24 de abril de 2024
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FIN DE SEMANA
Patio de columnas

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Juan Pérez de Mungía

Las poses del Psoe

Pedro Sánchez con mascarilla.
Pedro Sánchez con mascarilla.

Hace un tiempo, las amas de casa eran casi las únicas mujeres que había en casa. En la calle paseaban con grandes peinados de pelo hinchado en las peluquerías, igual que una palomita eclosiona de la semilla, el cabello eclosionaba de las cabezas de las potenciales marujas en una especie de albóndiga pilosa. 

El secreto estaba en esa rara moda de colocar sobre las cabezas de las señoras, que no de los señores, un medio huevo eléctrico que insuflaba calor al pelo o ahuecaba y convertía la cabellera en una especie de palo de azúcar gracias a la fijación que proporcionaban las lacas. Por aquellos tiempos se puso de moda esa canción que retrataba a Pichi “Anda, y que te ondulen, con la 'permanén', y pa suavizarte, que te den 'col-crém'.” 

En las peluquerías todas las señoras, a la sazón marujas, marujeaban con las revistas de la época, la sempiternas Hola, Semana. En las fotos de portada de aquel final de época aparecían en su pose oficial Don Alfonso de Borbón y Doña Carmen Martínez-Bordiú, ella con un traje blanco como la patena y el vestido de gala con dorados bordados. La conversación bajo las escafandras de la peluquería giraban en torno a los pespuntes o puntadas de vuelta, y sus variantes derivadas de punto hierba, punto contorno y punto divido, que son una clase de puntadas de costura y bordados en el que los puntos individuales se hacen retroceder respecto a la dirección general de costura.

Por unos momentos el Palacio de la Zarzuela se colaba en ese ambiente de olor característico a fijadores y lacas, cabellos húmedos y cabellos secos, al tiempo que las nuevas señoras, con cita previa, aterrizaban y otras salían relucientes como cuando se sale de un lavacoches actual. 

Los tiempos cambiaron 40 años más tarde o quizás antes y las hijas de las marujas posaban para las revistas del marujeo progre. Tres maquilladores, cinco estilistas y un fotógrafo para ocho ministras. Eso es lo que necesitó la revista Vogue España para su número de septiembre de 2004. Encima de la escalinata de acceso a La Moncloa habían dispuesto dos sillones, algunas pieles y a las modelos en diferentes poses. Esas poses parecidas a las de antaño, más modernas y menos estiradas. Unas ministras se recostaban, otras de pie, todas de negro excepto la lideresa Fernández De la Vega de blanco en el centro, con las manos en los bolsillos y el pelo corto de chico. Pero confesó ser heterosexual. Sobre los cuerpos de las ministras posaban los trajes de Roberto Verino, Alberto Domínguez, Miguel Palacio, Loewe, Ángel Schlesser, Jorge Vázquez o Roberto Torreta.

Pedro Sánchez, el hombre que siempre sonríe.

El pesoe posaba, dentro Pichi satisfecho de su harén iba preparando la mayor crisis de su mandato. España iba bien, la burbuja inmobiliaria había sustituido a las pelambres hinchadas de la ‘permanent’ y todo parecía fluir hacia del éxito de un gobierno que rompía tabúes y convertía a las marujas en ministras modelo. "¡Qué duro es ser modelo!", bromeaba Calvo. "¡Sí, pero cobran más que nosotras!", contestaba Salgado. Y para terminar, una constatación. "Fernández de la Vega es la que más personalidad tiene. Todas la tratan como la autoridad del grupo. Es un poco la líder y nos iba marcando los ritmos", explicaba el subdirector de Vogue. Era una visión diferente del lado femenino, según El País.

Pichis hay muchos. Pedro Sánchez en 2015 se convirtió en el nuevo Steve McQueen. El secretario general del PSOE posó en Harper’s Bazaar en su edición del mes de diciembre, imitando al mítico actor, y protagonizando una portada en esta revista femenina donde una mano de mujer con las uñas pintadas de rojo sociata y pulseras psicodélicas en las muñecas pone la mano sobre la cabeza del dirigente, en esa metáfora icónica “Este hombre es mío”.

No han pasado 5 años aún y la historia se repite de forma ‘permanent’. El macho Alfa consintió que su ministra luciera como un bombón Ferrero, posando con un vestido Mango, primero en 10 Minutos, una revista del corazón del pueblo y unos días más tarde posar en Vanity Fair en un despacho, posando sus posaderas sobre una mesa, "la moda no es siempre impostura, también es una forma de expresar cómo eres". Esta vez Maje, Pedro del Hierro, Mango y El Corte Inglés prepararon el atuendo junto con la estilista, el fotógrafo, entre otros. En relaciones sexuales es conservadora, no habría ninguna otra manera de conquistar el ministerio, al macho alfa y preñarle de hijos que aseguren una pensión vitalicia. Hoy se viste de feminismo, el mismo marujismo de antaño, aquello de que unas tetas tiran mas que una carreta de bueyes. Eso sí, con el nuevo discurso.

La Moncloa es una pasarela de la moda en la que desfila como en una marcha militar de victoria secreta el gobierno de la pandemia. Posamos pues podemos. Aquellas cabezas de cabellos ahuecados han dado paso, en su propia evolución a rellenar el cráneo con el mismo aire del pelo. Decía Sara Montiel que Pichi, es el chulo que castiga, del Portillo a la Arganzuela, y es que no hay una chicuela que no quiera ser amiga de un seguro servidor.

Como las mariposas que vuelan erráticamente, luciendo sus alas estampadas, la política del socialismo busca distraer a la audiencia mientras los pichis liban las flores del mal, esos versos malditos que muestran las posaderas de un gobierno desnudo. Es la moda, idiotas! Cambiar para que nada cambie decía el Príncipe de Salina.

El Cierre Digital no se hace responsable de las opiniones vertidas en esta sección que se hacen a título particular.

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