La libertad del azul del mar...

la libertad, el mar, y entre otros colores el azul formaron parte de su esencia como persona desde muy pequeño. Por eso pudiera ser que para evadirse de la disciplina jesuítica se desahogaba pintando salinas, barcos, playas...
Estudió en el "externado gratuito" del colegio San Luis Gonzaga de los jesuitas hasta los 14 años.

Nació en el seno de una familia importante del Puerto de Santa María, el 16 de diciembre de 1902, hablo de Rafael Alberti Merello, y del que el 28 de octubre se han cumplido 21 años de su fallecimiento. Y aunque es conocido por su faceta de poeta, su primera aproximación al mundo creativo fue mediante la pintura... 

Siendo un adolescente se traslada con su familia a Madrid, deja el Bachillerato para estudiar pintura.
Fue fundador (junto a: Gerardo Diego, Pedro Salinas, Jorge Guillén, Lorca, Dámaso Alonso) y formó parte del grupo poético conocido como Generación del 27, en el sector del neopopularismo, junto con Lorca. El apartado más nutrido es el surrealista donde sobresalen notablemente Vicente Aleixandre y Luis Cernuda. Y los injustamente llamados poetas menores, Manuel Altolaguirre y Emilio Prados.

Más de una treintena de libros forman la obra poética de Alberti, es uno de los poetas más completos de la lírica contemporánea.

Se inicia en la escritura en el año 1921. Entre 1923 y 1924 escribe Marinero en Tierra, por el que recibe el Premio Nacional de Literatura.
En 1928 sufre una profunda crisis de fe, de ahí se gestaría: Sobre los ángeles.

Conoce a María Teresa León en 1930. Le dedicaría estos versos. "Cuando tú apareciste,/ penaba yo en la entraña más profunda/ de una cueva sin aire y sin salida.
La revista "Octubre" la funda en 1934, la dirige con María Teresa.
En 1941 en Buenos Aires nace su hija Aitana.

El 27 de abril de 1977 regresa a España y es elegido diputado por el Partido Comunista.
Entre sus múltiples reconocimientos, recibe el Premio Nacional de Teatro, y el Premio Salinas, junto con José Bergamín, otorgado por la Universidad Internacional Menéndez Pelayo, en 1981.
El año 1983 se hace con el Cervantes, el "Ópera Omnia" de la Asociación Colegial de Escritores y el Popular de la Vendimia, Racimo de Oro, en Trebujena (Cádiz). 

En: La arboleda perdida, queda patente la búsqueda, del tiempo, de sus raíces, su añoranza por el mar, de la libertad, y su Puerto de Santa María...
Otros de sus libros: La amante (1926), El alba de alhelí (1927), inicialmente iba a titularse: Cales negras. Recoge vivencias acontecidas durante su estancia en Rute, pueblo cordobés.

En 1948 le dedica un libro a su otra pasión, bajo el título: A la pintura, donde analiza el color y la línea en la obra pictórica de: Giotto, Botticelli, Leonardo, Durero, Rembrandt, Zurbarán, Picasso.
Por otra parte en este libro se nos presenta una amplia gama de formas clásicas: silvas, pareados alejandrinos, sonetos, redondillas heptasílabas y eneasílabas, sextetos, endechas, endecasílabos blancos, versos de pie quebrado.
En otras ocasiones se posiciona de parte del verso libre. 

Está comprobado que Alberti utilizaba numerosos registros, desde las breves formas neopopulares a los sofisticados poemas gongorinos.

Uno de sus más reconocidos personajes imaginarios es: "Rosa-fría, patinadora de la luna", que inspiró el cuento de María Teresa León.
Rafael y María Teresa también escribieron en colaboración, un ejemplo es el libro titulado: Sonríe China, publicado en 1958, muestra referencias de diversas personalidades del mundo literario y artístico que han ido encontrando y a los lugares donde han acontecido.

Por sus poemas han pasado todos los temas, política, amor, nostalgia, rencor, esperanza, ilusión...
También erotismo, queda recogido en un conjunto de atrevidas metáforas en silvas, que aúnan sexo y juventud, titulado: El Diálogo de Venus y Príamo. 

Su obra literaria es muy cromática, en muchos de sus textos se puede intuir la mirada del pintor que analiza el perfil de las formas.

Le fascinaba pintar el Balvanera, barco en el que su abuela Josefa y tres de sus hijos emigraron a Argentina, allí también se exiliaría él tras la ocupación alemana en París.
Su aliada en el mundo pictórico, la que le abrió camino, le enseñó a copiar obras de los grandes maestros, le sumergió en los secretos del arte de pintar, le explicó la técnica y hasta le regaló su caja de pinturas al óleo fue su tía Lola, la de Granada.

Alberti entró en un bucle casi compulsivo, pintando todo lo que tenía delante.
Ya en Madrid pasaría muchas horas copiando en el Museo del Prado, y las esculturas de escayola de los modelos helénicos del Casón del Buen Retiro, antiguo palacete de Felipe lV.
Su contacto con las tendencias de vanguardia le vino dado por el impulso de Daniel Vázquez Díaz que estaba recién llegado de París, y que fue el que le alentó a presentar algún cuadro al Salón de Otoño  de 1920, "Evocación y Nocturno rítmico de la ciudad".

Pintó en todo tipo de soportes. Algunas de sus obras son:
-A la entrada de la huerta, 1917. Óleo sobre madera. 
-X Sonetos romanos, 1964. Grabado sobre plancha de cinc y plomo.
-Sin título, 1968. Tinta china sobre papel.
-Amor, delirio y destrucción, 1971. Litografía sobre papel.
-El lirismo del Alfabeto, 1972. Litografía sobre papel.
-Se equivocó la paloma, se equivocaba, 1986. Serigrafía sobre papel.

El mar traza y mantiene su color, que desnudo camina a mi encuentro, sediento de luz, de amaneceres, de sueños, de cielos encendidos, de sirenas, de mapas del pasado, de vida...

En su testamento pide que esparzan sus cenizas en el mar gaditano.
"Alguna partícula de ceniza se cuelgue en la bella melena de alguna bañista... puedo estar en la cresta de una ola, como en el sexo de una siena..." (Rafael Alberti).

Pilar Redondo. Escritora. Córdoba.

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