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Una silla futurista con controles integrados frente a varias pantallas de monitoreo en una sala de control.
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Luces y sombras de 'Cybersyn', el “internet revolucionario” de Allende en Chile.

'Cybersyn' conectaba Gobierno, empresas y votantes, pero fue destruido al inicio de la dictadura de Pinochet.

A quienes a comienzos de los años 70 ponían un pie en la Sala de Operaciones de la empresa nacional de telecomunicaciones de Chile, en el centro de la capital santiaguina, seguramente se les vendría a la cabeza algún metraje de estilo futurista tipo Star Wars o incluso podrían sentir que estaban dentro de una nave de Star Trek. Sin embargo, era el hogar de un ambicioso proyecto de la administración de Salvador Allende.

Sala de control futurista con sillas blancas y paneles de control en las paredes.
Prototipo del Proyecto Cybersyn | El Cierre Digital

Sillas giratorias de fibra de vidrio, cojines naranjas, biombos con diseños futuristas. Estética pop setentera en estado puro. Una oficina sin mesas ni papel desde la que se quería cimentar el futuro y que, precisamente por esa razón, explicó The New Yorker, debía de parecerse al futuro.

El proyecto Cybersyn

Lo que se encontraba en aquella sala prototipo de la capital chilena era el corazón del Proyecto Cybersyn, un juego de palabras tomado de “sinergia cibernética”, el intento más ambicioso de la administración de Allende para implantar un sistema de comunicación capaz de conectar a Gobierno, empresas y votantes. Una red a escala nacional, interactiva y que facilitase la planificación y control de la economía.

A principios de la década de los setenta, enfriado el optimismo que siguió al ascenso democrático de Allende, su Gobierno se encontró con la delicada tarea de organizar las empresas estatales y la actividad recién nacionalizada. El reto era poner orden en aquella suma caótica y con frecuencia ineficiente de fábricas y minas. Y, sobre todo, hacerlo  huyendo del modelo centralizado soviético.

Sala de control futurista con sillas y pantallas de monitoreo en blanco y negro.
Prototipo del Proyecto Cybersyn | El Cierre Digital

Entre los tecnócratas que debían asumir la tarea había un ingeniero de 28 años, Fernando Flores, hombre de confianza de Allende. Durante los años 60, Flores se empapó de las ideas revolucionarias de Stafford Beer sobre la administración cibernética y pensó que Chile podía ser un terreno ideal para llevar algunas a la práctica. 

La imagen muestra una estructura jerárquica en forma de rectángulos concéntricos, donde cada nivel representa una entidad o grupo más grande que el anterior, comenzando con un trabajador individual en el centro y expandiéndose hacia afuera hasta abarcar toda la nación.
Esquema del funcionamiento y recopilación de datos de Cybersyn | El Cierre Digital

El estilo de vida lujoso que llevaba Beer en Reino Unido y en especial su ocupada agenda hacían pensar que probablemente el intelectual británico no querría embarcarse en la aventura socialista de Chile, pero aún así Flores y su equipo decidieron probar suerte.

La puesta en marcha

Y el intento les funcionó, en vez de enviar a uno de sus colaboradores, Beer recogió sus bártulos, hizo las maletas y se embarcó rumbo a Chile a cambio de un pago de 500 dólares diarios, una cantidad ligeramente inferior a su minuta habitual, pero que compensaría exigiendo un buen aprovisionamiento de chocolate, vino y cigarros, según informó el medio The Guardian.

A lo largo de los dos siguientes años, Beer y sus colaboradores darían forma al Proyecto Cybersyn, un intento por dotar a Chile de un auténtico “sistema nervioso electrónico". La idea era establecer un ambicioso modelo de comunicación capaz de abarcar todo el país y que agilizase el envío de datos económicos, una red que permitiese monitorizar los recursos, las necesidades y los resultados.

Una imagen de una antigua estación de control con tres monitores CRT y una pantalla central que muestra información técnica.
Prototipo del Proyecto Cybersyn | El Cierre Digital

La tecnología con la que contaba la administración de Allende era arcaica y el equipo de Beer incluso  echó mano de 500 máquinas télex compradas en su día por el gobierno anterior y que acumulaban polvo en un almacén. Los aparatos se repartieron y acabaron conectados a dos salas de control en Santiago, donde un equipo de técnicos se encargaba a su vez de recopilar estadísticas y analizarlas. La sala de operaciones prototipo fue aquel peculiar habitáculo futurista situado en pleno centro de Santiago de Chile.

Luces y sombras de Cybersyn

Como parte del proceso se llegaron a conectar un centenar de compañías y sus responsables desarrollaron el simulador Chilen Economic Simulator (CHECO) y el prototipo de un software estadístico, Cybestryde. Para su trabajo usaban el ordenador Burroughs 3500.

El objetivo del proyecto no era vigilar a la población, sino que pudiera tener más peso en la administración de los lugares en los que trabajaba. El nivel de participación, sin embargo, no fue el esperado. Eso no quita que Cybersyn no tuviera alguna pequeña gran victoria. 

Dos sillas futuristas blancas con cojines naranjas frente a tres pantallas con gráficos.
Mobiliario del Proyecto Cybersyn | El Cierre Digital

Cuando en octubre del 72 una huelga respaldada por la CIA intentó poner contra las cuerdas la economía de la nación, el sistema de Beer ayudó al Gobierno a coordinar su respuesta y evitar el desabastecimiento. Gracias a la red de télex se facilitó también el flujo de solicitudes y quejas entre los centros de trabajo y el Gobierno.

Aquella ambiciosa  semilla de Internet socialista no llegaría mucho más allá. A medida que avanzaba, el proyecto empezó a encontrar problemas y las corrientes políticas no le favorecían.

Edificio en una ciudad con humo saliendo de su interior, rodeado de otros edificios.
Asalto al Palacio de La Moneda durante el golpe de Estado de Pinochet en 1973 | El Cierre Digital

El 11 de septiembre de 1973, solo un día después de que los operarios hubiesen tomado medidas en el Palacio de La Moneda para instalar allí una moderna sala de control de Cybersyn, repleta de paneles y pantallas, se declaró el golpe de Estado que acabaría derivando en la  muerte de Allende y el inicio de la dictadura de Pinochet. Cuando los militares sublevados se toparon con aquel despliegue de modernidad decidieron hacerlo añicos. Mientras, Beer ya se encontraba en Reino Unido.

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