medio galo, Libération, le ha bautizado como “el hombre que sabía demasiado”. Benadberrahmane, según la cabecera mencionada anteriormente, tendría bajo su poder información sobre una presunta trama de corrupción en la adjudicación del Mundial de Qatar. En su poder habría un USB y varios documentos a cerca de la vida privada de Al-Khelaïfi.
Para entender la relación entre el dueño del PSG y este empresario, hay que retroceder a los años anteriores a la pandemia. La policía gala sitúa a Benadberrahmane en la órbita del PSG, es decir, trabajó para el club. Sin embargo, antes del estallido de la pandemia emigró a Doha, con un sueldo del Comité Qatarí de Derechos Humanos. Las fuentes judiciales informaron al medio que ha publicado el caso, que en enero de 2020 Benadberrahmane fue privado de su libertad en estancias de las fuerzas de seguridad secretas de Qatar. Además, añaden que estuvo diez meses retenido.
El propio Benadberrahmane contó que solo le liberaron tras firmar una especie de contrato de fidelidad, es decir, todo lo ocurrido debería quedar en secreto y, por supuesto, no revelar ninguna de la información que tenía en su poder. Un pacto firmado por el abogado Olivier Pardo, consejero de Benadberrahmane, el colegiado de Al-Khelaïfi, Francis Szpiner, y Rachida Dati, alcaldesa de uno de los distritos, que actuó como intermediara entre las partes. La propia Rachida fue ministra de Justicia en el gobierno francés en la etapa donde Qatar desembarca en el PSG.
La denuncia de Benadberrahmane obligó al juez de instrucción a abrir una causa por posible secuestro con tortura y extorsión de banda organizada. Hace una semana que el juez ordenó los registros de los despachos de las tres personas involucradas en el pacto. A mediados de esta semana, las fuerzas de seguridad francesas registraron la casa de Al-Khelaïfi en París. Una causa que se suma a los escándalos del Mundial 2022 y a sus procesos abiertos por presuntos sobornos a funcionarios de la FIFA. Al-Khelaïfi vuelve a estar en el punto de mira.
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