28 de marzo de 2024
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FIN DE SEMANA
Patio de columnas

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Felicísimo Valbuena

Donde interviene Teodoro García Egea fracasa hasta el fracaso

Teodoro García Egea.
Teodoro García Egea.

Hace unos días escribí un artículo sobre Teodoro García Egea, Secretario General del PP.

Ahí explicaba por qué era un error incluir el nombre de Toni Cantó en la lista de candidatos del PP a la Asamblea de Madrid. Por muy valioso que fuera, aterrizaba en Madrid como un boabdil; y encima, al situarlo en el número 5 de la lista, Teodoro y Casado daban una bofetada a un montón de componentes de la lista, que habían estado trabajando durante años en realizar los planes y programas del PP.

Primero un Tribunal de lo Contencioso-Administrativo y, después el Tribunal Constitucional, han rechazado incluir los nombres de Cantó y de otro boabdil que había sido alcalde de Toledo, Agustín Conde.

No me distingo por mi admiración a jueces y magistrados. Más bien, una de mis líneas de interés es estudiar las no pocas sentencias en las que esos profesionales de la Justicia demuestran su falta de preparación filosófica. Más los fiscales, claro está.

Sin embargo, en esta ocasión, y sin profundizar en la decisión que han tomado, reconozco que han contribuido a la “eutaxia” o buen orden social.

¿Van a servir para algo las sentencias sobre los boabdiles?

O dicho de lotro modo: ¿Va a servir para algo el fracaso que supone esta sentencia? ¿Van a pensar los responsables del PP? Sí, sí, pensar, esa actividad tan escasa entre muchos políticos; entre ellos, los del PP, que tan poco juicio demuestran.

Es posible que no. Ni probable. Una semana sí y otra también, Teodoro demuestra que lo suyo es meter la pata. O si prefieren una palabra más precisa, y apropiándome de una palabra de Carmen Calvo, Vicepresidenta del Gobierno, Teodoro muestra una gran “experticia” en zancadillearse a sí mismo.

Por cierto, Carmen Calvo es otra ministra a la que alguien podría examinar a la luz de las ideas que expreso en esta columna. Con entera tranquilidad afirmo que su hermano José Calvo Poyato es tan inteligente en todos los órdenes que se me hace muy difícil pensar que tenga algo que ver con una mujer tan limitada como su hermana.

En el artículo que he citado al principio, no me ocupé de la operación de venta de la sede del PP en Génova. Dijeron que habían tomado esa decisión tan grave porque se iba a celebrar un juicio en el que iba a salir demasiado esa sede. Entonces, querían dar una lección de moral, de ejemplaridad.

“En tiempos de desolación, nunca hacer mudanza…”, afirmaba San Ignacio de Loyola en la Quinta Regla de la Primera Semana de los Ejercicios Espirituales.

“¿San Ignacio de Loyola? ¿Qué pinta aquí este jesuíta?”, quizá se pregunte Teodoro. Y rematará: “Estamos hablando de política, no de religión”.

¿Hay remedio para Teodoro? Si lo hay, no lo vemos. Lo que sí es muy visible es la tontería que demuestran sus actos.

Teodoro no aprende de sus errores, que tienen toda la pinta de ser un virus contagioso. Hay algo más contagioso todavía que el error: La tontería.  

En estos momentos, el mayor riesgo que acecha a Teodoro es que la gente empiece a reírse de él. Esa risa puede empezar por un “es que ese murciano no da ni una a derechas. Habrá que enviarle a la huertanica, a ver si coge conocimiento”. “Conocimiento” es como el pueblo sin estudios llama a la sensatez. Por eso, hay gente sin letras que tiene mucha sensatez.

L. Jean Lauand estudió a fondo la tontería y los tontos en Santo Tomás de Aquino

Hace años, coordiné un número monográfico dedicado al Humor. Fue en la Revista CIC, Cuadernos de Información. Y publicamos un gran artículo de L. J. Lauland. A muchos lectores les gustó. ¡Y eso que la mitad del artículo era en latín!

Los tontos son legión. Santo Tomás cita más de veinte veces esta sentencia que la lee en Eclesiastés 1, 15: "El número de los tontos es infinito", sentencia de Salomón, dicha en un momento de vehemente desahogo y bajo los efectos del vino (2, 3). Los necios -dice el salmo (118, 12) -"me rodean como avispas".

Pero no sólo hay infinitos tontos, sino que los hay de distintas formas: Unas más ligeras; otras, más graves; hay tonterías inocentes; otras que son grave pecado... A lo largo de toda la obra de Santo Tomás encontramos más de 20 tipos de tontos.

Por lo pronto, Tomás compara a los tontos con los animales. Si en español "asno" se emplea para designar una persona ruda y de muy poco entendimiento y, en portugués, "burro" es ya la primera palabra para designar la poca inteligencia, Tomás, veinte veces, veinte,  compara el insipiente -el que no sabe- al jumento: porque los animales actúan movidos por la pasión (el perro se irrita empieza a ladrar; el caballo, cuando tiene un deseo, relincha etc).

Así pues, Teodoro se aventura, con sus actos, a que le comparen con un burro.

Santo Tomás compara al tonto con el asno, porque el asno es animal estulto. El estulto es primo hermano del fatuo:  La estulticia comporta embotamiento del corazón y hace obtusa la inteligencia. La fatuidad es la total ausencia de juicio (bueno, el estulto tiene juicio pero lo tiene embotado...). De ahí que la estulticia sea contraria a la sensibilidad de quien sabe: Sabio (sapiens) se dice por saber (sabor), así como el gusto discierne los sabores el sabio discierne y saborea las cosas y sus causas, al obtuso se opone la sutileza y la perspicacia de quien sabe.

Cuando busca caracterizar al estulto - la estulticia como opuesta a la sabiduría – Santo Tomás se refiere propiamente al no darse cuenta de la conexión entre medios y fines; además, el actuar del estulto sigue a su falso juicio que tiene por bien lo que no lo es.

Teodoro García Egea y Pablo Casado.

Entonces, lejos de nosotros pensar que Teodoro sea “estulto”, pero ¿qué tal si lo dejamos en “romo”, que es menos ofensivo? Lo agudo penetra en la realidad: de ahí que se hable de "sentidos agudos" e "inteligencia.

Teodoro haría muy bien, si visita una huertanica, y reflexiona sobre cuántas veces ha caído en la fatuidad. Quizá le convenga que su cerebro espere y no se embale ante los acontecimientos. Pensar si ha convenido: a) que dos boabdiles ocupen puestos en las listas de Madrid; b) humillar a quienes han trabajado en el PP durante meses y meses; c) estudiar si es legal incluir esos dos nombres; d) que los medios se pasen una semana hablando sobre la ocurrencia infeliz de Teodoro y e) si con adversarios como Teodoro, ¿para qué necesitan aliados los opositores? ¡Qué mal pensada es la gente! Se les ocurre pensar que lo que hace Teodoro no hade más que favorecer a los opositores.  

¿Hay alguna garantía de que Teodoro aprenda, de verdad, a pensar? A mi entender, muy escasa. Por eso he titulado esta columna como lo he hecho.

Siguiendo con los animales, Santo Tomás compara al tonto estólido con una oveja. El estólido es  incapaz de relacionar el efecto y su causa. El problema de la tontería se cifra siempre en el buen juicio sobre la realidad y sobre todo de los agibilia, los asuntos agibles. Si sensatus es el hombre razonable, con sentido común, en lo que se refiere a las acciones particulares, a los insensati les falta el sentido para estas acciones .

He llegado a pensar que Santo Tomás estaba refiriéndose a la ocurrencia teodoriana de vender la sede de Génova. ¿Por qué Pablo Casado no le encarga que venda ese edificio? Es como si Teodoro comenzase a especializarse en vender leche frita y acabase vendiendo la plaza de las Pirámides.

Y vamos con otro animal que, quizá, Teodoro no halle en la huertanica. Ya Isidoro de Sevilla recogía la curiosa etimología del pez torpedo, que entorpece los miembros de quien le toca (Etimologías. XII, 6, 45). Es lo que ocurre con los miembros del PP: Habla Teodoro y punto redondo. Aquel genio que fue Santiago Amón solía preguntar frecuentemente en su tertulia: “Pero bueno, ¿quién se cree Juan Luis Cebrián que es Juan Luis Cebrián?” Pues a pocos meses de los 33 años de la muerte de Amón en un accidente de helicóptero en La Cabrera, podemos hacernos la misma pregunta sobre Teodoro.

La metáfora del gusto es un paradigma para quien sabe saborear la realidad

Teodoro debería saber que el gran político desarrolla un gran sentido del gusto para saborear las situaciones agradables y para saber cuándo hay que evitar tragarse varios sapos. Pero ¿qué es eso de tragarse el enorme sapo del edificio de Génova 13 nada más que por querer dar una lección de moral?

Tomás distingue entre la estulticia especulativa y la práctica: hay gentes muy limitadas de inteligencia pero que saben actuar bien; hay, en cambio, personas inteligentísimas que son estultos en su actuar.

Seguro que Teodoro se encuentra en diversas huertanicas, a personas como las que se encontraba Santo Tomás.

Los errores crasos, gordos, groseros y las metáforas de la grosería del intelecto o del corazón, es decir, el asunto del incrassatus puede dar para hablar tardes enteras. Antonio Burgos ha contado varias veces que había, en un Aeroclub de Sevilla, un socio al que todos tenían por tonto. Hasta que le elevaron a un cargo político. Entonces, se llevaron las manos a la cabeza: “Hasta ahora, sólo los del Aeroclub sabíamos que era tonto. Ahora se va a enterar toda Sevilla”.

Es un modelo que reproduce la trayectoria de Teodoro.

Remedios contra les tonterías de un político

Tras ese recorrido un tanto inquietante -esos tontos de Santo Tomás siguen siendo actuales...-, terminamos recogiendo brevemente las indicaciones que Santo Tomás da de los remedios contra las tonterías (propias o ajenas).

Primero, hay que recordar que, entre las obras de misericordia, las más importantes, tres guardan relación más o menos directa con nuestro tema: soportar a los molestos, enseñar al que no sabe y dar buen consejo al que lo ha menester.

A ver, que dén la cara loas miembros del PP que se atrevan a ejercer estas tres obras de misericordia con  Teodoro.

El remedio -cuando lo hay- es así propuesto por Santo Tomás: "Contra las deficiencias del intelecto especulativo, el remedio es el estudio, la doctrina; contra las deficiencias del intelecto práctico: La deliberación y el consejo".

Puestas las cosas así, ¿quién se atreve del PP a poner el cascabel al gato? “Ahí está el detalle”, que dijo Cantinflas. Si vemos que Teodoro sigue enredando, que es lo suyo; si sigue queriendo hablar en los actos del PP, hay algo muy claro: Teodoro está trabajando en contra de Ayuso.

Entonces, sabiendo cómo es Teodoro, y en el supuesto de que gane las elecciones Isabel Díaz Ayuso, que el insigne Teodoro aparezca a cinco metros de ella. Si se pone a menos distancia, ha de saber a qué se expone Isabel: A una ocurrencia de Teodoro. ¿Existe algún peligro mayor?

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