19 de abril de 2024
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FIN DE SEMANA
Patio de columnas

Patio de columnas

José Francisco Roldán

El envite

La existencia nos pone a prueba con mucha frecuencia porque debemos tomar innumerables decisiones. Vamos aprendiendo aprovechando la capacidad que atesoramos y los tropiezos, que comparan deseos con realidad. Con arreglo a nuestro entorno, las posibilidades imponen el devenir de nuestros días y nos buscamos la vida del mejor modo tratando de superar dificultades sin ofender derechos ajenos, merecedores de respeto como los nuestros.

Desgraciadamente, este concepto general va produciendo deserciones y demasiadas excepciones. Debemos someternos al juego de los intereses, aunque intentemos librarnos, porque nos envidan continuamente y debemos aceptar, o no. El que nos oferta el trato, en muchas ocasiones, puede ir de farol y pone a prueba nuestra gallardía.

No es sencillo envidar disimulando tener buenas cartas, hace falta el aplomo preciso para arriesgar sin temor al fracaso. Muchos renuncian porque creen que llevan buen juego entre las manos, pero en ese tapete de los problemas suelen perder quienes actúan con desmedida prudencia. Nos está tocando jugar sin arriesgar o aceptar el envido perverso del farol desvergonzado. No podemos estar aguantando mansamente a tanto tahúr con sus cartas marcadas. No es sencillo jugar en partidas preparadas por profesionales experimentados en la manipulación.

Vienen practicando desde muy jóvenes, mientras los demás estudiaban, sufrían el rigor de la formación y sus exámenes, como luchaban por conseguir sus objetivos profesionales. O los que trataban de aprender un oficio desde abajo, aguantando errores, superándolos y especializándose para desarrollar una profesión con eficiencia. También los hubo que arriesgaron su futuro endeudándose para crear una empresa aguantando reveses incalculables y sobrevivir en una actividad complicada. Todos ellos construyendo un proyecto de vida desarrollando sus habilidades para disfrutar del mayor bienestar posible entre todos los suyos. Tuvieron que jugar sus cartas como la mayoría, sin dejar de mirar a los dos lados para protegerse de las trampas.

Como en las contiendas del tapete verde, las apuestas diarias nos imponen tomar partido y buscar el modo de acertar y ganar, pero en buena lid cumpliendo las reglas aceptadas previamente, incluso con las variables que se determinen por los concurrentes. En la contienda política, como en otras luchas parecidas, los que tratan de cumplir las reglas del juego suelen llevar las de perder. Hay demasiado tramposo jugando con cartas en la manga o trucadas para sacar ventaja. Los tahúres de la vida se aprovechan de la buena fe para ganar sin oposición, pues manejan los resortes prohibidos que conducen al éxito rápidamente. No es posible ganar un envite sin llevar las mejores cartas, que nunca estarán en las manos del jugador más correcto.

Aunque no queramos, en demasiadas oportunidades, no están obligando a jugar sabiendo de nuestras limitaciones, pero completamos la partida para justificar la normalidad de una victoria garantizada. Pero el colmo de la traición aparece cuando parte de los que juegan están conchabados para asegurarse el triunfo. Vemos a grupos ideológicos disfrazados con siglas y banderas distintas conspirando entre las patas de la mesa de juego. Disimulan controversias para distraer y conformar a los pardillos que se dejarán su dinero con jugadas aparentemente provechosas, que no ganarán jamás. Estamos asistiendo a una timba infecta, donde la mayoría de los que están jugado forman parte de la banda, comprados sin recato para que compongan la pantomima de una confrontación social. Los que tomen asiento para jugar no tendrán posibilidad de ganar, porque los pillos llevan mucho tiempo practicando trucos para meter la mano en los bolsillos de los que se han tratado de labrarse un futuro con honradez.

Esta partida de cartas, en la que nos envidan a la primera, está organizada para timarnos, un modo mucho más sutil que el atraco a mano armada, que sí es envidar el resto. Hay que aprender a jugar mejor si queremos enfrentarnos a los profesionales del tapete, que llevan toda su vida ejercitándose para aprovecharse del esfuerzo y sacrificio de los demás. En eso está el verdadero envite.

El Cierre Digital no se hace responsable de las opiniones vertidas en esta sección que se hacen a título particular.

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