
Patio de columnas
José Ignacio Herce Álvarez
Yihadismo forestal, ¿nueva estrategia terrorista?

Parece claro que el terrorismo yihadista se está viendo cada más acosado y eso les obliga a que en su desesperada lucha por la supervivencia, busquen cualquier forma de causar el mayor daño posible a occidente. En esta línea, a su forma de actual habitual basada en atentados suicidas, coches bomba, atropellos, etc., están buscando sumar nuevas acciones que mantengan activa su estrategia de terror.
Esto viene a colación porque hace unos días en un informativo nacional se apuntaba al terrorismo yihadista como una posible causa del origen de los incendios que se están produciendo en Canadá y se planteaban si los terroristas están cambiando su modus operandi dejando las armas y usando los incendios para sembrar el terror, apuntando con ello al nacimiento de un nuevo tipo de terrorismo yihadista, el forestal.
Pero, aunque esta propuesta pueda parecer novedosa, no lo es y para justificar esta afirmación, voy a hacer un poco de historia que es lo mío.
Tenemos que remontarnos hasta 2012 cuando seguro que recordaremos una serie de incendios forestales que asolaron el sur de Europa y más concretamente a España, en lo que se definió como los incendios más devastadores del silo XXI. Ante esa situación, el entonces jefe del Servicio Federal de Seguridad ruso (FSB) -denominado KGB en la antigua URSS-, Alexander Bortnikov en la sesión inaugural de la 11 Reunión de Jefes de Servicios Especiales, Organismos de Seguridad y Órganos Encargados del Cumplimiento de la Ley -cuya labor está orientada a fortalecer el sistema global de lucha contra el terrorismo sobre la base de los principios y las normas del derecho internacional comúnmente admitidos, con la coordinación general de la Naciones Unidas-, celebrada en Moscú en 2012, afirmó que la organización terrorista Al Quaeda estaría tras estos incendios forestales, creando así una nueva tendencia en su lucha anti occidental a través de incendios forestales premeditados y preparados minuciosamente dentro la estrategia que denomino de “mil picaduras”.
Bortnikov explicó cómo “este método permite causar daños económicos y morales de consideración sin una exhaustiva preparación, grandes gastos y equipos técnicos”, a lo que hay que unir que la probabilidad de capturar a estos terroristas pirómanos es casi nula.
"Yihad forestal"
Esta afirmación, nada menos que de los servicios rusos de seguridad, se veía a su vez avalada por el hecho de que en la página web de los extremistas se podían ver instrucciones de cómo organizar una “yihad forestal”, incluyendo además de recomendaciones y los métodos más eficaces de producir incendios, cómo debían de proceder los autores a huir sin dejar huellas que permitiesen ser descubiertos.
En esta línea, mientras que el sur de Europa ardía en llamas, un grupo de musulmanes australianos adoctrinaban a sus seguidores para que llevaran a cabo una yihad forestal, consistente en incendiar bosques y ciudades del país.
Y no olvidemos que España no quedó al margen de esta ola de incendios, destacando los de La Gomera, La Palma y Tenerife, aun en nuestra memoria y es que como más adelante veremos nuestro país no escapa a esta posible estrategia.
Pero estas afirmaciones del servicio secreto ruso tampoco eran nuevas ya que existen precedentes, como en 2008 cuando después de unos importantes incendios forestales sufridos por Australia, la prensa del país especuló sobre la posibilidad de que esos fuegos hubiesen sido provocados por islamistas radicales. Tampoco quedó al margen Estados Unidos y así las autoridades de Los Ángeles, pusieron en alerta a la población avisando de que de los terroristas podrían provocar incendios en California y otros estados, basándose en un informe del Departamento de Seguridad Interna (DHS) y del Cuerpo de Bomberos de Los Ángeles en el que se indicaba: “Los terroristas que pretenden usar el fuego como un arma podrían elegir los lugares cercanos a zonas pobladas o con infraestructura para causar el mayor daño y muertes posibles”.
Todos ellos tenían en común que, con estas acciones, los grupos extremistas pretendían causar daños a gran escala, afectar la economía, recibir una amplia cobertura en los medios de comunicación y causar pánico entre la población.
Y, por si fuera poco, en los documentos decomisados en 2011 al fallecido líder de Al Qaeda, Osaba Bin Laden, se encontró evidencia de que los terroristas planeaban un atentado forestal en Estados Unidos.
Una vez que hemos enmarcado el tema en el ámbito internacional, vamos a ver cómo nuestro país en algún momento de nuestra historia reciente, también se ha podido ver afectado por esta variante del terrorismo yihadista.
Recordemos los terribles incendios que azotaron Galicia, Asturias y el norte de Portugal en 2017 y que llegaron incluso a provocar la muerte de cuatro personas en la comunidad gallega. En aquel momento, se barajó la posibilidad de que detrás de ellos estuviera la mano de círculos yihadistas ya que, desde las redes de propaganda del ISIS, más concretamente en Telegram, celebraron esta ola de incendios. Es más, alguno de estos perfiles llego a atribuirse los incendios como un ataque de la organización terrorista, concretamente, el del Batallón Abul Mughirah Al Qahtani, un líder extremista radical vinculado al ISIS en Libia.
Si bien es cierto que no hay ninguna reivindicación expresa de estos incendios, Chema Gil Garre, codirector del Observatorio de Seguridad Internacional y experto en temas de seguridad y terrorismo, afirmo que diferentes perfiles terroristas "reclaman las consecuencias de lo que ha ocurrido en Galicia como eventuales acciones de yihad" y es que, aunque ha habido intentos tanto por parte de Al Qaeda como del ISIS de arrogarse o promover estos incendios, no existe ninguna constancia real de que los hayan llevado a cabo. Aunque parece claro que pudiera ser una opción manejada por estas organizaciones, enmarcadas en su objetivo principal que no es otro que infringir el mayor daño a occidente, sea de la forma que sea.
Otra prueba más prueba del interés de estos grupos terroristas en este tipo de terrorismo lo tenemos en 2013 cuando El Confidencial Digital desveló la existencia de un manual que había hecho circular la rama de Al Qaeda en la Península Arábiga (AQAP), en el que daban instrucciones precisas sobre como provocar incendios forestales, en el cual explicaban los métodos para conseguir la expansión rápida del fuego e incluso, qué tipo de bosque escoger con el objetivo ultimo de maximizar las bajas humanas.
Incluso la revista INSPIRE, vinculada a Al Qaeda, en un momento pidió a los yihadistas que llevaran a cabo incendios forestales en occidente, poniendo especial atención a España como uno de los objetivos principales de esta campaña de incendios.
En cualquier caso y, aunque en general en grupos como el ISIS estas atribuciones de incendios son habituales en sus canales de comunicación, estarían más dirigidos a su propio público que a la comunidad occidental, con la única finalidad es la de ser una forma mas de demostrar su fuerza.
Pese a todo lo dicho, en este momento no dejan de ser puras especulaciones, aunque lo cierto es que diferentes expertos en seguridad internacional se han visto alarmados en los últimos tiempos por la proliferación de estos mensajes terroristas dentro de lo que podíamos denominar más ampliamente una “yihad medioambiental”. Y es que el daño que se puede causar a través de ella puede ser mayor que cualquier atentado, ya con ella se destruye el medioambiente, puede acarrear vidas humanas y sus consecuencias producen pérdidas materiales y económicas incalculables. Es por esto cierro el artículo como lo empecé:
YIHADISMO FORESTAL, ¿nueva estrategia terrorista?
José Ignacio Herce Álvarez, vicepresidente de la Plataforma de Apoyo a los Víctimas del Terrorismo (APAVT)
El Cierre Digital no se hace responsable de las opiniones vertidas en esta sección que se hacen a título particular.