
Patio de columnas
Lucio Séneca
201 años de la mayor "felonía" que cometió el "felón" Fernando Vll

Hoy ha salido de mi baúl de los recuerdos ----naturalmente, porque el lunes día 8 se cumplen 201 años de la "felonía" que cometió el "felón" Fernando Vll --un pasaje de nuestra Historia que merece la pena recordar hoy, aunque sólo sea porque se trata de repasar el comportamiento del Borbón más traidor y más miserable de todos los Reyes de la Casa Real que nos llegó de Francia.
Y para no andarnos por las ramas voy a centrar este "repaso" en los cuatro Manifiestos que lanzó aquel Rey miserable que inició su vida con el intento de destronar a su padre (Carlos IV) y asesinar a su madre.
Aunque antes no me resisto a presentar al lector al sujeto que fue Rey de España entre 1808 y 1833 y no hay mejor tarjeta de presentación para saber quién fue, y lo que pensaban sus padres de él, que levantar el telón y mostrarles la escena que se vive en Bayona cuando tanto el padre (Carlos IV) como el hijo (Fernando Vll) le ceden la Corona a Napoleón. Veamos.
El telón se levanta cuando el "ogro", gritando por las noticias que ha recibido de Madrid sobre la sublevación del 2 de mayo y rápido como el viento y el rayo (el rayo de la guerra que era), se planta en la residencia del Príncipe Fernando y delante de sus padres le acusa de ser el instigador de los amotinados y los muertos de la capital española. Carlos lV aprueba las palabras del emperador y le grita a su hijo.
---¡Tú! ¡Tú has sido seguro el incitador de esa carnicería! ¡La sangre de mis vasallos ha corrido y también la de los soldados de mi gran amigo Napoleón por tu culpa! ¡Vete! ¡No quiero verte más!
Y la Reina, "hecha una furia" -según el biógrafo Castelot- insulta ferozmente a su hijo y le grita a la cara:
- ¡Bastardo! ¡Eres un bastardo! ¡Y maldita la hora que te traje al mundo! ¡Te teníamos que haber fusilado cuando lo de El Escorial!
Y dirigiéndose a Napoleón:
- Sire, no lo dude ¡mande a este bastardo al cadalso!
Napoleón, sin embargo, aprovecha el momento y la situación para decirle con cara de pocos amigos al Príncipe de Asturias:
- Si de aquí a la media noche no habéis reconocido a vuestro padre Rey legítimo y lo comunicáis a Madrid, seréis tratado por mí como un rebelde. Se acabaron las contemplaciones.
Y Fernando, cobarde como siempre, espantado y lleno de miedo, no sólo cede, abdica y reconoce a su padre como Rey legítimo, sino que se acerca a Carlos lV y se hinca de rodillas llorando y pidiéndole perdón, como hijo y como súbdito.
- Mariscal Lannes -dice Napoleón- acompañe al Príncipe a su residencia y asegúrese que mañana mismo salga para su nuevo destino en el castillo de Valencay.
Y al quedarse solo con los Reyes, Carlos lV ya no duda y abdica a favor de Napoleón. El Reino de España ya tiene nuevo Rey, porque el Emperador ya había elegido a su hermano José para sustituir a los españoles.
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