25 de abril de 2024
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FIN DE SEMANA
Patio de columnas

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Felicísimo Valbuena

Alberto Garzón va de Don Limpio y es el político que más contamina

Quien no vive como piensa, acaba pensando como vive. Por ejemplo, Alberto Garzón.

Alberto Garzón, de Izquierda Unida ha declarado que quienes retiran lazos amarillos en Cataluña ejercen la censura. Las expresiones de que este político tienen un carácter inconfundible: sus acciones desmienten sus palabras. De manera que, después de cualquier declaración procedente de él, es muy probable que podamos exclamar: “Esto es el colmo”. 

O sea, Garzón viene a decir que es un escándalo que los contribuyentes limpien el medio ambiente. ¡Adónde vamos a ir a parar! Nos viene a decir que lo mejor es seguir el camino que él marcó hace dos años. Había pasado un mes de las Elecciones Generales de hace dos años, y Garzón no había ordenado que quitasen su propaganda electoral, que manchaban las calles de Madrid y de otras partes de España. Recoger la basura no es de señoritos. Y él lo es. Parece que lo aprendió en Andalucía. Más adelante veremos qué es ser un señorito andaluz.

El digital “La Voz Libre” publicó unas fotografías que mostraban el gran desprecio que Garzón tiene hacia el medio ambiente. Un mes después de aparecer esas fotografías, la propaganda seguía ahí.

Reproduzco aquí algunas de esas fotografías. Sólo de una pequeña zona de San Blas-Canillejas. Multipliquémoslas por muchas otras partes de España.

Los de Podemos hicieron una campaña en la que aparecían varias caras a la vez. En la de Izquierda Unida, sólo la fotografía de Garzón. Garzón no respeta prácticamente lugar alguno para fomentar el culto a su personalidad de señorito: Ni marquesinas de las paradas de autobuses, ni tiendas, ni registros de contadores, ni corchos de convocatorias de comunidades, ni...

Hay una norma que rige en política medioambiental: “Quien contamina, paga”. Esto parece no regir para este político. Lo que hicieron los Ayuntamientos de muchas partes de España, empezando por el de Madrid, fue dedicar los impuestos de los votantes a limpiar toda la basura que este señorito se había empeñado en no retirar.

Y vamos ahora con lo del “colmo”: Hace dos años, Garzón había pedido investigar a Pablo Echenique por haber pagado, durante un año, a un asistente para que le ayudase en su minusvalía, sin declararlo a la Seguridad Social. El señorito Garzón, un recién llegado a la coalición Unidos Podemos, ya estaba dando lecciones de Ética. Él, precisamente él, es el que menos puede darlas.

Al final, logró sacar beneficio de los puestos que le había cedido Pablo Iglesias pero ¿qué aportó él en votos que se convirtieron en diputados? Nada.

“Espejito, espejito, ¿hay alguien más guapo que yo?”

Antes de criticar a otro político, Garzón podía dedicar un minuto a mirarse a sí mismo. No me refiero a que vaya a mirarse al espejo, no. Ya da muchas muestras de que está contentísimo con ver su cara y oír su propia voz. Me refiero a que pensase qué era más grave, si lo que había hecho Echenique o lo que estaba haciendo él. ¿Qué le sale más costoso a los votantes? Desde luego, muchísimo más, lo de Garzón. 

Algunos pueden escandalizarse de que Garzón insulte como lo hace. Se ha atrevido a llamar “bocazas” al Juez Llarena. Seguro que el padre del señorito Garzón no habría insultado de ese modo. Él sabe lo que es encerrarse y estudiar durante meses, si no años, para ganar unas oposiciones. Garzón, no. Se ha dedicado demasiado a la agitación y ya habrá tiempo de examinar lo que él ha escrito, solo o siguiendo la estela y mérito de otros. Él se atreve a insultar al juez porque otros lo hacen y porque sabe que el juez no le va a responder. Entonces, el mejor método para responder a Garzón no es sólo con pruebas sino con humor.

Quien sabía hacerlo muy bien era Eric Berne. Tenía muy calados a los que son como Garzón. Escribió un libro titulado “Juegos en que participamos”, que se convirtió en el libro de no ficción de más éxito durante los años sesenta. Se ocupó de los juegos que las personas ponen en marcha, incluso sin darse cuenta. Entre ellos, él destacó el juego “Defecto” que él expuso de esta manera:

“Este juego es la fuente de un gran porcentaje de desavenencias en la vida diaria; es jugado desde la posición depresiva de Niño: "Soy Malo", que es transformado a la protectora posición Paternal de "Ellos son Malos". El pro­blema del jugador, entonces, es probar esto último. Así, los jugadores de "Defecto" no se sienten a gusto con una persona, hasta que descubren su defecto o falta. En su forma más inflexible puede convertirse en un juego político totalitario jugado por personalidades "autoritarias", y entonces puede tener graves repercusiones históricas… Un análisis parcial podría hacer más claros algunos elementos de este juego.

“Esta premisa puede recorrer desde el más trivial ("Lleva el som­brero del año pasado"), hasta el más cínico ("No tiene siete mil dólares en el banco"), el siniestro ("No es 100% ario"), el esotérico ("No ha leído a Rilke"), el íntimo ("No puede sostener la erección") o el sofisticado ("¿Qué es lo que trata de probar?"). Sicodinámicamente está basado, por lo general, en la inseguridad sexual, y su propósito es ser tranquilizado. Dinámicamente hay vigilancia morbosa y atenta curiosidad, con el Padre o Adulto enmascarando caritativamente la satisfacción del Niño. Tiene la ventaja sicológica interna de alejar la de­presión, y la ventaja sicológica externa de evitar la intimidad sexual que podría hacer notorias las propias faltas o defectos. El que participa en este juego se siente justificado rechazando a una mujer falta de elegancia, a un hombre sin estabilidad monetaria, a uno que no es ario, a un iletrado, a un impotente, o a uno con insegura personalidad”.

Si alguien tiene recogidas declaraciones de Garzón durante los años que lleva en política, lo mejor que podría hacer es hacerlas llegar a algún monologuista y que dedique un cuarto de hora a las expresiones de Garzón. Seguro que ese monologuista puede hacer reír mucho al público, reduciendo al absurdo las salidas de Alberto Garzón. 

En cuanto a sus escritos, lo mejor es aplicar la Crítica Acompasada, del desgraciadamente desaparecido Manuel García Viñó. A pesar de lo plúmbeo que es Garzón en sus escritos, a pesar de sus boquetes conceptuales, algún día hemos de dedicarnos a examinar los escritos de Garzón. Pero hemos de enfocar sus escritos con humor. El que no lo haga así, el que se tome muy en serio esas páginas, seguro que tiene que acabar tomando sal de frutas. O lo que es peor, pastillas contra el aburrimiento. Y ahora en serio, pero ¿quién se ha creído Alberto Garzón que es Alberto Garzón? Hay una distancia sideral entre este Garzón que no necesita abuela y las aportaciones de Unificación Comunista de España, por ejemplo, que es el mayor tanque de pensamiento de izquierdas que hay en España.

Sobre lo de “señorito andaluz”

En 2013, Manuel Villegas Ruíz, “Diario Córdoba”, escribió un artículo titulado “El señorito andaluz”. De ese artículo escojo algunos párrafos:

“ Hoy día nos encontramos con que, por estas nuestras tan queridas tierras andaluzas y también por el resto de nuestra amada España, ha surgido, casi por generación espontánea, una nueva ralea de "señoritos andaluces"  ..Tampoco, como los antiguos, "dan un palo al agua", pero eso sí, asisten a muchas reuniones, comisiones, sesiones de trabajo, porque están remuneradas con sustanciosas dietas, aunque en algunas de ellas se les vea dormitar, leer el periódico o perder el tiempo con los videojuegos de última generación. ¿Quiénes son estos señoritos de nueva generación? Son una casta de trepas…

¿De dónde vienen? De cualquier lado. Muchos de ellos no han trabajado en su vida… ¿Dónde los encontramos? En la política, en los sindicatos, en los organismos oficiales, aunque no hayan superado ninguna oposición; en fin, por doquier. ¿Qué están consiguiendo con ello? Desilusionar, desesperanzar y aburrir a los ciudadanos a los que engañan, defraudan, subyugan con impuestos y leyes, en algunos casos, absurdas. ¿Cómo consiguen todo aquello de lo que disfrutan de forma ilegal? Succionando la teta de la gran vaca que se forma con nuestros impuestos, cobrando comisiones indebidas que al final también recaen sobre los ciudadanos…”.

El Cierre Digital no se hace responsable de las opiniones vertidas en esta sección que se hacen a título particular.

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