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Fachada de una tienda Zara con varias personas entrando y saliendo
OCIO

50 años de Zara: El sueño gallego que viste al mundo

Algunas de las claves en la trayectoria de éxitos de Amancio Ortega

Zara cumple 50 años. Medio siglo desde que un modesto taller en A Coruña iniciara una revolución silenciosa que transformaría el mundo de la moda, y con él, el lugar de España en la economía global. Cincuenta años del sueño de un joven gallego llamado Amancio Ortega, que prometió a su madre que saldría adelante, y cumplió con creces. Fundó uno de los mayores imperios textiles del planeta, colocó a España en el top 10 de la industria mundial, y cambió para siempre la forma en la que consumimos ropa.

Un origen humilde, una promesa eterna

Amancio Ortega nació el 28 de marzo de 1936 en Busdongo de Arbás, un pequeño pueblo leonés donde el invierno es largo y la vida, entonces, aún más dura. Apenas cuatro meses después estallaría la Guerra Civil, y con ella, una España empobrecida marcaría la infancia de millones de niños. Sus padres, vallisoletanos de origen humilde, hacían todo lo posible por sacar adelante a la familia. Su padre, Amancio Ortega Rodríguez, trabajaba como peón de mantenimiento en el ferrocarril; su madre, Josefa Gaona Hernández, era el alma del hogar. Una mujer fuerte, cariñosa y digna, que se convirtió en la brújula emocional de su hijo menor. Josefa fue, sin duda, su gran inspiración.

Hombre mayor de cabello canoso viste chaqueta azul y camisa clara mientras sonríe al aire libre frente a una pared roja
Amancio Ortega | EP

La historia que cambiaría el destino de Amancio ocurrió cuando tenía apenas 12 años. Salía del colegio, como cada tarde, y su madre fue a recogerlo para llevarlo a casa. Paseaban juntos por A Coruña, haciendo algunos recados, cuando entraron en una pequeña tienda de ultramarinos. A él, pequeño aún, le quedaba alto el mostrador, y no podía ver con claridad lo que pasaba. Pero sí escuchó con nitidez una frase que jamás olvidaría:

"Señora Josefa, lo siento mucho, pero ya no le puedo fiar más dinero."

Esa frase lo destrozó. Sintió, sin saber aún qué era la vergüenza adulta, una herida profunda en el orgullo. Ese día, en silencio, se hizo una promesa: su madre jamás volvería a pasar por algo así. Nunca más.

Fue una promesa sencilla y devastadora. El tipo de compromiso que no se dice en voz alta, pero que marca una vida entera. A los 13 años, comenzó a trabajar como recadero en la camisería Gala, una de las más reconocidas de A Coruña. Era apenas un adolescente, pero ya tenía claro su propósito: devolverle la dignidad a su familia, darle a su madre una vida mejor, y construir algo que rompiera para siempre con la pobreza que lo había hecho sentir impotente. Con trabajo incansable, constancia y con una voluntad a prueba de derrotas, lo logró.

Años después, cuando Zara ya era un fenómeno global y él uno de los hombres más ricos del mundo, Josefa (su querida madre) seguía llamándolo con ternura "Choliño". Vivió hasta los 94 años y tuvo el privilegio de ver cómo aquel niño que la acompañaba del colegio a los ultramarinos cumplía su promesa con creces. El imperio nació de ella, de su dignidad, de su ejemplo. Porque a veces, los gigantes no nacen del deseo de conquistar, sino de una promesa hecha desde el amor más puro.

1975: El nacimiento de Zara

Con apenas recursos pero una determinación inquebrantable, en 1975 abre la primera tienda Zara en A Coruña junto a su entonces esposa, Rosalía Mera. El nombre original iba a ser “Zorba” (por la película “Zorba el griego”), pero ya estaba registrado. Cambiaron unas letras y nació Zara. Sin saberlo, estaban fundando el buque insignia de lo que después sería Inditex, el mayor grupo textil del mundo.

Tienda Zara con escaparate decorado y maniquí en un centro comercial
Primera tienda de Zara | Inditex

Su modelo rompía con todo lo establecido: diseño, producción y distribución en tiempo récord. La moda rápida nacía en Galicia. Mientras las grandes marcas tardaban meses en lanzar una colección, Zara lo hacía en cuestión de semanas. Era la democratización del estilo. España dictaba tendencia.

Un modelo empresarial revolucionario

Zara no solo cambió el ritmo de la moda, sino el concepto mismo del consumo. Con producción centralizada, logística impecable y un oído fino para captar lo que el cliente quería, Ortega levantó un imperio discreto y eficaz.

Inditex, creado en 1985, se convirtió en un conglomerado que incluye marcas como Massimo Dutti, Pull&Bear, Bershka o Stradivarius. Hoy, Zara cuenta con más de 2.000 tiendas en más de 90 países, y presencia digital en casi todos los rincones del planeta.

50 años de impacto global y orgullo nacional

Zara ha llevado el sello “Made in Spain” a las principales capitales del mundo. Desde Tokio a Nueva York, pasando por París o Dubái, la firma ha sido embajadora del diseño español, convirtiéndose en símbolo de modernidad, eficiencia y estilo accesible.

La industria textil gallega, antes marginal, se convirtió en referente. Miles de empleos directos e indirectos se generaron en toda España, y la marca arrastró consigo a proveedores, transportistas, diseñadores y un ecosistema económico que convirtió a Galicia en el Silicon Valley de la moda.

El hombre detrás del mito

Reservado hasta el extremo, Amancio Ortega ha concedido contadísimas entrevistas. Su vida personal se mantiene en la sombra, pero su legado brilla con luz propia. Ha sido varias veces el hombre más rico de Europa y llegó al podio de las mayores fortunas del mundo, superando incluso a Jeff Bezos y Warren Buffett.

Hombre mayor de cabello canoso viste camisa blanca y pantalón beige mientras sostiene una chaqueta roja en la calle con un niño desenfocado al fondo
Amancio Ortega | EP

Pero si algo lo define es la humildad: mismo café en el mismo bar, mismas camisas blancas, misma oficina. Nunca ha tenido un despacho en Inditex, ni rascacielos con su nombre. Prefiere construir hospitales, becar jóvenes talentos y comprar inmuebles por el mundo, muchos de ellos alquilados al propio Estado para servicios públicos.

Más que moda, una forma de ser

Zara ha sobrevivido a crisis financieras, pandemias y la disrupción digital. Lejos de estancarse, ha liderado la transición hacia la sostenibilidad, invirtiendo en tejidos reciclados, trazabilidad y procesos más limpios.

Fachada de una tienda con el letrero de Zara en letras negras sobre una pared blanca
Escaparate de una tienda Zara | EP

Pero su mayor legado no es una colección ni un balance económico: es haber demostrado que desde un rincón de Galicia se podía conquistar el mundo. Que con visión, constancia y trabajo, un sueño humilde podía poner a España en la cima de la moda global.

Un futuro que sigue cosiéndose

Hoy, 50 años desde su fundación, Zara celebra más que un aniversario. Celebra una historia profundamente humana que ha tejido, puntada a puntada, una de las grandes epopeyas empresariales de nuestro tiempo. Es la historia de un país que, durante décadas, se vio pequeño, pero un día se atrevió a mirarse al espejo, a creer en su talento, y a vestirse con su propio estilo para salir al mundo con la cabeza alta.

Mujer caminando dentro de una tienda de ropa elegante con estantes y percheros organizados y decoración moderna
Una de las tiendas de Zara | EP

Por encima de todo,  Zara celebra el cumplimiento de una promesa hecha en voz baja, entre estantes de ultramarinos y una infancia marcada por la necesidad. Una promesa de hijo. Una promesa a Josefa, la mujer que fue madre, guía y motor silencioso. Fue su dignidad herida la que despertó en Amancio Ortega un propósito de vida. Fue su amor, su ejemplo y su fortaleza los que lo acompañaron en cada paso. Nada de esto hubiera existido sin ella.

Zara es más una marca. Es la huella de un amor filial llevado a lo más alto. Es el triunfo de la constancia sobre la carencia, del esfuerzo sobre el olvido, de una Galicia que tejió el futuro de España.  Es el reflejo de una promesa cumplida. Y de un país que, gracias a ella, aprendió a soñar más alto.

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