28 de marzo de 2024
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FIN DE SEMANA
Patio de columnas

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Juan Pérez de Mungía

Crónica de un genocidio anunciado

Gente con mascarillas.
Gente con mascarillas.

El 31 de enero se confirmó que un turista italiano en Tenerife había dado positivo en coronavirus, ese mismo día Fernando Simón, convertido en escudo antipandemia del gobierno dijo que como mucho se llegarían a los 10 casos en España. El 9 de febrero con dos personas diagnosticadas Pedro Sánchez y su equipo de ministros acuden a Quintos de Mora para planificar su estrategia electoral. Cuatro días más tarde son 3 los contagiados oficiales, sin embargo se cancela el Mobile World Congress y el Partido Socialista publica en twitter: "...la cancelación no corresponde a razones de salud pública...". Siguiendo la hoja de ruta electoral el 24 de febrero, con 4 casos detectados el PSOE anuncia su candidato a las elecciones gallegas. Al día siguiente Sánchez, en clave electoral, declara "España necesita un gobierno de acción, resolutivo y ejecutivo".

Ya con 14 casos, 4 más que el primer pronóstico, el Ministerio de Sanidad anuncia: ”Aquellos que vengan de zona de riesgo pueden hacer su vida normal". Urkullu aprueba el nuevo techo de gasto el 27 de febrero y 28 casos; un día más tarde Sánchez indica: "Somos un gobierno resolutivo, de acción y comprometidos con el diálogo territorial", hay 45 contagiados.

El 1 de marzo con 84 casos, Sánchez presenta a su candidato en el País Vasco. Al día siguiente la reunión federal del PSOE se centra en la nueva Ley Educativa, vamos por 125 casos.

El primer muerto y 169 casos se contabilizan el 3 de marzo, al tiempo que el Gobierno presenta su proyecto de Ley Educativa y de Libertad Sexual.

Al siguiente día, el segundo muerto y 228 casos, pero Sánchez se hace la foto con el personal del Centro de Emergencias, sin tomar medida alguna, eso sí, manda condolencias a los familiares.

El goteo continúa, el 5 de marzo se anuncia el tercer muerto y 282 casos, sin embargo, Sánchez anima por twitter a acudir a los actos del 8M.

La curva incremental del coronavirus el día 6 de marzo se dispara a 365 casos y 8 muertos, Sánchez declara "Sin feminismo no hay futuro”. Pero parecen no darse cuenta que con coronavirus tampoco. No hay día sin proclamas, el 7 de marzo con 430 casos y 10 muertos el PSOE invita "Hay que salir a llenar las calles" y el día del contagio masivo contabiliza 17 muertos y 674 casos. La calle se contamina esa misma tarde.

El 9 de marzo se reúne Sánchez en el Ministerio de Sanidad sin tomar decisión alguna. Se presenta en la reunión de la Asociación de Trabajadores Autónomos donde dice que tiene un plan para reunirse con más frecuencia para coordinar. El plan de choque que lleva dos semanas planificando, mientras se gesta el rito funerario de los españoles, se anunciará más adelante. La celebración es con sudario inminente. Ese mismo día ya son sólo en Madrid 375 nuevos contagios, 8 muertos con 53 pacientes en UCI y un total de 479 infectados a nivel nacional. El día 12 de marzo la explosión exponencial de casos nos iba situando a la cabeza del ranking mundial.

Ya saben los españoles que durante 43 días y hasta hace 4 días todo era control y bienestar. Fernando Simón a las órdenes de Sanchez ejerce de profeta y bendice y exorciza el futuro como buen burócrata de la salud ajena. Illa pone la filosofía, y Carmen Calvo la gestión. Sanchez va de presidente. Hace 47 días y 47 noches los casos de Covid-19 estaban ”contenidos” y sólo afectaban a raras especies que se dan entre nosotros como turistas, personas mayores y con otras patologías. El gobierno no aplicó medidas más contundentes, dicen, para no alarmar a la población.

En vez de información veraz ofrecieron recomendaciones autoafirmativas y sermones en contra de la histeria colectiva. Predicaron que la prudencia normal y el sentido común eran, en realidad, pánico irracional y que las advertencias no eran más que profecías amenazantes. Por ello, la gran política de Estado de este gobierno, la que mejor preparaba a sus ciudadanos para mantener el Estado de bienestar, era no mencionar al maligno y matar a cualquier mensajero que osara romper la felicidad y la paz del 8M. Debemos creer entonces que la información es perjudicial para el ciudadano, que como tonto inútil debe ser protegido de su irracionalidad y su irrefrenable anhelo de sobrevivir. La tesis de que se tiene que evitar el pánico con psicología inversa o calma paternalista es una gran farsa además de una gran irresponsabilidad. Lo que genera pánico en los ciudadanos es observar la carencia de ella en las autoridades soberbias, ignorantes y negligentes que promocionan el caos y la inacción y que son responsables criminales de nuestras muertes.

El gobierno y sus autoridades podrían ser justificadas en sus errores, a lo sumo, si fuéramos el primer país en sufrir la epidemia del coronavirus, pero no es el caso. Ni siquiera somos el segundo. China ha sufrido previamente y los datos del comportamiento de la infección y sus necesidades logísticas estaban disponibles hace ya muchas semanas incluso meses. Y mucho más cerca está Italia que lleva alrededor de una semana de adelanto en la epidemia y está siendo esperpéntica. Se quedarán atrás, nos ponemos en cabeza de la tragedia. La pregunta es ¿acaso pensaba el gobierno que los chinos y los italianos o iraníes son de una especie distinta a la española? ¿tan diferente como la barcelonesa, murciana o alavesa? ¿Por qué no se ha utilizado esta información para ponerse por delante de los acontecimientos? Ni siquiera han seguido los pasos de otros países, han actuado incluso más tardía y parcialmente, (Pueyo2).

Ahora tenemos una situación descontrolada, con una alarmante explosión de casos: un total de 11.178 infectados, 563 ingresados en la UCI, 491 fallecidos a día 17 de Marzo a las 13:00 horas. No sería descabellado pronosticar que en diez días esta cifra se multiplicara y alcanzaramos los 60.000 infectados confirmados. No es ninguna sorpresa ni predicción alarmista o pesimista; las predicciones se han calculado de acuerdo con los datos de la epidemia en China y por el momento, se están cumpliendo de forma bastante precisa. Es decir, de momento está siendo terriblemente predecible para quien quiera ver los datos y actuar en consecuencia. Por ello, lo alarmante es entonces la inacción, la negligencia y en los últimos días, hemos sabido que también el dolo de este gobierno, la conducta lesiva de quien solo ocupa el poder por el poder mismo, el encanallamiento social.

El coronavirus, según la OMS, es más contagioso que una gripe: R0=1,28 nuevos contagios por infectado, frente a 2,69 para el Covid-19. Se propaga de forma exponencial, cada persona infecta de media entre 2 y 3 y cada una de estas, a su vez, a otras tantas. Tenemos entonces que la progresión de casos auementa cada día multiplicándose por un factor constante. Para 3 nuevos contagios por cada infectado la progresión sería: 1, 3, 9, 27, 81, 243, 729,… (Sanderson4) Personas paucisintomáticas (con leves síntomas o asintomáticas) pueden transmitir la enfermedad durante el periodo de incubación, lo que aumenta la probabilidad de diseminación a todos sus contactos.

Además, el coronavirus es más mortal que una gripe, 3% de los infectados mueren frente a un 0,1%, un orden de magnitud 30 veces superior, en China, porque en Italia es incluso mayor. Hemos pasado de entristecernos por un fenómeno biológico a amargarnos por un ensañamiento abyecto que era predecible y evitable, con un responsable irresponsable: Sánchez 

El parámetro R0 que explica la capacidad de contagio también explica lo demandante que puede ser una epidemia para el sistema sanitario. Cuanto más alto es este parámetro, mayor probabilidad de tener un volumen alto de infectados en un determinado momento. Esto genera que los recursos disponibles: número de camas, personal médico, material sanitario, recursos humanos y logísticos, no puedan cubrir esas demandas. Si esa misma cantidad de infectados se presentara de forma escalonada serían un reto asumible, pero al generarse un gran volumen de infectados simultáneamente se impide la renovación y la reutilización de recursos.

La epidemia de gripe A en el 2009 ya produjo dificultades en el manejo sanitario y logístico y sólo tenía un R0 de 1,2-1,6 según la OMS, algo ligeramente superior a la gripe común. De tal manera, que en base a este simple número conocido de antemano por las autoridades del gobierno español y por el público en general, se podrían haber anticipado a la gravedad que de forma previsible iba a adquirir la situación. Cuanto más alto este parámetro más agresivas tienen que ser las medidas de contención y más precoces. La idea detrás de estas políticas debe ser evitar la diseminación de la infección pero sobre todo, prevenir que el número de infectados supere la capacidad del sistema. ¿De qué vale tener un sistema sanitario actualizado, con la tecnología adecuada y con profesionales preparados, si está saturado?

De nuevo analizando la valiosa información disponible del sufrimiento chino y con los recientes datos de Italia, se calcula que alrededor del 20% de los infectados requiere hospitalización y además, un 5%-10% requieren intubación con ventilación mecánica invasiva (respiración asistida) en UCI. (Pueyo1)

Estadísticamente el tiempo que pasa desde la infección hasta la confirmación del caso es de 17,3 días en promedio, lo que determina que las cifras oficiales siempre subestimen el número de infectados en un tiempo determinado, pues durante la mayor parte de esos días, la persona infectada va diseminando inconscientemente la enfermedad. Según análisis de datos realizado por Tomás Pueyo2, el número real de infectados en España con datos oficiales a día 16 de Marzo se estima que oscila entre los 232.917 y los 784.400 personas. Para que se hagan una idea de la envergadura, tomando de referencia Madrid con 20.473 camas (Consejería de Sanidad5), en los siguientes días, cuando estos nuevos infectados se hagan sintomáticos, el número de personas requiriendo respiración asistida será de 23.000 a 78.000. Es decir, no sólo se cubrirían todas las camas de UCI, sino todas las camas de todos los hospitales de la comunidad de Madrid sólo con los pacientes en estado crítico y todavía faltarían.

Estamos al comienzo de la epidemia y los hospitales ya se encuentran sobrepasados. Los médicos y demás personal son carne de cañón sin protección. Muchos se infectarán y aunque muchos sufran síntomas leves se convertirán en supercontagiadores, vectores de transmisión, llevando la muerte a otros a los que pretendían salvar. Se les niegan las pruebas de diagnóstico obligándoles a trabajar enfermos, y condenándolos a ser verdugos de otros tantos conciudadanos y colegas de profesión. Este gobierno no ha elaborado ningún plan de suministro, ni de protección específica ni de chequeo prioritario del personal sanitario como sí están haciendo otros países. La plantilla se reducirá a fuerza de agotamiento, enfermedad y extenuación y acabará por dar la puntilla a esta ingente carnicería. Se atisba el horizonte, crecimiento del empleo de los sobrevivientes después de millares de muertos. Según los datos del INE existen un total de 568.350 profesionales en el Sistema de Salud público y privado6 que bastarían si el gobierno se hubiera anticipado y preparado.

Al no poder proporcionar el tratamiento adecuado a todos los afectados que lo requieren, personas con posibilidad de salvarse serán conducidas irrevocablemente a la muerte, y no porque médicamente no exista solución, sino porque la gestión es y ha sido nefasta y no trata de oponerse a una causa con rigor, ciencia y determinación. Además de todo ello, la falta de predicción, gestión y consideración de la magnitud del problema no sólo afecta a los infectados, sino a todos esos pacientes que sufren de otras patologías y cuya mortalidad también aumentará al no poder acceder con normalidad a la sanidad tan prodigada en la propaganda como universal.

Lombardía, una de las regiones más ricas de Italia, tiene una media de 355 camas por cada 100.000 habitantes (48 camas menos que Madrid5) y los médicos ya están en la tesitura de tener que decidir a quién dedican sus esfuerzos, teniendo que decidir a quién salvar y a quién no. Esto mismo nos espera en España, y las autoridades que podían prever esta situación y no actuaron en consecuencia, han conducido a esta selección dantesca.

La mortalidad será superior a la prevista si el sistema sanitario no es capaz de absorber semejante cantidad de enfermos y es previsible que así sea, como ya se está viendo. Y esto se podía concluir mucho antes que teniendo mas de 4.000 infectados sobre la mesa en el momento del decreto de alarma. Esta capacidad de análisis, metódica y racional es la que se le pide a un gobierno, que ha de ser responsable y profesional porque habiendo permitido que se colapse el sistema sanitario, la mortalidad se multiplica hasta por 10 respecto a países que lo evitan como Corea del Sur con una mortalidad del ~0.5%.

Ha quedado demostrado que este gobierno va por detrás de los acontecimientos como era previsible. No analizaron los datos disponibles por ignorancia, dejación, soberbia e irresponsabilidad; cuando tuvieron la información relevante no la hicieron pública, negando la capacidad de reacción de la población; y cuando pudieron actuar preventivamente no sólo no lo hicieron sino que incentivaron el contagio masivo a golpe de twitter.

El 8 de Marzo acudieron a las manifestaciones feministas, 120.000 personas, según la delegación de gobierno y 50.000 según la policía municipal, en cualquier caso el día 9 de Marzo las cifras oficiales hablaban de 400 nuevos casos y 11 nuevos fallecidos en un día, pero no será hasta 5 días después cuando se anuncia el Estado de Alarma y se decreta un día después, algo inaudito. El goteo de decisiones deja para dos días más tarde el cierre de fronteras. Y cada día importa. Se calcula que por cada día que se retrasan medidas de distanciamiento social, aumenta un 40% la cantidad total de infectados final. (Pueyo1)

Pero ni siquiera cabe esperar que aprendan del error cometido y se pongan manos a la obra desde ahora, seguirán jugando con los ciudadanos que son simplemente marionetas de vudú en sus manos. No aprenderán de las desgracias ajenas y propias, ni tampoco seguirán con atención los éxitos de otros países como Corea del Sur que habilita una aplicación para realizar pruebas masivas dando recomendaciones. Y son los casos leves que no diagnostican los repositorios constantes de la expansión del virus. Es más, ya se ve, día a día que continúa la cadena de errores y la dejación de responsabilidad: se han producido aglomeraciones de personas en las estaciones de trenes porque el Gobierno en su decreto no ha obligado a las empresas a suspender sus actividades de forma tajante. Esto alargará la agonía y hará inútil el sacrificio de los ciudadanos inmovilizados en sus casas.

Hemos sabido que días antes del 8M, autoridades europeas, gobiernos regionales y responsables técnicos alertaron del riesgo del aumento de casos descontrolados y el gobierno los desoyó. Una vez más se demuestra que cada uno rema en una dirección diferente, en 17 direcciones diferentes, produciendo una respuesta ineficaz a un problema que no entiende ni respeta estúpidas ideologías o fronteras. Todo esto auspiciado por un gobierno inútil y cómplice que con tal de que cada uno se sienta a gusto en su diferencia ridícula e irrisoria, deja que el azar juegue a la ruleta rusa con la vida de los españoles. Por supuesto, además, el sistema autonómico es el más conveniente y caótico para un gobierno que diluye su responsabilidad y proporciona justificaciones y argumentos mezquinos en caso de fracaso. La realidad es obstinada, y el virus no se contiene con concienciación ideológica ni propaganda gubernamental. No se puede hacer proselitismo con un virus.

No se han adelantado, ni siquiera han acometido políticas igual que otros países, peor aún, se han retrasado respecto a los retrasados. Y por lo que se ve, seguirán haciéndolo. Seguirán tapando con mordazas y sudarios sus vergüenzas. Por eso ahora, también, niegan la información del número de casos cambiando la manera de definirlos, negando las pruebas de diagnóstico a los ahora denominados “casos posibles”. Una vez más la ideología se impone a la razón, pues el número de casos nuevos diarios es el parámetro fundamental para determinar si las políticas implementadas son efectivas o si deben cambiarse. Niegan de nuevo la información y la evidencia, en eso consiste el totalitarismo, la política de la nula transparencia.

Si no tenían la información, cometieron negligencia por inacción al no recabarla y analizarla, y sí tenían conocimiento de ella (como parece que es el caso) cometieron negligencia con alevosía al desoírla activamente. Sabían que era un riesgo de salud pública y aún así permitieron todo tipo de actos y celebraciones multitudinarias. Ocultaron la información, se la robaron a los españoles, les negaron la capacidad de reacción y ahora eso se traducirá en desesperación, miseria y muerte. No sólo son negligentes por su dejadez, desidia e inacción sino también por su cinismo y manipulación.

Y no es que pueda importar si un irresponsable actúa o no de forma suicida, pues es su decisión estúpida e irresponsable al fin y al cabo; pero es que en esa decisión irracional va a ser cómplice de la infección de muchas otras personas a las que se les ha negado esa capacidad de decisión e información. Y algunas de ellas fallecerán.

Es evidente y sabido que el totalitarismo, la propaganda y la ideología sólo conducen a retóricas baratas proveyendo a algunos de un medio de vida en contra de la realidad. Muchas veces, la mayor parte de ellas, los ciudadanos nos tragamos sapos y culebras y pasaría como si nada. Pero en otras ocasiones, la realidad se presenta de la manera más cruda y brutal, en este caso, atacando el pilar más básico que es la pura existencia. ¿Deberemos llorar junto a los representantes del gobierno por tener incluso ellos mismos entre sus filas a víctimas del mismo proceso? ¿Sólo nos queda la resignación? ¿Quién nos va a devolver a nuestros seres queridos y nuestra prosperidad y en definitiva nuestro tiempo? No podremos juzgarles como meros conciudadanos, pues ejercen el poder para tener la autoridad y la responsabilidad de quien puede organizar. Todos los españoles les hemos otorgado esa capacidad y les exigiremos judicialmente sus delitos públicos.

Las palabras, las proclamaciones, las opiniones y los llamamientos no sirven de nada. Los actos, los hechos y los esfuerzos es lo que de verdad se valora. Ponerle nombre a las cosas no las define, ni las crea, y rezar pidiendo la lluvia no la genera. De modo que, que cambien el nombre de la fase de la infección actual o decreten otro estado de nombre, no constituye información ni tampoco va a hacer que disminuya su gravedad, y ¡no constituye ninguna política! El virus no sabe español ni tampoco las reglas del eufemismo hipócrita político gubernamental. La excelencia y la profesionalidad se demuestran, no se proclaman. Y una vez más, como en tantas otras cosas, se demuestra que el nivel de compromiso y conocimiento de este gobierno es nulo para resolver cualquier problema. Solo que de este problema depende nuestra respiración. Este gobierno populista, totalitario y falto de escrúpulos sólo atiende a propaganda y creencias en vez de a la evidencia y el conocimiento. Su ignorancia y soberbia la pagamos todos.

Es la oportunidad perfecta para sentir el poder de jugar con la vida de los españoles, un deporte sofisticado sólo apto para políticos desalmados.

La negligencia respaldada por la ideología no es un ente metafísico filosófico, es un ejercicio de prioridades y gestión, detrás de las bambalinas, que conduce a muertos, miseria, pobreza y frustración. En suma, arrebata la prosperidad de la sociedad a veces a costa de su vida. Estamos hablando de personas que hace una semana existían y al cabo de unos días no.

Ya sabíamos que este gobierno era un actor imprescindible en la violación de artículos de nuestra actual constitución.

En esta “oportunidad” también ha barrido el art. 13 Constitución de 1812: “El objeto del Gobierno es la felicidad de la Nación, puesto que el fin de toda sociedad política no es otro que el bienestar de los individuos que la componen.”

Algunos lo oiremos desde los cementerios, otros, sumidos en la bancarrota y otros en sus queridos ministerios. ¿Para qué están en el poder?

Esta es la crónica, la crónica de una ciudadanía llevada al abismo por la negación de la evidencia, la soberbia del ignorante, el caos del pusilánime, la desidia proselitista y la negligencia ideológica. Todas estas características reunidas, por desgracia, en unos mismos sujetos: los representantes de nuestro Gobierno. Cuando acabe esta carnicería programada, deberemos alzarnos como ciudadanos responsables, contra el ahogo de estos viles y abyectos gobernantes, seamos espectros o estemos vivos.

FUENTES:

  1. https://medium.com/tomas-pueyo/coronavirus-por-qué-debemos-actuar-ya-93079c61e200
  2. Herramienta predictiva desarrollada por Tomas Pueyo

https://docs.google.com/spreadsheets/d/14iew4Fw7_0TDkyPuDSJQ_DpDA4IDtWNPYkNU520L6_I/edit#gid=1919103833

  1. https://avatorl.org/covid-19/ Andrzej Leszkiewicz
  2. https://www.youtube.com/watch?v=Kas0tIxDvrg Grant Sanderson
  3. Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid
  4. Instituto Nacional de Estadística
  5. https://towardsdatascience.com/a-data-scientists-perspective-on-the-wuhan-coronavirus-4d1110446478

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