25 de abril de 2024
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FIN DE SEMANA
Patio de columnas

Patio de columnas

José Francisco Roldán

Garbanzos podridos

/ Corrupción.

Con alguna excepción, podríamos asegurar sin dudar que en cualquier colectivo, por limpio que se considere, surgen conductas poco edificantes y lo dejan afectado. La condición humana, por mucho que nos empeñemos en controlarla, se pierde entre los entresijos de la avaricia o el ego insostenible de quienes desean sobresalir de cualquier modo. Las prebendas y privilegios sirven de referencia en demasiadas voluntades maleables, poco reforzadas por esos valores que han dejado de tener demasiada eficacia.

La honradez y honestidad, en definitiva, lo que llamamos dignidad, está perdiendo fuerza en una sociedad obcecada en la competencia feroz exenta de escrúpulos. En organizaciones intransigentes con lo incorrecto, también, se producen acciones reprobables, que alteran con estrépito el código ético más liviano. Los sinvergüenzas en política, aunque deseamos pensar que son minoría, proliferan demasiado en una profesión, que se desarrolla pisoteando el predicamento ajeno dentro de la manada.

Las informaciones cotidianas no hacen más que ratificar la promiscuidad social en la que se desenvuelven con destreza las peores personas. Las bandas organizadas, que protagonizan tanta corruptela aceptada como normal, acaparan la influencia necesaria para abastecerse de recursos públicos con una eficacia insoslayable, porque se acorazan de un modo complicado de superar. En ocasiones, cuando un traidor se desmelena, las miserias emergen de la putrefacta amalgama de poder para irradiar los fétidos efluvios de la inmoralidad.

Curiosamente, de tanto constatarlo, los ciudadanos parecen aceptar tanta miseria ética generalizando injustamente. No deberíamos caer en el derrotismo demagógico de etiquetar a todos los políticos como seres egocéntricos mamando sin escrúpulos de las ubres públicas, pero no podemos negar que se trata de un colectivo sospechoso, por esa evidente protección inmoral, que interponen cuando se trata de uno de los suyos.

Los garbanzos negros enturbian el escalafón de tantos servidores públicos empeñados en proporcionar progreso y bienestar a sus conciudadanos. Los actos más despreciables aumentan decibelios de inmoralidad cuando los ejecutan cargos de enorme significación oficial. Una presunta revelación de secretos, tan extendida entre los caciques políticos, ha quedado expuesta recientemente por medio de unas declaraciones del presidente de Cantabria, que no controló su incontinencia verbal.

Una actuación policial, en el marco de una investigación judicial, no puede ser desvelada por un mando político, que no debería tener conocimiento de semejante operativo, a no ser que alguien se chive. Un posible desvarío profesional, que algunos deudores del favor suelen pagan sin deberlo. Y en las organizamos policiales, cualquiera que sea el ropaje que vistan, como la antigüedad de sus instituciones, ancladas en la historia y el honor, los delincuentes internos perjudican con gravedad la imagen colectiva.

El hedor de los corruptos impregna el entorno de tanta miseria, que impide respirar el aire impoluto, que tanto cuesta mantener gracias a la dignidad de excelentes servidores públicos soportando, en ocasiones, el desprecio de algunos de sus responsables políticos. Sin dejar a un lado la presunción de inocencia, que debe imperar siempre, los últimos ejemplos conocidos, incluso con ingreso en prisión de algún mando policial, como, también, el comportamiento de embrutecidos por la concupiscencia mal orientada, están emborronando una imagen corporativa, construida con esmero y compromiso incuestionables.

Pero son esas mismas instituciones, con sus agentes, quienes vigilan, sorprenden y esclarecen devaneos injustos, embadurnados de protocolo y falsa dignidad. Con indicios y discreción adecuados prueban sus afrentas y detienen a los que traicionan esos preceptos normativos que imponen a su profesión. Sus mismas organizaciones, empeñadas en cumplir las leyes con el respaldo de los fiscales y jueces, algunos en entredicho últimamente, tratan de perseguir a los corruptos domésticos para limpiarse con eficacia esas tremendas manchas de sus garbanzos podridos.

El Cierre Digital no se hace responsable de las opiniones vertidas en esta sección que se hacen a título particular.

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