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El imperio Zuckerberg se desmorona: silencio, presión, descontento y menos ingresos

Presión de altos mandos, descontento en los usuarios y bajada de ingresos tambalean a Facebook, las polémicas acechan.

Desde que en el mes de marzo saliera a la luz el escándalo de ‘Cambridge Analytica’, en el cual se incluía la filtración masiva de datos personales de más de 87 millones de usuarios, el imperio de Mark Zuckerberg se ha estado tambaleando en los últimos meses. Estos hechos han provocado que el mandamás de Facebook perdiera la confianza de gran parte de sus usuarios, por eso se ha visto obligado a mostrar una imagen de transparencia.

Para que la gente vea esta buena imagen, Facebook invitó por primera vez a varios periodistas de diversos medios, de diferentes países, para enseñarles los interiores de la empresa, eso sí, siempre al edificio viejo, pues en el nuevo solo puede codearse la clase alta de la red social.

El secretismo gira en torno a la compañía. Claro ejemplo es que los periodistas están siempre controlados y, los empleados tienen que mantener una distancia bastante grande con los reporteros. El ambiente es totalmente diferente al que uno se piensa, la libertad de movimientos, que se supone que tienen los trabajadores, no es una opción.

A las preguntas sobre salarios, edades y demás relacionados con los aspectos de los trabajadores, Facebook no tiene respuesta para ello. Estos secretos son una obsesión para ellos. Esto es debido a que hay una especie de miedo a que algún empleado revele algún detalle o cuente demasiado. Lo que de verdad no se esconde es, que algunos trabajadores están descontentos con las políticas de empresa, sobre todo tras la injerencia cometida en las Elecciones de 2016. Zuckerberg parece que ya no gusta tanto como antes dentro del ‘mundillo’.

Cuando el momento escogido para que Facebook abriera sus puertas y expusiera a los portavoces de los diferentes departamentos, para que respondieran las preguntas de diversos medios, sobre todo de países que no son Estados Unidos y Canadá, ya que el 87% de usuarios no pertenecen a esos dos países, no fue considerado como algo casual. Una semana después la empresa de Zuckerberg sufrió una caída considerable del 25%, presentando unos resultados económicos no demasiado buenos. Una compañía jamás había sufrido un barrido así en Wall Street, pues pasó de una capitalización bursátil de 620.000 millones dólares a 470.000.

Los 2.200 millones de usuarios que generaron una cifra de negocio a Facebook de más de 13.000 millones de dólares en el segundo semestre de 2018, supusieron una mejora del 42% respecto al año anterior. Pero esto la empresa no lo vio así. Le pudieron las dudas sobre las nuevas políticas y los efectos que podría tener en su rentabilidad, por lo que esto le hizo caer en demasié.

Por su parte, Zuckerberg sigue en el atolladero, está sometido al escrutinio de los legisladores en Estados Unidos, mientras la Unión Europea está poniendo a prueba si violó las reglas de privacidad que poseen los usuarios.

La crisis que tiene la red social ha llegado a tal punto, que ha provocado un nuevo movimiento social llamado #DeleteFacebook, para que los consumidores abandonen por completo la plataforma.

Por otro lado, el periodista James Ball, asegura que el secretismo que hay en Silicon Valley es por proteger su propiedad intelectual de los competidores. Para Ball, los medios complacientes e incluso los fans ayudan a que las tecnológicas puedan apagar criticas o vetar a ciertos periodistas.

Por su parte, Sandy Parakilas, directora de operaciones en el departamento de privacidad de Facebook entre 2011 y 2012, se ha pasado al lado de los críticos de la red social. Ella especifica que la compañía se ha dedicado más a crecer económicamente sin importarle la protección de los usuarios.

Lo que está claro es una cosa, que, si un periodista critica a Facebook, la propia compañía lo vetará y no podrá volver a ser invitado por la empresa.

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