
Patio de columnas
Máximo González
Julio veraniego electoral 'calentito y al punto'

Saliendo de una pandemia, con el agobio en el cuerpo de la situación económica del país pisándonos los talones, con las familias intentando recomponer la situación de sus maltrechas economías, con muchos contratos indefinidos de trabajadores pero con menos horas de trabajo a sus espaldas según dicen las estadísticas –que conocemos más recientes a través de organismos como la EPA o el INE, además del gabinete de estudios de Unión Sindical Obrera (USO)–, llega una cita electoral inesperada.
La población española amante en general de una paz social, de una buena costumbre emprendedora y luchadora para mejorar su entorno y el de su familia con su trabajo y esfuerzo diario, se ve abocada este verano y en el mes de julio. A variar sus costumbres, sus vacaciones por las que tanto ha estado luchando por disfrutar a lo largo de todo el año anterior debido a una decisión partidista y arbitraria jamás conocida en los más de 40 años de Democracia que llevamos en España.
Ahora parece ser que a los que tengan ya los billetes reservados y/o pagados les podrán liberar de no asistir a las mesas electorales, pero por favor, no es solo esa la razón que va a crispar a más de uno, independientemente del coste económico que supondrá a muchas familias por tener que desplazarse de nuevo a su domicilio a cumplir con la obligación que tiene, si lo desea, claro está, de venir desde donde esté a votar tanto el cabeza de familia como su mujer y/o hijos mayores en algunos casos.
¿Quién se va a hacer cargo del coste del combustible desde donde esté de vacaciones hasta su sitio de origen en el recorrido de ida y vuelta, sin decir nada de los dos días que se perderán entre ir, votar y volver a la playa por ejemplo?
¿Les van a perdonar y/o descontar las comidas no realizadas en los distintos hoteles en los que se alojen esos dos días, además del coste de las comidas obligadas con motivo de ese absurdo desplazamiento durante el camino de ida y vuelta?
Y otra cosa mucho más importante, no tenida en cuenta: ¿Quién se responsabilizará si, y ojalá que no ocurra, se tiene un accidente con el coche por ejemplo en ambos trayectos por tener que venir a votar?
Claro está que siempre como se está defendiendo está la posibilidad del voto por correo pero, a la vista de que también los empleados de “Correos” se supone que tendrán ya la mayoría de ellos las vacaciones programadas con la antelación suficiente que la prudencia exige, ¿Qué ocurrirá?, ¿Les paralizarán y/o retrasarán sus vacaciones? O quizá tengan que recurrir a contratar personal no demasiado cualificado para realizar no ya solo las labores habituales del correo diario, sino para una trascendental cita electoral, capaz, con los votos emitidos en y por “correo” de variar el rumbo político de un país que, ojalá me equivoque, no esté preparado para una contienda tan importante como esta en poco más de un mes tan decisivo.
Esperemos no tener que hablar más adelante de apariciones y/o desapariciones de “valijas” de sobres con votos por la inexperiencia y/o involuntariedad de algunos y/o algunas a los cuales haya podido pillar este envite con el pie cambiado y sin saber cómo sortear esta situación que pudiera provocar un derribo de la buena imagen y salud democrática de nuestro país.
Si al igual que todos y todas preparan con la debida prudencia y responsabilidad sus vacaciones con antelación suficiente y según las posibilidades de cada uno, si se hubiera pensado sobre todo en el bien común, quizá se hubiera elegido esa fecha con más tiempo tanto para que Correos estuviera mejor adaptada como también la sociedad ante esa fecha y entonces las cosas posiblemente se hubieran podido organizar de otra forma como por ejemplo la de permitir, con un programa informático adecuado previsto, votar en los distintos sitios de descanso a modo de como por ejemplo existen los famosos “desplazados” de la Seguridad Social cuando se van de vacaciones a otro lugar diferente al que residen.
De esa manera, con el simple DNI asistiendo a cualquier colegio electoral abierto para ese día, podría ejercerse su derecho al voto sin ningún trauma, sin tener que perder dinero en combustible, ni comidas en los viajes, ni perder días de descanso, ni tener que arriesgar incluso su integridad física ante un hipotético accidente Dios no lo quiera porque claro y ahora pensando en esto también: ¿ese hipotético percance se consideraría baja laboral por enfermedad o por accidente laboral?, ¿alguien ha pensado en todo esto acaso?, ¿Quién lo asumiría?
Lo de poder votar en cualquier sitio del territorio español junto con lo comentado anteriormente de los desplazados en las vacaciones para ser atendidos en los hospitales y/o centros asistenciales debería ser una meta a conseguir por cualquier gobierno que nos dirigiera porque eso hablaría mucho y bien de los avances del país y de su modernización en esas materias pero claro, ¿quién le pone el cascabel al gato?
Mientras tanto, seguimos años tras años teniendo que dar mil veces nuestros datos a cada hospital y/o ambulatorio visitado para ser atendidos y atendidas cada vez que lo necesitamos y en este caso concreto de las elecciones del próximo 23 de julio, con el colapso de “Correos” que se puede producir, según están informando desde el propio “Correos”, y la indignación de muchos de los veraneantes de todas las capas sociales de la sociedad por la alterante fecha elegida y por toda la repercusión que todo esto va a tener aparentemente, vamos a pasar un final del mes de julio, más calentito de lo normal, así que, cada uno que se “ dore, tueste y/o chamusque” como desee, pueda y/o le dejen.
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