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Un hombre de cabello canoso y traje oscuro habla frente a un micrófono mientras otras personas lo observan en el fondo.
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Perfiles de infieles célebres (III): Analizamos a Bill Clinton, política, poder y sexo

Lara Ferreiro, colaboradora de la web de citas para casados Ashley Madison, explica en este artículo la relación.

Hablar de Bill Clinton es sinónimo de escándalos e infidelidades.  El poder atrae, el dinero atrae y la fama también. Clinton y las mujeres son sinónimos, se atraen como imanes.

Es pensar en su nombre y lo primero que se nos viene a la mente es su famoso escándalo sexual con la que fuera su amante Mónica Lewinsky. Corrieron ríos de tinta sobre este tema.

Ella, una chica joven de 22 años, 27 años menor que Clinton. Cautivada por el carisma arrebatador de un hombre cazador. Él lo tenía todo, fama, dinero y poder. Eran sus finales años dorados de los 90.

Por aquel entonces él era el hombre más poderoso del mundo y ella, la joven Mónica, una becaria no remunerada que hizo temblar las paredes de la Casa Blanca y puso en jaque mate al mismísimo presidente de EEUU.

Tuvo que verse sometido a un juicio para un proceso de destitución del que finalmente fue absuelto. Psicológicamente esto te deja marcado y manchado de por vida en su (más o menos) intachable historial que tenía hasta ese entonces.

Bill tiene una personalidad engañosa que le impidió rematar su segundo mandado. Es el hombre de las mil caras, nunca sabes lo que puede estar pensando, salvo que una mujer atractiva esté delante.

Es un hombre que le gustan mucho las mujeres y las mujeres a él, es recíproco. Clinton es infiel por naturaleza.

Dos personas posando juntas en una oficina con cortinas doradas y una bandera estadounidense en el fondo.
Mónica Lewsinsky. | ElCierreDigital

Para él, la infidelidad es un mecanismo de autocuidado y evasión de su matrimonio con Hillary, la quiere a su manera pero le falta algo con ella y esta carencia la sacia con múltiples infidelidades.

Quizás ahora él esté más mayor, pero a pesar de todo lo vivido después de que se pasase la tormenta mediática, esto no ha hecho que disminuyese su interés por las mujeres. Él las necesita para vivir; necesita saciar su ego y su narcisismo con ellas.

Los estudios de Ashley Madison corroboran que son los hombres inteligentes y con estudios superiores como Bill los que suelen ser infieles.

Para hablar de Bill es necesario hablar de Hillary, son un tándem perfecto. Su mujer, Hillary, es muy inteligente y ambiciosa. Ella lleva los affaires de su marido con muchísima dignidad. Ya que su hambre no es sexual como la de su marido.

La infidelidad es una realidad. Tanto el hombre como la mujer son infieles. Pero socialmente se es más permisivo con los hombres poderosos e infieles. Salvo que mientas hasta el final bajo juramento sobre tu relación con Lewinsky como hizo Clinton, esto nunca lo han olvidado.

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