29 de marzo de 2024
|
Buscar
FIN DE SEMANA
Patio de columnas

Patio de columnas

Francisco Mercado

Londres deja hacer turismo en sus colonias o excolonias o en Portugal, con peores datos, pero la culpa es de Ayuso

Reino Unido ha incluido a España entre los países a los que no viajar.
Reino Unido ha incluido a España entre los países a los que no viajar.

Sólo hay un selecto grupo en la lista verde del Reino Unido de países o territorios a los que el Gobierno británico permite viajar como turista: Australia, Brunei, Islas Malvinas, Islas Faroe, Gibraltar, Islandia, Israel, Nueva Zelanda, Portugal (incluidas Azores y Madeira), Singapu, Islas Georgias del Sur y Sandwich del Sur y Santa Helena, Ascensión y Tristán de Cunha. Y Canarias. Por tanto, en su inmensa mayoría, son territorios que han sido colonias británicas o aún siguen teniendo vínculos directos indirectos de dependencia. Digamos que, básicamente, el Reino Unido permite hacer turismo sólo en su viejo imperio. Todo el resto de países del mundo, sobre el pretexto de sus tasas de coronavirus, está vetado por el Gobierno de Boris Johnson. Porque están en la lista ámbar, como España, o roja. Están fuera de juego todos los países europeos salvo Portugal y colosos como EEUU o Canadá.

Sin embargo, la ministra de Exteriores de Sánchez es capaz de decir lo siguiente en el Parlamento: "El Reino Unido acaba de publicar un semáforo en el que lista los países, no las regiones, sobre la base de la situación epidemiológica en cada país. España ha estado trabajando y sigue trabajando con Reino Unido para compartir toda la información a nivel nacional y también a nivel regional (...) para que Reino Unido tenga confianza en la manera en que España y sus comunidades están gestionando la evolución del COVID”.

"Pero de repente llega una comunidad, con una presidenta a la cabeza, que dice que lo que importa en este país es la libertad, que lo que importa es irse de cañas, que lo que importa es irse a los toros, que lo que importa es la movilidad cuando y donde le dé la gana. Es más, a los que dicen que hay que respetar unas reglas de distanciamiento social, que hay que ser prudentes y responsables se les acusa de ser comunistas”, añade Arancha González Laya, la misma que dice que no hay causa-efecto entre la hospitalización de un dirigente Polisario y la apertura de la verja fronteriza de Ceuta por gendarmes marroquíes.

Así que de repente llega Isabel Díaz Ayuso y por culpa de su gestión Londres pone en ámbar España y a otros cientos de países donde no gobierna, más otros tantos en la lista roja. Es ilegal hacer turismo en ellos. ¿Sabe la ministra de Exteriores cómo asigna Londres puestos en las listas del semáforo del covid? Los criterios son los siguientes:

“El porcentaje de la población de un país que ha sido vacunada. La tasa de infección. La prevalencia de variantes preocupantes. El acceso del país a datos científicos fiables y secuenciación genómica”.

El Reino Unido no habla de porcentaje de vacunación regional, sino nacional.  Y no parece que Ayuso sea responsable de la vacunación en toda España. Si acaso un tal Sánchez que redistribuye las vacunas.

La tasa de infección nacional es la suma de todas las tasas regionales. Tanto las que están peor que Madrid como las que están mejor pero también superan los límites establecidos por la OMS. Y son excepción las comunidades en riesgo bajo. Y ninguna está fuera de riesgo, en verde. La mayoría se reparte entre riesgo medio, alto y extremo. El tono nacional es todo menos verde. Del naranja al morado.

La prevalencia de variantes preocupantes es también un asunto nacional, no regional.  No hay cepa madrileña. Hay cepas británica, india, sudafricana o brasileña que entran por fronteras custodiadas sanitariamente, es un decir, por el gobierno central. Y Ayuso, en ese terreno, se fajó con el Gobierno nacional. Exigió el veto a pasajeros británicos en Barajas tras aparecer su cepa nacional y Sánchez tardó dos semanas en acordarlo.

Viajeros de Reino Unido. 

Por último, si se trata del “acceso del país a datos científicos fiables y secuenciación genómica”, habrá que mirar al astronauta de Sánchez que dirige el ministerio de Ciencia. No consta que Ayuso dirija la investigación científica en España.

Es el tercer boefake. Primero, Sánchez deslizó en Senegal que los datos de Madrid eran falsos, que eran mucho peores. Le desmintió Fernando Simón, su portavoz sanitario. Después el gobierno culpó a Ayuso de la invasión turística francesa, cuando era la región española con menos visitantes galos, apenas 4.000 de los 72.000 que pisaron España. Y no había apenas rastros de contagios importados. Y ahora el Gobierno miente en inglés sobre el veto británico. Invocar en el Parlamento que Madrid lo hace mal con el covid no es precisamente una invitación a que Londres levante el veto.

Mejor haría González Laya en combatir los opacos y caprichosos criterios de Londres para bendecir destinos turísticos. ¿Cómo se valoran los avances científicos de cada país? ¿Portugal o Brunei o las islas Sándwich están por delante de España en materia científica?

Y la tasa de contagios tampoco lo explica. Portugal, según un reciente estudio de la OMS, tiene unas tasas de contagios de 11.881 y de 118 muertos por 100.000 habitantes. Las tasas de España son, respectivamente, 7.602 enfermos y 167,5 muertos. Cierto que Portugal reporta semanalmente menos casos nuevos de enfermedad o muerte que España, algo lógico dada su menor población también, pero de eso a considerarlo un destino seguro.  Sumar 2.590 nuevos infectados y 15 muertos semanalmente tampoco parece digno de una lista verde. Y si hablamos de vacunación España está por delante. El 33% de la población española ha recibido una dosis y una segunda dosis un 16%. Las cifras de Portugal son peores: el 31% han recibido una dosis y sólo un 13% la segunda.

Pero ésta es la pelea que no da el Gobierno de Sánchez contra Londres para revertir las listas del veto turístico británico a España porque para Moncloa la capital culpable es Madrid. El castigo a España parte de la Puerta del Sol y no de Downing Street. Ayuso ha conseguido que se tolere el turismo en las Malvinas porque sabe que el sueño de los ingleses es pasar julio y agosto en tales islas en pleno invierno austral: con una temperatura media de dos grados, mínima de cero, y más de 50 milímetros de lluvia. No hay cómo tomar una caña así: en libertad, con ventisca y anorak. Y sin ningún peligro de ‘balconing’ ni de contagios. Porque en las Malvinas no hay multitudes toleradas por Ayuso. Las mayores concentraciones son de focas. Por eso Las Malvinas son una colonia en verde.

El Cierre Digital no se hace responsable de las opiniones vertidas en esta sección que se hacen a título particular.

COMPARTIR: