26 de abril de 2024
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FIN DE SEMANA
Patio de columnas

Patio de columnas

Pilar Redondo

Las irreversibles heridas del tiempo

Desde su celda el tiempo y sus irreversibles heridas sin cauterizar, recuperan la intensidad de la luz y su perfecta culminación.
El subversivo papel vibra ante el secreto sonido del silencio, ámbito propio, refugio perfecto desde el que abrir fuego.
Esta es la íntima esencia de la poesía de Mari Paz Cerrejón.

Mari Paz es una orfebre de las letras que con la minuciosidad de un cirujano se aferra a la pureza de la palabra, que es su compañera irrenunciable.

Sus poemas son como un lanzallamas que lo abrasa todo y de sus cenizas resurgen talento, pasión y mucha fuerza.
Están fundamentados en las relaciones humanas.

La escritura es su proyecto de vida, el presente y el recuerdo les dan voz a sus textos y al olvido, encontrándose frente a frente con la verdad que crece dentro de ella.

Su dominio lingüístico es notable, y con gran facilidad seduce la inocencia del folio inmaculado. 
En sus poemas podemos identificarnos cualquiera de nosotros, haciendo de la lectura una actividad empática.

En torno a su labor creadora levanta un universo, el suyo propio, donde se escucha hasta la respiración de los versos.

Entre los numerosos premios que atesora esta escritora están: Mujerarte, Isabel Aguera, juegos florales de la poesía (Bujalance), y en 2016 el prestigioso: Paul Beckett.

Sus textos intentan sanar la imperiosa llamada sin ayer de la sublime desnudez entre dos almas.
Traen implícito un mensaje. Huyen de la rigidez establecida, no te cansas de releer, técnicamente perfectos.

Desde muy joven cultivó el gusto por la poesía.
Su prestigio como escritora crece cada día, claro ejemplo de su característica forma de crear, que es singular e intransferible.
Lectura ágil, lenguaje enérgico, repleto de imágenes. 

Personalmente, la lectura de los libros de Mari Paz la comienzo con  mucho interés y la finalizo con mucho entusiasmo.
 Uno de mis preferidos es: Vanidades y sueños, que es Mari Paz en estado puro.
Bellos pasajes líricos, absolutamente vibrantes. 

Recientemente, en diciembre, ha presentado el libro titulado: Doce poemas para doce cuadros (del Museo del Prado), este libro nació en el momento más idóneo, el bicentenario del Museo del Prado.

-Las obras pictóricas elegidas son: El descendimiento de la cruz (Rogier van der Weyden, 1436).
-El jardín de las delicias. (Jheronimus Bosc -el Bosco- 1500-505).
-Adán y Eva. (Alberto Durero, 1507).
-El vino de la fiesta de San Martín. (Pieter Brueghel el Viejo, 1565-1568).
-Pentecostés. (Doménikos Theotokópoulos-El Greco-1597).
-Cristo crucificado, o Cristo de San Plácido. (Velázquez, 1632).
-Sagrada familia del pajarito. (Murillo, 1650).
-La muerte de Viriato, jefe de los lusitanos. (José de Madrazo, 1807).
-Los fusilamientos del 3 de mayo. (Francisco de Goya, 1813-1814).
-Viejo desnudo al sol. (Mariano Fortuny, 1871).
-Fusilamiento de Torrijos y sus compañeros en las playas de Málaga. (Antonio Gisbert Pérez, 1887-88.
-Niños en la playa. (Joaquín Sorolla,19109.

El libro recoge una visión muy total del Museo del Prado.

La autora vuelca versos sobre el escenario pictórico de cada uno de estos cuadros consiguiendo un resultado sobresaliente.
Un recorrido por la creación y de máxima actualidad.

La presentación se ha realizado en la Biblioteca Viva de al-Ándalus y he tenido el honor de ser su presentadora.
Como representante de la Editorial nos acompañó Virginia Bonilla.
El libro está magníficamente editado por: Pluma de sueños, Editorial.

Este libro es el regalo perfecto para cualquier ocasión. Y complace al menos dos de nuestros sentidos, el del tacto y de manera insuperable el de la vista.

El enardecimiento y la descripción que hace Mari Paz de las pinturas, nos permite penetrar en el sentido de la existencia, eterno, impetuoso, cercano y vital de cada lienzo.

Coloca un microscopio para que veamos toda la confidencialidad de los óleos.   

En la hora incierta en que se inicia la huida del destino inescrutable, el silencio culpable y la verdad testimonial construyen una palpitante identidad.

Uno de los mayores placeres que se nos puede permitir a las personas que nos gusta leer es un libro, uno como este: Doce poemas para doce cuadros (del Museo del Prado).

Cada vez que visito el Museo del Prado busco en cada obra, el tembloroso, inconstante y desdoblado borde de la luna, donde las lágrimas rotas atardecen...

Pilar Redondo. Escritora. Córdoba.  

El Cierre Digital no se hace responsable de las opiniones vertidas en esta sección que se hacen a título particular.

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