Radiografía del caso Sancho: Se le presenta como víctima, no como verdugo.
Rosa Berganza y David González analizan la cobertura del caso Sancho en verano de 2023.
Más de treinta años han pasado desde el crimen de Alcàsser y, a nivel mediático, parece que poco o nada hemos cambiado, tal y como hemos podido advertir este verano con la cobertura periodística que se ha realizado sobre el presunto asesinato de Edwin Arrieta por parte de Daniel Sancho.
Sancho, hijo de celebrity, guapo y de buena condición social, ha sido presentado como víctima por algunas televisiones a pesar de haber confesado el crimen.
"Ídolo social"
La catedrática de Periodismo de la Universidad Rey Juan Carlos, Rosa Berganza, explica en conversación con Elcierredigital.com que la construcción mediática realizada por algunas empresas periodísticas ha consistido en "amplificar algunos hechos, de tal manera que al presunto asesino se le atribuyen características de víctima, olvidando cuál es la verdadera".
"Están creando de forma irresponsable mucha empatía hacia el asesino confeso, lo cual ha contribuido a que en las redes sociales se esté pidiendo la excarcelación vía indulto o que vuelva a España para sortear el sistema policial y judicial tailandés", añade.
A Berganza le resulta interesante la propuesta que le hacemos sobre construir un paralelismo entre la cobertura del crimen de Alcàsser y este caso, ya que resulta sorprendente la mala imagen con la que cuenta lo realizado hace treinta años y, sin embargo, el silencio generalizado ante los excesos de este caso.
David González, redactor de Periodista Digital y habitual de varias televisiones, cree que las críticas a Alcàsser "fueron a posteriori, no fueron en el momento", por lo cual se podría realizar una comparativa sobre el tratamiento, pero no sobre la mirada crítica por parte de la sociedad hacia la cobertura en el momento de realizarse.
Hablando de Alcàsser nos viene a la mente Nieves Herrero, a la que invitamos a participar en este reportaje. Pero ella desiste aduciendo que se encuentra de vacaciones fuera de España y no ha seguido en profundidad la cobertura del caso.
"Responsabilidad social"
Rosa Berganza cree que los medios "se olvidan de que son empresas con alta carga de responsabilidad social, no es como una fábrica de zapatos, con todos los respetos. Algunos medios han acentuado su tono sensacionalista para despertar los bajos instintos de la audiencia, ya que el enfoque amarillista crea grandes audiencias en un momento del año, como es el verano, en el que no suele haber gran carga informativa".
La catedrática explica que "un crimen siempre genera expectación", pero el caso cobra atención si el presunto asesino es hijo de famoso y se airean aspectos sexuales. "Se está vendiendo con escasa objetividad un 'Príncipe Azul' con la ayuda de sus circunstancias (a nivel físico, de edad, de condición social o de situación económica) a pesar de haber confesado que ha descuartizado a una persona".
Berganza repara en que la cobertura está resultando tan excesiva que hasta la familia de Daniel Sancho ha pedido a los medios que rebajen el tono "porque los medios son difícilmente controlables cuando priman la audiencia respecto a su función básica, que es informar. Esto último hay que recordarlo en las Facultades de Periodismo y a los que ejercen la profesión".
"Creo que más que blanquear a Sancho se está blanqueando a un Régimen despótico"
David González opina que la sociedad sigue devorando crónica negra "porque es inevitable que nos despierte interés un asesinato. Pensamos que somos muy modernos, pero poco ha cambiado desde que los periódicos dispararon ventas con el crimen de la calle Fuencarral en 1888".
Lo que ha cambiado, señala González, "es la forma, no el fondo, porque somos muy hipócritas y no estamos dispuestos a comprar El Caso o tabloides como los británicos, pero lo consumimos de forma ansiosa si nos lo venden con otro envoltorio como son los magazines televisivos".
España, barrunta González, "es una sociedad bulímica que se da atracones con temas, da igual la boda de Tamara Falcó, las polémicas de Luis Rubiales o el caso Daniel Sancho". Esto es síntoma, según él, de una sociedad avanzada y con tiempo que perder.
"En la postguerra hubiese sido impensable que la gente hubiera 'amado' a Sancho y pidiera su excarcelación, en parte porque no teníamos tiempo para este tipo de cosas", añade. Y remata: "En este caso, además, influye la estética, porque la imagen de Sancho no es la que asociarías a un criminal".
Aun así lo que más le preocupa a González es que "más que blanquear a Sancho se está blanqueando a un régimen despótico como es del de Tailandia. Le damos carta de naturaleza a una monarquía absoluta en la que el rey tiene capacidad para decidir el destino del presunto criminal".
Los españoles cierran los ojos y eligen como uno de sus destinos los países del sudeste asiático, "ya que quedan bien en las fotos de Instagram", opina David González, que recuerda a un joven matrimonio español que fue entrevistado hace unos días en una televisión y alabó, desde su desconocimiento, a Tailandia, con la misma naturalidad que en su día el entrenador Xavi Hernández elogió a un régimen teocrático como Qatar.
Los españoles, dice González, estamos haciendo "el mismo ejercicio hipócrita que hacían los socialdemócratas suecos y noruegos en los sesenta del siglo pasado en España, ya que sostenían el régimen y lo blanqueaban, asegurando que aquí no pasaba nada de lo que asustarse".
Tailandia, sin garantías procesales y convertida en foco de turismo sexual, se ha colocado en el centro de la diana y cree González que no es casual que tanto Daniel Sancho como su madre estén recalcando que los están tratando "muy bien", ya que al país no le interesa que se cree una publicidad negativa que les ahuyente a turistas.
Un crimen, decía Agatha Christie, desnuda las miserias de la sociedad en la que se ha cometido porque, normalmente, pone patas arriba muchos secretos y destapa algunos tabús. Uno de ellos es, ¿qué hacía un chico mono entablando relaciones íntimas con un señor mayor?
González cree que "tenemos la mente muy cerrada y este tipo de casos, con las diferencias estéticas y económicas advertidas entre Sancho y Arrieta, nos descubre el tipo de relaciones y situaciones que circulan en las sombras de Instragram". Es decir, en la vida real.
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