19 de abril de 2024
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FIN DE SEMANA
Patio de columnas

Patio de columnas

Julio Merino

Así entrevistó Tico Medina a Don Juan de Borbón

Tico Medina.
Tico Medina.

Por aquellos mismos días el Presidente Tarradelllas había hablado de el “golpe de timón” que había que dar para evitar la vaída de España en el abismo.

Es curioso, pero es así: el destino suele hacer al hombre toda clase de jugarreta… ¡Es como si a ese "alguien" que maneja el destino de los hombres le divirtiesen las extrañas coincidencias y los acertijos!

Es curioso, pero es así. El mismo día que la clase política comenta la muerte de don Torcuato Fernández Miranda, el "estratega" del cambio para la Reforma y "cerebro gris" de la "Operación Suárez", caen sobre las encenagadas aguas de la situación política las declaraciones de don Juan de Borbón al ABC de Madrid. Parece como si el destino, ciertamente, quisiera jugar con el "hay que repristinar" de Fernández Miranda y el "No puede ser... No puede ser" del Conde de Barcelona. Los dos "mentores" del "motor del cambio" coinciden, sin proponérselo, una vez más..., y ésta no en posturas antagónicas. Al "estratega" se le ha roto el corazón de golpe, cuando aún esperaba ilusionadamente poder "repristinar"... Al Conde de Barcelona se le han abierto los ojos de par en par y alerta, preocupadamente, de que esto "no puede ser... No puede ser". ¡Es la mejor descripción posible de la situación política de España en ese momento!

Pero todavía hay otra coincidencia graciosa. O, al menos, curiosa. Porque curioso es que el hijo del Rey Alfonso XIII y ahora padre del Rey Juan Carlos I, diga de la situación política porque atraviesa la Monarquía casi las mismas palabras que Ortega y Gasset, el autor de aquel decisivo Delenda est Monarchia con el que despide a la Monarquía liberal, dijera al ver el rumbo que tomaba la República de los demócratas que ahora son el sostén de la nueva Monarquía.

Las palabras de Ortega de aquel 9 de setiembre de 1931, cayeron sobre las encenagadas aguas de la República como una bomba. El "Aldabonazo" orteguiano de las páginas de "Crisol" retumbó en Madrid e hizo daño, mucho daño, a los cimientos de aquella República que se equivocaba de camino... Aquel "No es esto. No es esto" del desilusionado filósofo fue, en verdad, un aldabonazo en las conciencias de todos y un grito de alerta a la clase política que se estaba suicidando. Una clase política que no supo o no quiso rectificar el rumbo y prefirió la muerte del Régimen que les daba la vida.

No es cuestión de derecha ni de izquierda la autenticidad de nuestra República, porque no es cuestión de contenido en los programas. El tiempo presente, y muy especialmente en España, tolera el programa más avanzado. Todo depende del modo y del tono. Lo que España no tolera ni ha tolerado nunca es el radicalismo, es decir, el modo tajante de imponer un programa...

Una cantidad inmensa de españoles que colaboraron en el advenimiento de la República con su acción, con su voto, o con lo que es más eficaz que todo esto, con su esperanza, se dicen ahora entre desasosegados y descontentos: "¡No es esto! ¡No es esto!"

»La República es una cosa. El radicalismo es otra. Si no, al tiempo.»

Pues bien, vayamos al encuentro del «No puede ser... No puede ser» del Conde de Barcelona.

Fue con motivo de la festividad de San Juan de ese año (24 de junio de 1980) y el periodista entrevistador, Tico Medina. Don Juan está en Estoril, en su residencia habitual, y ya no es aquel don Juan que de vez en cuando atronaba los espacios aéreos del franquismo con algún "manifiesto" o con "declaraciones explosivas"... Pero, es el padre del Rey que actualmente reina en España, y, sobre todo, un hombre que lo ha vivido casi todo y que pocas cosas le pueden sorprender. Aquel don Juan que tanto luchó por la Monarquía liberal y democrática es ahora el espectador sereno que contempla el "paisaje" desde la objetividad y desde la experiencia. Por eso, sus palabras sorprenden y hacen pensar... He aquí un resumen de aquella larga entrevista publicada en ABC. Pregunta Tico Medina y responde don Juan:

 - Porque, ¿cuál ha sido, señor, su labor en pro de la democracia?

- Bueno, la idea democrática empezó más bien en mí de muy antiguo. Es decir, en contra un poco de los sistemas totalitarios, que estuvieron en boga hasta la guerra mundial. Aunque la verdad -algo de tristeza- no es que uno tuviera tampoco un recuerdo magnífico de cómo había funcionado la democracia en España ni durante la República, ni durante el reinado de mi padre; pero, por otro lado, también las arbitrariedades del mando único, esto me sublevaba un poco. De modo que trabajé hablándolo, diciéndolo...

- ¿Y Franco, señor? ¿Qué opinión tiene vuestra alteza de Franco, en lo que es ya la distancia del tiempo de su muerte?

- Franco fue una necesidad de la guerra... Tal vez duró excesivamente..., pero la España que recogió él estaba deshecha ya, de modo que yo pienso que intentó poder con todo junto... y luego, pues lo hizo con más o menos fortuna (...).

Don Juan de Borbón y Tico Medina. 

- Señor, aunque no es el momento de los consejos, ¿cuál le daría ahora mismo al Rey de España en éste, a la par que esperanzado, difícil momento de España?

- Es muy difícil aconsejarle a él, personalmente. Porque, además, la Constitución le ha quitado casi todos los poderes… La Constitución está clarísima... Yo soy de los que propugnan que a esa Constitución habría que cambiarle algunas cláusulas...

- Un consejo, entonces, señor, a su país, que es España, a los españolitos de la calle, a los que están inquietos... a los que...

- Que baje un poco sus pasiones, que procuren convivir, que se respeten más entre ellos... porque es dramático esto de ver estas cosas regionales... Vamos a ver... ¿Qué es un mitin democrático? ¿Quemar una bandera de España...? ¿Dónde vamos a ir a parar? Haciendo eso se insultan ellos mismos... ¡NO, ESO NO PUEDE SER..., NO PUEDE SER...!

Crónica en 'El Alcázar'

Claras y rotundas palabras de don Juan de Barbón, el Conde de Barcelona. "Que una cosa es la democracia -parafraseando a Ortega- y otra muy distinta el radicalismo..." No, no puede ser, no puede ser... ¿Y por qué no puede ser? Sencillamente, porque por ese camino se va al desastre y a la desintegración...

¿Y qué hizo el señor Suárez y su Gobierno al conocer la opinión de don Juan de Borbón? ¿Y qué hizo la clase política para evitar que se quemaran las banderas de España...? ¡Nada, absolutamente nada! Mejor dicho, sí... Siguieron haciendo lo que venían haciendo: destruirlo todo y enriquecerse unos cuantos. Pero, de los "negocios" hablaremos después. Ahora, lean la crónica que Joaquín Aguirre Bellver publicó el mismo día 24 de junio en El Alcázar, comentando estas declaraciones de don Juan y otras no menos interesantes del cardenal Tarancón, con el título de El peor abogado:

"Estas palabras: "¡No puede ser, no puede ser!", están llamadas a las páginas de la Historia, lo mismo que aquellas otras: "¡No es esto, no es esto!" Unas, las de Ortega y Gasset, se pronunciaron ante los conventos en llamas, mientras que las de don Juan de Borbón acaban de pronunciarse ante la quema de banderas españolas. Las ha transcrito Tico Medina, que entrevistó al padre del Rey en Estoril.

"Se da la notable coincidencia de esas palabras con las del cardenal Tarancón, que más que una homilía parecen una sentencia judicial condenatoria: "El pueblo está abandonado. Han aparecido en los periódicos con la distancia de muy poquitas horas".

"El pueblo soberano, abandonado. Es evidente, pero conste que era previsible. Desde el primer momento estaba visto que la Constitución acumulaba todos los títulos sobre el pueblo y sobre el Rey, pero todos los poderes sobre los partidos. Ante la dictadura de los partidos, ni el Rey, ni el pueblo iban a poder defenderse. Tan claro estaba que no quise que mis crónicas sobre la Constitución, donde se anunciaban estas cosas, quedaran sólo en las hojas del periódico sino que las reuní en un libro. Repasar sus páginas, ahora, cuando llegan con tanto retraso los dictámenes de don Juan y del cardenal Tarancón, me ha producido pena".

"Dice don Juan de Barbón que hay que cambiar de texto constitucional porque el Rey tiene escasos poderes y no puede ejercer sus obligaciones. Otro tanto sostiene el cardenal que le pasa al pueblo. Ni Rey ni pueblo, como si no existieran. Recordemos las palabras de Adolfo Suárez en su último discurso: 'A mí sólo puede retirarme la confianza mi partido'. Ni el Rey, ni el pueblo cuentan para nada".

"Yo soy de los que propugnan que a esa Constitución habría que cambiarle algunas cláusulas", reflexiona don Juan, refiriéndose a la escasez de facultades regias. ¡Algunas cláusulas! Esa Constitución hay que borrarla de la pizarra, porque está escrita con tiza, y hay que escribir otra pensando en el pueblo, no en los partidos. Tampoco en el Rey, que debe ser un instrumento al servicio de España y de los españoles.

"Recuerdo la filosofía con que se hizo la Constitución. Un día condenando la representación múltiple de las Cortes de Franco, dijo un diputado socialista: "El pueblo, los trabajadores, sólo tienen un abogado: el partido." Me temblaron las carnes, porque es evidente que los partidos sólo a sí mismos se representan, sólo para sí mismos viven y luchan. No cabe peor abogado".

"Cuando se lamenta don Juan del desastre de la política autonómica, hay que puntualizar que no podía ser de otra manera. Los partidos no han buscado la prosperidad de las regiones, sino la división de España en feudos, de forma que, si no lograban el poder central, les quedase la consolación del mando en unos estados que podían gobernar a su antojo, bases o colonias desde las que planear la conquista de la totalidad, por los votos o por la revuelta, cuando no por el terror. Estaba claro, está escrito, denunciado una y otra vez desde las columnas de algún periódico empecinado en el amor a España. "¡No puede ser, no puede ser!" Tomen buena nota de esa frase los historiadores. No puede ser que España y los españoles estén abandonados, expoliados, oprimidos por la peor de las dictaduras, mientras los partidos se alían con los enemigos de la patria y del pueblo, porque los intereses de la patria y del pueblo no coinciden, no tienen nada que ver con sus intereses".

"Eso no se arregla con cambiar 'alguna cláusula".

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