08 de diciembre de 2023
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FIN DE SEMANA
Patio de columnas

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Elsa Martínez

Vivir al límite, The Ocean Race y Alicante

Hay muchas formas de hacer política, o de construir una ciudad, un territorio, un país… hay diversas maneras de crear turismo, riqueza, promocionar una vida entera en una zona o simplemente un viaje relámpago que merezca un buen shopping, una cena fulgurante y un finde espectacular. A las puertas esta semana de un nuevo FITUR que parece ya, por fin, un nuevo ejercicio de normalidad post pandémica, me planteo visitando la Ocean Race en Alicante, el absurdo que ha supuesto la critica despiadada y trasnochada de algunos sectores de la clase política y la sociedad supuestamente “intelectual” a los llamados Grandes Eventos en general.

Tuve la suerte inmensa de ver nacer la primera edición de esta regata en 2008 y luego en 2011, y así sucesivamente cada tres años salvo el salto de la pandemia en 2020, suspendida obviamente como toda la vida del planeta en general. Ahora he podido disfrutar de nuevo en la ciudad mediterránea mas cálida, por excelencia, y con mejor luz en pleno diciembre, de un espectáculo que ha dejado mas de cien millones de euros y miles y miles de noticias, portadas, programas de tele etc. y millones de impactos en redes sociales en todo el planeta por la décima parte exacta de gasto e inversión de las instituciones. Y me planteo… ¿qué les ocurre a nuestros dirigentes y lideres de opinión en sus lindas cabezas de vez en cuando? Y digo esto, porque he sido firme defensora de que un país que quiere tener atractivo que ofrecer a los visitantes, necesita claramente de actos, eventos, noticias, espectáculos, cultura, deporte y , sobre todo, algo que ofrecer que no tengan otros además del clásico sol y playa o bien la ciudad clásica monumental.

Y es así como se plantea, desde hace muchísimos años, la celebración de convenciones espectaculares, conciertos emblemáticos que muchos no entienden, festivales, oceanográficos, edificaciones de grandes arquitectos, obras diferentes en espacios civiles de referencia mundial, estudios de cine y, desde luego, grandes eventos como esta OCEAN RACE en todo el planeta. Y donde, al sumergirte en sus barcos ( si tienes la oportunidad como nosotros es espectacular) entiendes porque se celebra cada una de estas carreras mundiales de riesgo infinito con esfuerzo y sacrificio de sus ciudades de acogida, como Alicante. Y tuve también el placer, así, de conocer el “team” del barco “Viva México” con su skipper Erick Brockmann, y contemplar el esfuerzo brutal de once superhombres y supermujeres que se lanzan seis meses mínimo al Mar y los Océanos con riesgo mortal (cada año hay algún tripulante que fallece en esta odisea digna de Ulises).

Me conto junto a Cristóbal Gonzalez Alier (comunicación del barco) como comen, viven, sueñan al llegar al llamado Punto Nemo, donde estas lejos de toda tierra y en medio de la nada del mar (cerca de los satélites antes que de un trozo de tierra seca). Y  como las ballenas navegan a tu lado, cruzas tu proa con delfines, orcas,  avistas pájaros migratorios inimaginables o disfrutas de albores de rojos incalculables en cielos infinitos.. Como amas el Mar, la naturaleza que puede robarte el alma y la vida en cualquiera de estas proezas mientras la quieres y admiras… o la droga que supone no poder alejarte de esta forma de vida y su dosis de adrenalina siempre. Pero lo mejor, ha sido ver un puerto vivo, unos diques llenos de lenguajes de cinco continentes, un aeropuerto reventado, hoteles con gente increíble o restaurantes vivos en plena cuesta de Enero como si tal cosa… Solo por esto, merece la pena ser visionario, arriesgarte a las críticas, y continuar con un par apostando por una forma de hacer las cosas en conciencia; y, como dice Rafael, DIGAN LO QUE DIGAN…. Tachin, tachin, fin. Feliz Domingo y, por cierto, una pena inmensa que no haya ningún, ósea ningún, team español partiendo una quinta vez de España, en fin…

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