
Skoda Kodiaq 2.0 TDI 193 CV 4x4: El mejor Skoda?
Con más espacio, mejoras tecnológicas y un motor diésel equilibrado, la segunda generación del Kodiaq se afianza como una opción sólida para quienes buscan un SUV grande y versátil
La segunda generación del Skoda Kodiaq ya está en el mercado, y lo hace manteniendo el nombre inspirado en el oso Kodiak que habita en Alaska, pero con una propuesta mucho más refinada y actualizada. Desde su aparición en 2017, este SUV se ha convertido en uno de los pilares de la marca checa dentro del segmento familiar, especialmente en Europa. El modelo que hemos tenido ocasión de analizar en profundidad es el 2.0 TDI de 193 CV con tracción total, una configuración orientada a quienes buscan equilibrio entre prestaciones, espacio y capacidad de adaptación a distintos escenarios de uso.

Con un incremento en dimensiones respecto a su antecesor, el nuevo Kodiaq alcanza los 4,76 metros de largo y 1,86 de ancho, manteniendo la altura en torno a 1,68 metros. Estas cotas no solo mejoran su habitabilidad, sino que también le confieren una imagen más robusta, subrayada por unos pasos de rueda angulosos y molduras inferiores en plástico texturizado. El frontal ha sido rediseñado con una parrilla de mayores proporciones y ópticas Matrix LED, mientras que una nueva franja luminosa horizontal añade un aire moderno y reconocible, heredado del Enyaq.

La parte trasera también ha sido objeto de revisión, incorporando pilotos LED con forma de C y detalles estilísticos que refuerzan su identidad visual. En función del acabado, algunos elementos cambian de tono: por ejemplo, el pilar D es negro brillante en la variante Sportline y aluminio cepillado en la versión Selection. Más allá del impacto estético, estas modificaciones también influyen en la eficiencia aerodinámica, reduciendo el coeficiente de resistencia de 0,32 a 0,28.

En el interior se percibe una notable evolución en materiales y tecnología. Las superficies blandas predominan en las zonas de contacto, los tapizados en microfibra mejoran la sensación de calidad, y el diseño general se actualiza sin perder la lógica funcional del modelo anterior. El sistema multimedia se apoya en una pantalla táctil de 13 pulgadas, mientras que la instrumentación digital alcanza las 10,25 pulgadas. Además, el head-up display —disponible opcionalmente— contribuye a mantener la atención en la carretera.

Una de las incorporaciones más novedosas es el conjunto de mandos “Skoda Smart Dials”. Se trata de tres ruletas físicas con pequeñas pantallas integradas que permiten regular aspectos clave del vehículo como la climatización, el volumen del sistema de sonido o los modos de conducción. Este enfoque mixto entre controles físicos y digitales pretende mejorar la ergonomía y reducir distracciones durante la conducción.

También hay novedades en la consola central, ahora más despejada gracias a la reubicación del selector de marchas, que pasa a estar en la columna de dirección en forma de mando giratorio. Esta solución libera espacio e introduce nuevos compartimentos de almacenamiento. A esto se suma una base de carga inalámbrica para dos teléfonos móviles, una solución práctica para familias conectadas.

Donde el Kodiaq continúa marcando diferencias es en su espacio interior. La versión de cinco plazas ofrece un maletero de 910 litros, una mejora notable respecto a la generación anterior. Abatiendo los asientos traseros, la capacidad se extiende hasta los 2.105 litros. La opción de siete plazas reduce el volumen a 340 litros, pero sigue siendo adecuada para el uso cotidiano. Además, la tercera fila se ha hecho más accesible, aunque como es habitual en este tipo de vehículos, su uso prolongado se recomienda principalmente para personas de menor estatura o trayectos cortos.
En cuanto al sistema de propulsión, el 2.0 TDI de 193 CV representa una de las versiones más potentes con mecánica diésel dentro de la gama. La entrega de par es generosa desde bajas revoluciones, lo que favorece una conducción relajada en autopistas y buen rendimiento en adelantamientos. Este propulsor no busca emociones deportivas, pese al nombre “Sportline” del acabado probado, pero ofrece unas prestaciones solventes y una eficiencia adecuada para quienes recorren largas distancias o viajan con frecuencia en familia.

El esquema de suspensión, con tecnología DCC Plus en nuestra unidad, contribuye a suavizar la marcha sobre superficies deterioradas y permite cierto grado de personalización en el comportamiento dinámico. El conjunto mantiene el tipo tanto en curvas como en caminos sin asfaltar, y la tracción total 4x4 añade un plus de seguridad y confianza cuando el firme pierde adherencia. La dirección, por su parte, ofrece un buen nivel de precisión, y el radio de giro es contenido para las dimensiones del coche, algo que facilita el día a día en ciudad o al aparcar.

Respecto a la oferta comercial, el Kodiaq 2.0 TDI 193 CV 4×4 en acabado Sportline arranca en 51.200 euros en el mercado español, aunque este precio puede variar dependiendo del equipamiento adicional y la configuración de plazas. Incorporar la tercera fila supone un coste adicional cercano a los 1.100 euros. Si se compara con modelos de enfoque similar como el Volkswagen Tiguan Allspace o el Peugeot 5008, el modelo de Skoda ofrece una propuesta competitiva en cuanto a dotación de serie y amplitud.
La gama del nuevo Kodiaq se completa con versiones menos potentes, como el diésel de 150 CV o el motor gasolina 1.5 TSI con hibridación ligera, cuyos precios comienzan desde los 43.970 euros. También hay una variante híbrida enchufable, que combina un motor de gasolina con uno eléctrico para ofrecer 204 CV y una autonomía de más de 100 kilómetros en modo 100% eléctrico. Esta opción, que parte de 50.650 euros, está orientada a quienes pueden beneficiarse de las ventajas fiscales y de movilidad que ofrecen este tipo de motorizaciones.
En definitiva, el Skoda Kodiaq 2.0 TDI 193 CV con tracción integral representa una opción equilibrada dentro del universo de los SUV grandes. La mejora en materiales, tecnología y habitabilidad lo convierten en un modelo preparado para responder a las necesidades de quienes priorizan el espacio y la funcionalidad. No es un coche que busque destacar por deportividad, pero sí por ofrecer una respuesta eficiente y coherente para un uso polivalente, ya sea en entornos urbanos, en carretera o en escapadas fuera del asfalto.
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