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Tres hombres sentados en una mesa de restaurante con un lazo negro de luto superpuesto en la imagen
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En primera persona, mi adiós a Miguel Ángel Nieto: Un gran periodista y buen amigo

Miguel Ángel Nieto Solís ha fallecido a los 64 años y deja un gran legado en el periodismo de investigación en España

Ha muerto el periodista -en palabras mayúsculas- Miguel Ángel Nieto Solís víctima de un cáncer a los 64 años. O mejor, de varios cánceres, contra los que llevaba luchando durante varios años. 

Hace escasos dos meses, en una de sus visitas habituales a la clínica madrileña de Jiménez Díaz, quedamos a comer con 'nuestro' catedrático Felicísimo Valbuena de la Fuente. La persona que nos presentó hace ya la friolera de 40 años. Nos reunimos para celebrar que su batalla contra el cáncer daba sus frutos. Miguel Ángel nos contó que todo parecía indicar que iba ganando la partida. La felicidad llegaba por fin a su rostro. Nos pusimos a comer y, como era habitual en nuestras reuniones, nos levantamos de la mesa entrada la noche tras un intenso debate existencial.

Hombre de cabello canoso y corto sentado al aire libre con árboles y una cerca al fondo
Miguel Ángel Nieto Solís | Ministerio de Cultura

Nacemos para morir. Y no nos damos cuenta, o no queremos darnos cuenta. Miguel Ángel Nieto Solís sí lo sabía. Y así nos lo dijo: “Duraré lo que pueda”. Pero ese día estaba contento, y nosotros también. Y eso ya valía la pena.

Miguel Ángel se había jubilado oficialmente. Aunque nunca se jubiló de verdad. Hacía ya más de un año que se había mudado, quizá como un presentimiento de su final, a un pequeño pueblo del Campo de Calatrava, en Ciudad Real.

Su actual refugio eran esos campos manchegos de luz y color amarillento que tan bien pintaba Benjamín Palencia. Había vendido su casa de Madrid, aquella que nos marcó en esos años 90 de trabajo y alegría juvenil nocturna. Ahora vivía solo, junto a sus libros y un ordenador donde nos contaba que seguía reflejando sus inquietudes intelectuales y periodísticas. 

Miguel Ángel Nieto, un luchador incansable

Miguel Ángel era un batallador nato. Luchó contra la corrupción y los corruptos desde el primer día que quiso ser periodista. Sin fisuras ni chantajes. Quizá, por eso, congeniamos enseguida. Y ya en 1994 nos pusimos manos a la obra. En esa última comida me recordaba como fuimos juntos a cobrar por entonces un trabajo periodístico que no nos querían pagar. Y como 'ocupamos' el hall de una oficina durante horas y horas sin movernos de la silla. Al final claudicaron y nos pagaron. Así éramos, luchadores y coherentes con nuestra forma de entender la vida. Adjetivos que definían bien a Miguel Ángel.

Más tarde nos unieron los cursos de verano de la Universidad Atlántica, en Fuerteventura, con nuestro común amigo Eduardo Blasco y, como no, siempre con el profesor Valbuena. 

Tres hombres sentados en una mesa durante una conferencia con un cartel amarillo de fondo que indica fechas y nombres de instituciones organizadoras del evento
Pedro Barbadillo, Juan Luis Galiacho y Miguel Ángel Nieto en los cursos de verano de la Universidad Atlántica | El Cierre Digital

Allí refrendamos aún más nuestra amistad y cariño. Después, Miguel Ángel Nieto me dedicó un capítulo de su libro ‘Cazadores de noticias’ (La Esfera de los Libros, 1997). Un manual que debería ser la ‘Biblia’ de las nuevas generaciones de periodistas. Un libro que debería ser declarado ‘BIC’ por una Asociación de la Prensa que no sabe valorar a los buenos y grandes periodistas. Pero eso ya, quiza, es una batalla perdida. Como lo es la de Miguel Ángel contra la vida terrenal.

Nieto Solís siempre presumió de venir de una familia muy humilde y de haberse hecho a sí mismo. “Mi madre era una limpiadora, una ‘chacha’, pero es lo que más he querido en el mundo y todo se lo debo a ella”, me decía a menudo.  Y ahora que también he perdido yo a mi madre Isabel, hace tan solo una semana, sus palabras me resuenan en el alma. Así es la vida. Dura y dolorosa. Pero siempre debemos seguir adelante, el mundo no se para.

Miguel Ángel pertenecía a una brillante generación de periodistas que salió de las aulas de la Universidad Complutense al inicio de los años 80. Entre esa gran ‘camada’ de informadores se encontraban nombres como Vicente Vallés, Fran Sevilla, Ángela Núñez, Rosa María Tristán, Ramón Tijeras o Paloma del Río, entre otros. 

Libros y documentales para la historia

En el haber de Miguel Ángel Nieto hay libros indispensables para conocer la historia más reciente de España, como 'Los cómplices de Mario Conde' (Temas de Hoy, 1993).  Junto a Encarna Pérez, destaparon la verdad y los bajos fondos del entonces todopoderoso presidente de Banesto.

También grandes documentales televisivos. Por citar algunos, ‘El último sefardí’ o el del negocio del tabaco, que realice junto a él y con nuestro gran amigo Pedro Barbadillo. 

Siempre se trataba de contar la verdad de los hechos. Pesara a quien le pesara. Luchábamos contra ese poder corrupto establecido y el sistema dominante. La corrupción va cosida al hombre, como su sombra. No teníamos miedo a esos poderosos. Quizá este ya no sea nuestro tiempo… o casi no lo es. 

Miguel Ángel era uno de aquellos periodistas luchadores, como también lo fue mi querido Fernando Lázaro, el gran periodista de El Mundo que ha fallecido también estos días. Mi recuerdo y mi admiración hacia él, a quien no pude reflejar en un obituario mi agradecimiento a su labor, dado que esos días falleció mi madre. Descansa en paz querido Fernando.

Tres hombres mayores sentados en una mesa de restaurante con platos y copas vacías, la imagen está en blanco y negro y tiene un lazo negro de luto en la parte superior izquierda
Miguel Ángel Nieto, Felicísimo Valbuena y Juan Luis Galiacho en su última comida | El Cierre Digital

Como también espero lo haga mi recordado Miguel Ángel Nieto, quien quería con locura a sus cuatro hijos. Fruto de sus dos matrimonios, con Ana Isabel Muñoz y con Montserrat Domínguez, hasta hace poco directora de la Cadena Ser. Como también adoraba a su hermano José. Para todos ellos, mi sincero cariño y abrazo eterno.

Desgraciadamente ya no te veré más, Miguel Ángel. No podremos compartir mesa, mantel, recuerdos y batallas periodísticas. No se cuando nos veremos de nuevo, pero si te aseguro de que tu recuerdo perdurará siempre en mi memoria y en mi corazón. Tu labor periodística será nuestra lucha y faro por este arduo camino del periodismo actual. O mejor, de la sociedad actual que nos domina y maneja. 

Pero “siempre adelante, ni un paso atrás ni para coger impulso”, te lo aseguro, querido amigo. Descansa en paz, te lo mereces. 

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