23 de abril de 2024
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FIN DE SEMANA
Patio de columnas

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Elsa Martínez

Todo sobre mis padres

Siempre quise ser digna hija de mi padre, un pedazo de ser humano espectacular al que le debo mucho. No solo porque haya sido y sea mi padre, sino porque su carácter, su vida, su personalidad arrolladora y su mundo increíble me ha dado muchísimas experiencias que nunca podre agradecer suficiente.  Sin embargo, esta columna, por el famoso San Jose, Dia del Padre, se la voy a dedicar a mis dos padres, el que me hizo y cuido desde que nací, y el que he reencontrado gracias a mi marido, Luis Sanguino, un segundo padre para mi y con el que he tenido una suerte increíble. 

Arnaldo Martinez Calvo, mi padre, un señor de los pies a la cabeza, representa a toda una generación que ha sido clave en la recuperación de esta España nuestra, camisa de la esperanza y llave del futuro de Europa en estas latitudes. No se como pudieron, realmente, sobrellevar tanta hambre, tanta miseria, tanto dolor, tanta pena… como lograron sonreír mientras la vida de posguerra azotaba la cartilla de racionamiento en su infancia de Rosellini. No lo sé, y a veces preferiría no recordarlo, pero si se que mi padre como otros se asoma todavía a una estantería repleta de dulces o de comida y sonríe como si no hubiese un mañana…. El, como otros niños de los cuarenta y cincuenta, se crio como pudo, huérfano de madre y con el recuerdo de una tía espectacular, mi abuela Lydia Calvo, maestra republicana que fue a las Urdes en aquel movimiento de educación publica para todos en los tiempos de Azaña. Mientras mi abuelo, Lorenzo Martinez, restauraba iglesias y frescos, cuadros y lienzos, mi padre se crio en un Madrid pícaro, de rincones de vida entre churros, el Ramiro de Maeztu y luego en la Complutense. Hizo de todo, dio clases a maravillosos jovencitos de Neguri, en Bizkaia, donde conoció a los ahora famosos Portocarrero, del Correo Vasco.

Y así alcanzo su titulación cum laude de Profesor de Historia y se casó. Y empezó su vida política, como siempre siendo un tío rebelde. Tuvo el valor de votar en contra del referéndum famoso de Franco, y su suegro casi muere del susto… y después vino la UCD, los tiempos que yo nací, la Transición, la Democracia, Adolfo Suarez, amigo al que adoraba, o la vida en Alicante de alto cargo y profesor a la vez.

Tan digna como la historia increíble de Luis Sanguino, mi otro padre ahora, político claro… También a él, octogenario increíble, quiero dedicarle esta columna. Un hombre único que es el escultor internacional mas importante de este país vivo. El que ha retratado a JFK, a Pablo Iglesias, a Unamuno, Severo Ochoa o Hemingway en bustos eternos de bronce y carácter increíble. Un tipo que vivió en NY más de una década y luego otra y media en México. Que hizo THE INMIGRANTS en el Battery Park para toda la posteridad, y se quedo nuevo… y un tipo que me llevo al cielo cuando contemple sus Puertas de la Catedral de la Almudena. Otro señor estupendo que con su primera paga se compró un “librillo” de boquerones en vinagre en El Mesón del Segoviano, donde Lucio, su amigo querido, empezó trabajando y luego fundo CASA LUCIO.

Y así puedo hablar a través de ellos dos de toda una generación de padres que no podemos olvidar. Los que han construido esta España nuestra, nuestros sueños libres de hoy…y a los que les debemos todo y mucho más. Por eso el Dia del Padre es el día de mi vida, de nuestra vida, y de todos los que creemos que son imprescindibles hoy y siempre. CON AMOR….

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