Patio de columnas
Lucio Séneca
Entre locos y ciegos
Bueno, y así se pasó un buen rato. Porque Don Miguel era una enciclopedia de saberes y pensares.. Luego, y ya a los postres, se centró en la República y en la actualidad política:
Mire, general,y que conste que hablo de esto porque usted me ha preguntado... Verá, cuando los monárquicos trajeron la República y la República me trajo a mí, yo viví como una cierta esperanza, creí entonces, ¡iluso de mí!, que por fin había llegado la hora de España. ¡¡Era todo tan bonito!!, un pueblo que se echa a la calle y que cantando arroja por la borda a una Monarquía de siglos, ¡era todo un acontecimiento!... una ocasión histórica.. Pero, no. La República se suicidó recién nacida, quizás porque la "comadrona" fue el resentimiento. Ya saben que su mentor, el señor Azaña, como dije en su momento, era un escritor sin lectores capaz de hacer la revolución para que le leyeran... No, y me di cuenta en cuanto me hicieron diputado y entré en las Cortes, aquello no era un lugar de encuentro, aquello fue desde el primer día el paraíso del desencuentro, una Torre de Babel a lo pobre. Ortega lo denunció enseguida con su "¡No es esto, no es esto!" famoso, pero yo preferí retirarme a mi Salamanca y seguir predicando en el desierto.
¿Y ahora?, se atrevió a preguntar Franco.
Ahora, aquella mi esperanza del comienzo es ya un túnel sin salida. Mejor dicho, con una única salida: la del enfrentamiento, la del exterminio, lo de siempre... otra Guerra Civil... o tú o yo. ¡No, no me gustan cómo van las cosas!... Las Izquierdas, o eso que llaman izquierdas, se han vuelto locas, y las Derechas, o eso que llaman derechas, están ciegas. O sea, que estamos entre locos y ciegos... ¡¡ Y esto no puede terminar bien!!.
Y así terminó la comida. Don Miguel y Franco se despidieron con un apretón de manos y deseando lo mejor para España.
Lucio Séneca
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