25 de abril de 2024
|
Buscar
FIN DE SEMANA
Patio de columnas

Patio de columnas

Eduardo Gavín

Iluminaciones navideñas

Encendido de las luces de Vigo.
Encendido de las luces de Vigo.

Hay pocas cosas más pesadas que los enemigos de la Navidad. Me cuesta entender, aunque respeto, a los enemigos de la celebración, pero no tolero a quien lo proclama, pues nada hay de mejor gusto que no amargarle la fiesta a los demás.

La Navidad suma, bajo un manto cada vez menos religioso, la reunión, el consumismo, la fiesta y todo lo que satisface los sentimientos del humano. Y además llena de luz el mes más oscuro del año. 

Los alcaldes compiten con los comerciantes en cegar al transeúnte. Bienaventurados los LEDs. Pero no saben, ni unos ni otros, que la batalla ya está perdida y no, no la ha ganado el alcalde de Vigo. 

Este año, la Iluminación ha venido en forma de renovación espiritual. El pecado ahora es el CO2 y todos lo llevamos adscrito desde el nacimiento.

La iluminación la trae la niña Greta, libre ella de CO2, en su barco velero y su tren diésel pestilente, el Lusitania Express, al que ha sanado con su palabra, como al apestado leproso le sucediera en Galilea hace siglos. 

Se le llegó a ofrecer desde España un burro para su hégira de Lisboa a Madrid, pero se prefirió el tren, porque cualquiera encuentra palmas y ramos de olivo con tan poca antelación.

La Navidad viguesa.

Llegó Greta, recibida con hosannas, en loor de multitud, dispuesta a hablar en el templo ante los sabios doctores, que rindieron su ciencia ante la Verdad. Llegó con un mensaje que es, según los tertulianos del foro, innegable e indiscutible. No es ciencia, es dogma. Es el camino, la verdad y la vida. Y como los caminos del Cambio son inescrutables, no hay por qué cuestionar que Bardem emita más CO2 que la comarca de las Alpujarras, como poco. Ni que Obama haya comprado mansión en la costa en estas mismas fechas. Ni el Falcon ni los conciertos. Ni los campos de golf en la sequía. 

Hay que exigir vasallaje a los gobiernos, que legislen según la Verdad. Las "medidas" antes que las decisiones particulares y la educación ecológica. Obedecer antes que pensar.

Lo importante es que los mortales, los pobres, los contribuyentes, entendamos que hay que viajar poco, comer menos carne, pagar más diezmo y volver a las bellas costumbres ancestrales. Quizá incluso crear una coreografía, un rito o un mantra que repetir. Deus lo vult.

El Cierre Digital no se hace responsable de las opiniones vertidas en esta sección que se hacen a título particular.

COMPARTIR: