
Patio de columnas
Elsa Martínez
Rafaella y la libertad

Corrían los años setenta de nuestra querida España, cuando TVE, la única opción viable para ver la tele en todos las casas y bares, comenzó a emitir en color, algo absolutamente increíble después de vivir en blanco y negro tantos años. El color suponía una revolución para todos los sentidos, pero llego además acompañado de la Transición Española y el comienzo del fin del franquismo, y, con él, de la censura oficial y miles de cuestiones inabordables ahora mismo en la realidad actual. Esos años setenta, fueron además, todavía en blanco y negro la mayoría de los programas, los protagonistas de la llegada a España de una mujer muy curiosa y magnifica: Rafaella Carrá, una italiana menuda y simpática, de una vitalidad increíble que arrasaba ya en la RAI italiana, donde su ombligo sufrió la censura de la época. Y lo hizo en 1975, bajo la batuta del gran Valerio Lazarov en un programa que marco la vida de los españoles: Señores y Señoras.
Recuerdo a mi madre y mi abuela absortas ante la menuda Rafaella, rubia platino y toda sonrisa, cantando y bailando con unas mallas bestiales y el cuerpo de danza detrás de bailarines divinos con pantalones de campana en licra que se ajustaban hasta perder el sentido. La genial italiana llevó locos a todos los ojos censores de una democracia incipiente que necesitaba modelos de liberación y pudo aguantar el tirón de un franquismo en franca retirada, pero que todavía permanecía en aquellas oficinas siniestras de censores del regimen. No sé qué verían peor, si los monos plateados pegaditos a las rutilantes caderas de Rafaella, o los movimientos de esas mismas caderas compulsivas cogiendo con fuerza un micrófono bajo lámparas brutales en directo.
Esta Carrá, representaba y representa un halo de liberación, de libertad, de cero censuras, de vida, de diversidad, cultura nueva de cuño revolucionario y mucho más. Se convirtió en un icono de miles de gay y hoy sigue siendo la mujer que inunda bares y locales del colectivo LGTBIQ, porque ella, es y sigue siendo un verdadero escándalo. Junto a la gran Mina, no conozco otro símbolo parecido en tres décadas del siglo XX e incluso perdurando todo lo que va de este XXI. Por esto, os recomiendo si o si, que vayáis a ver BAILO BAILO, y que, como diría la estupenda directora de la revista Glamour, Carmen Mañana, podamos apreciar lo que es una WOMEN OF THE YEAR.
No me extrañaría nada que Nathy Peluso pudiese algún día tararear a la gran Rafaella, ni que la astronauta científica y guapa (digna heroína de Marvel) Sara Garcia, me sorprendiese moviendo caderas en una retransmisión de una de las estaciones espaciales… porque hay símbolos que suponen un antes y un después, personas que catalizan la historia, que mueven almas en común con una sola sintonía, o que nos trasladan con su luz a otros lugares que nunca explicaríamos. Gracias a Federico Bellone, Nacho Alvarez, Valeria Arzenton o la mítica Tornasol, por darnos la opción de vivir un minuto mas de esa alegría, de bailar, cantar y soñar como Rafaella en un mundo mejor en glitter, con luces azules intensos y mucho color.
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