Florentino Pérez recurre a su vieja amistad con Isidre Fainé para 'españolizar' ACS
El empresario buscaba españolizar el accionariado de ACS tras la salida de la emblemática y polémica familia March
El periodo expansionista de CriteriaCaixa facilita que el holding se convierta en segunda accionista de la constructora tras desembolsar 938 millones.
CriteriaCaixa prosigue invirtiendo en España los dividendos que ha cosechado en los últimos años. El vehículo de inversiones de Caixabank, presidido por Isidre Fainé y Ángel Simón, se ha convertido de facto en el primer accionista de Telefónica y en el segundo de ACS.
Fainé será consejero de la constructora presidida por Florentino Pérez, que logra 'españolizar' el accionariado tras la salida de la familia March y otorgar viabilidad a ACS tras la compra de CriteriaCaixa de las acciones hasta ahora pertenecientes al banco galo Société Générale.
CriteriaCaixa ha desembolsado 983 millones de euros por el 9,4 por ciento de ACS, que cuenta como primer accionista con el propio Florentino Pérez a través de Rosan Inversiones (que posee el 14 por ciento del capital de la multinacional).
La operación contribuye a españolizar el accionariado de ACS tras la salida en 2017 de las familias March (que llegó a poseer más del 20% de la constructora) y Fluxá. En la actualidad, 'los Albertos' se mantienen cuartos accionistas, por detrás del fondo americano 'hispanista' Blackrock, que son los terceros con mayor capital.
La fundación controlada por Fainé justifica su inversión asegurado que ACS "ha conseguido en los últimos años un alto nivel de diversificación geográfica, con una especial presencia en zonas de gran potencial de crecimiento, como América del Norte, Asia-Pacífico y Europa".
Del grupo señalan que destaca también por la diversificación de sus negocios, con una exposición significativa a las soluciones integrales que desarrollan filiales como Turner (Norteamérica) y Cimic (Australia); las infraestructuras, donde destacan Abertis e Iridium principalmente; y la ingeniería y construcción, con Dragados entre otras.
La operación, dicen los de Fainé, "permite consolidar el modelo de CriteriaCaixa, que a lo largo de los años ha construido un portafolio con participaciones accionariales destacadas en sectores estratégicos de la economía, como la banca, la energía, las telecomunicaciones o el agua, entre otros".
La estrategia se está viendo reforzada en los últimos meses con operaciones de calado, como el incremento de participación en Telefónica o la entrada en el capital de otras compañías. Es el caso del gigante cosmético y perfumero Puig, recién salida a Bolsa, o Colonial.
La jugada vuelve a unir los destinos de dos viejos amigos, Florentino Pérez e Isidre Fainé, que hace más de dos décadas pusieron en marcha la concesionaria de autopistas Abertis, hoy controlada por ACS (por lo cual CriteriaCaixa regresa indirectamente a la compañía).
Las relaciones entre ambos directivos no pasaron sus mejores momentos a inicios de 2018 a causa de las trabas que puso La Caixa a la recompra de Abertis por parte de ACS junto a la italiana Atlantia. Pero la sangre no llegó al río, ya que en otoño de ese mismo ejercicio Pérez entregó personalmente el Premio Forbes a la Filantropía y aseguró que el banquero es una de esas personas "de las que se aprende todos los días".
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Tras llevar a buen puerto esta operación, Florentino Pérez otea activar su plan de sucesión en ACS. Y mientras tanto tutela los pasos de uno de sus hijos y heredero en los negocios, Florentino Fernández Sandoval, concoido popularmente como 'Chivo'.
Florentino Pérez prepara su sucesión en ACS en favor de Juan Santamaría
Un ingeniero despierto que soñaba con la política, fue concejal del Ayuntamiento de Madrid, fracasó en la 'Operación Roca', erigió un imperio empresarial en torno a la quebrada Construcciones Padrós de la Banca Catalana pujolista y se convirtió en 'Ser superior' para el madridismo por el frenesí de las Champions League ganadas por los merengues.
Este podría ser uno de los innumerables esbozos biográficos de Florentino Pérez Rodríguez, que en marzo cumplió 77 años de vida. El todopoderoso empresario, quizá el español más influyente con permiso de figuras como Pedro Sánchez, Felipe VI e Isidre Fainé, otea en el horizonte la sucesión tanto en ACS como en el Real Madrid.
En el conglomerado empresarial, Pérez ya ha dejado clara su intención de ir dando pasos a un lado para dejar la sala de máquinas a otras personas, con la intención de asumir la presidencia de la Fundación ACS y acabar su vida haciendo obra social.
A muchos de sus críticos les cuesta vez a Pérez renunciando a cuotas de poder, pero lo cierto es que está dando pasos para mimar al que está llamado a convertirse en su delfín, Juan Santamaría, que en marzo del pasado año asumió la presidencia de la concesiones Abertis (controlada por ACS) mientras sigue dirigiendo la mayor constructora alemana, Hochtief, controlada en más de un 75 por ciento por la propia ACS.
Santamaría le ha ganado la partida al hombre que estaba llamado a presidir ACS, Marcelino Fernández Vedes, CEO de la constructora entre 2017 y 2021. Su caída en desgracia estuvo relacionada con un agujero de más de 600 millones de euros provocado por la filial australiana Cimic, del que fue considerado culpable el "mejor ejecutivo del sector", según había declarado previamente el propio Florentino Pérez.
La contabilización de un negocio que Cimic disponía en Oriente Medio se llevó por delante las ilusiones de Fernández Verdes, ligado al 'florentinismo' empresarial desde 1987 y sustituido en 2020 en Cimic por el propio Santamaría, que trabaja en ACS desde 2002.
2023, año de récord
Florentino Pérez sopesa las cartas a mover a medio plazo para ser relevado mientras ACS se encuentra en un momento óptimo al haber superado los 35.000 millones de euros de facturación y los 780 millones de beneficios en 2023.
Este extraordinario momento explica la intención de Pérez de seguir haciendo crecer el grupo con operaciones, como la reciente compra de la empresa Prudentia Engineering, ligada a la industria química y energética, por parte de la australiana Cimic.
Pérez, primer accionista de ACS con casi el 14% del accionariado (mientras el fondo Black Rock y 'los Albertos' se peleaban por ser segundos con casi el 5%) ha encauzado la situación de ACS, que no se inquieta por sufrir una deuda neta de 25.875 millones tras haberse disparado un 18%.
La deuda no incomoda a Pérez, que dispone de abundantes activos líquidos para hacerla frente y no deja de ganar concesiones mientras sueña con otras como la renovación de Puerto de Valencia, mayor obra futura de España con un precio de 800 millones de euros. Dragados (ACS) se ha aliado para el concurso con las valencianas Rover y Torrescámara, tal y como adelanta El Economista y ha podido confirmar Elcierredigital.com.
Peor visión tiene Pérez de Abertis, que ha sufrido un duro golpe del que no se han repuesto en su sede madrileña (la principal a nivel social tras dejar en 2017 Barcelona por el procés). La compañía controlada por ACS y la italiana Mundys creía que iba a recibir 4.000 millones de euros de compensación por la liquidación de la autopista AP-7, entre Tarragona y la Jonquera, en la que Abertis implantó carriles adicionales tras un acuerdo firmado en 2006.
Pero el Tribunal Supremo falló a inicios de año que "no estima la pretensión principal de Abertis basada en su derecho a ser compensada por el margen diferencial entre el tráfico real y el previsto, al no considerar que dicho convenio estableciera una redistribución del riesgo de tráfico entre Administración concedente y concesionaria".
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