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Pablo Iglesias impone los socios a Yolanda Díaz, que amagó con dejar el Gobierno

Deja claro a la vicepresidenta que no puede confiar en la "geometría variable" del PSOE.

El error de  Alberto Casero supuso un alivio a la izquierda española, decaída por las encuestas estatales pero animosa por la convalidación de la reforma laboral.

El volantazo de los dos diputados de UPN evidenció la fragilidad de la  "geometría variable" impuesta por el PSOE, que destrozó el horizonte de Pedro Sánchez por una fallida negociación similar con Ciudadanos en la Región de Murcia.

Historia de una votación

Yolanda Díaz sabía que no tenía capacidad para tumbar los aspectos más lesivos de la reforma laboral de 2012 a pesar de las promesas electorales, porque el PSOE dejó claro, cuando firmó el acuerdo de Gobierno con Unidas Podemos, que no iba a tocar los días de indemnización por despido.

A esta barrera se le sumaron las reticencias de Bruselas, que advirtió al Gobierno español que si quería recibir fondos Next Generation debía de abstenerse de retocar demasiado la reforma laboral de Mariano Rajoy.

Díaz, consciente de ambos hándicaps, entendió que el pacto social justificaba sus renuncias y, de paso, la mostraba como una dirigente capaz de conseguir alianzas transversales.

El pacto de la vicepresidenta con la CEOE, amén de con PSOE, UGT, CCOO y CEPYME, solo tenía un problema: la patronal impuso que de la reforma no se podía modificar ni un párrafo. Díaz falló al no negociar por debajo de la mesa con sus socios de Gobierno y presentó antes de las Navidades el acuerdo como si fuera ley.

Y la realidad es que el pacto proporciona más poder a señores a los que no ha votado nadie, como Antonio Garamendi, presidente de la CEOE. ERC y EH Bildu, alarmados por la suicida estrategia de Díaz, que intentó presionarles a nivel mediático y sindical, han marcado distancias. Por su parte, PSOE y CEOE le prometían a la número tres del Gobierno apoyos.

La CEOE consiguió a dos partidos financiados por las élites, Ciudadanos y el PDeCAT, y el PSOE firmaba un pacto con UPN tras haberse garantizado los apoyos de Teruel Existe, Más País, Compromís o el PRC. Unidas Podemos, que en su día intentaba coordinar un flanco nacionalista compuesto por PNV, EH Bildu, ERC, CUP y BNG, no lograba ni una sola abstención de sus socios clásicos.

Yolanda Díaz, muy enfadada por la actitud nacionalista y los últimos reproches del 'pablismo', llegó a amagar con dejar el Gobierno si no se daba luz verde a su medida estrella. Y ahora, intenta granjearse simpatías entre las bancadas progresistas con una nueva subida del SMI que, en este caso, no cuenta con el plácet de la CEOE.

Pablo Iglesias avisa

Iglesias está utilizando 'La Base' y su influencia en el grupo parlamentario de Unidas Podemos (Ione Belarra, Jaume Asens o Pablo Echenique) para dejar claro a Díaz que no puede volver a confiar en la "geometría variable" impuesta por el PSOE, que quiere jugar a dos barajas ideológicas.

Persona con auriculares rojos y camisa a cuadros rojos y negros hablando frente a un micrófono rojo con un fondo que dice
Iglesias. | El Cierre Digital

El exvicepresidente ha sido rotundo: "A veces en la izquierda tenemos la gracia en el trasero. Ha habido mucho cachondeo estos días en las redes sociales con el error del diputado extremeño del PP que votó a favor de la reforma laboral el jueves. Las bromas sobre su aspecto, compañeros, no tienen ni puñetera gracia. Nosotros no somos como la gentuza de la ultraderecha que utiliza el físico para atacar a sus enemigos".

Y añadió: "¿Alguien duda de qué habría pasado si hubieran tumbado la medida que la propia vicepresidenta definió como lo más importante? El mejor activo electoral de Unidas Podemos estuvo en manos de la derecha que, evidentemente, entró a matar cuando vio hueco. El tamayazo no fracasó por la inteligencia de la izquierda, sino porque la derecha falló un remate a puerta vacía".

Iglesias reconoce que "la reforma es el resultado de una correlación de fuerzas endiablada en la que ni CCOO ni UGT están en su mejor momento y en la que UP solo dispone de 34 diputados y un equipo ministerial con gran capacidad negociadora y mucha preparación técnica. Enfrente, la patronal, las derechas políticas y mediáticas y el propio PSOE. Esto no lo pueden decir UP ni los sindicatos, pero yo sí. Y digo la puñetera verdad. ¿A favor de quién creéis que trabajaron Pedro Sánchez y Calviño? ¿A favor de los sindicatos o a favor de la CEOE? No hace falta que conteste ¿Verdad?".

El presentador de 'La Base' añade: "¿Es normal que la gente de UP esté enfadada con lo que ha dicho ERC? Sí, y la prueba es que si comparamos el tono de ERC con el de Bildu llegamos a la conclusión de que quizá ERC podría haber sido más constructiva. Pero pregunto, ¿Quién gana con el hecho de que las diferentes izquierdas estén a hostias entre ellas? Creo que los argumentos de UP son más sensatos, pero yendo de piquete con 14 añitos aprendí a corear una consigna: 'la división trabaja pal patrón'. Y al final no importa quién tenía razón y quién no, sino las alianzas que tienes para hacer políticas de izquierdas".

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