Para los amantes de la nieve: el pueblo de España que no te puedes perder en invierno
Benasque es el pueblo que mezcla tradición y belleza, situado en el corazón del Pirineo Aragonés, perfecto para esquiar
Benasque, un pueblo que encarna la esencia del Pirineo aragonés, es una joya escondida que sorprende a todo el que la visita. Situado a 1.500 metros de altitud, se ha convertido en un destino favorito para los amantes de la montaña, el senderismo y los deportes de invierno.
Sin embargo, a pesar de su popularidad, Benasque conserva un casco histórico que parece detenido en el tiempo, ajeno a las modernidades y tendencias de las grandes urbes.
Las calles empedradas de Benasque cuentan historias centenarias, donde cada piedra refleja un legado. El pueblo tiene una rica mezcla de arquitectura que va desde lo románico hasta lo renacentista. Las construcciones románicas son una constante.
Estas transportan a los visitantes a épocas pasadas en las que la piedra era el material que narraba la historia y la fe de sus habitantes. Al caminar por sus calles, las arcadas góticas se entrelazan con restos renacentistas. Marcando una época en la que Benasque se destacaba como un centro de poder y nobleza en la región.
Casonas y palacetes: un vistazo a la nobleza local
Uno de los elementos más fascinantes de Benasque es la presencia de las casonas señoriales y los palacetes que se alzan entre sus calles. Casa Faure es un claro ejemplo de la importancia que tuvo esta villa en el pasado.
Esta casa, como muchas otras, está adornada con escudos heráldicos que indican la relevancia de las familias que alguna vez habitaron el lugar. Estos detalles arquitectónicos revelan un pasado en el que la nobleza y la clase alta hicieron de Benasque un punto de referencia en el Pirineo.
Otro de los edificios emblemáticos es el Palacio de los Condes de Ribagorza. Este palacete nobiliario resalta por su imponente fachada y sus detalles arquitectónicos que reflejan la opulencia de sus antiguos moradores. La historia de los condes y su influencia en la región está plasmada en cada rincón de esta construcción que aún se mantiene erguida y desafiante al paso del tiempo.
Un viaje por calles empedradas
Pasear por el casco histórico de Benasque es una experiencia en sí misma. Las calles empedradas ofrecen un recorrido por una villa típicamente pirenaica. Donde las fachadas de piedra y los balcones de madera parecen cobrar vida con las flores y plantas que adornan las ventanas.
Cada esquina guarda un detalle que contar. Una inscripción en la pared, una arcada escondida o una plaza con vistas al paisaje montañoso que rodea al pueblo.
El entorno natural de Benasque no puede quedar en segundo plano. El valle que lleva su nombre es uno de los más bellos de todo el Pirineo, con cumbres que se elevan majestuosas y paisajes que se transforman según la estación.
Durante el invierno, el pueblo se llena de esquiadores y aficionados a los deportes de nieve. Mientras que en verano, las rutas de senderismo y los lagos alpinos atraen a montañistas y amantes de la naturaleza.
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