
Diez años de Netflix en España, un relato audiovisual revolucionario
Estrellas como Úrsula Corberó y series como La Casa de Papel han consolidado una industria audiovisual creativa única.
Hace diez años, el aterrizaje de Netflix en España fue visto con escepticismo por muchos y con entusiasmo por unos pocos. Era octubre de 2015 con una industria aún apegada al consumo lineal de televisión. La llegada de una plataforma estadounidense de contenidos bajo demanda se percibía más como una rareza que como el inicio de una revolución. Hoy, esa revolución (mucho más que consolidada) ha redefinido cómo, cuándo y qué historias consumimos. España ha pasado de ser un simple receptor de contenidos a convertirse en uno de los epicentros creativos del gigante del streaming.
De la incertidumbre al fenómeno
Los primeros pasos no fueron fáciles. Las dudas sobre la calidad del catálogo, la competencia del mercado y la piratería extendida pusieron a prueba la resiliencia del modelo. Pero el tiempo demostró que Netflix había llegado para quedarse y para transformar.
Lo que al principio parecía un cambio técnico (ver series en un portátil o móvil en lugar del televisor) resultó ser una metamorfosis cultural. Se modificaron hábitos, se abandonaron horarios y desaparecieron las pausas publicitarias. Se abrió un espacio inédito para las historias locales con proyección global.
El salto internacional de "La Casa de Papel"
Pocas series ejemplifican este fenómeno como La Casa de Papel. La ficción creada por Álex Pina nació en una cadena generalista con una audiencia discreta. Pero su segunda vida en Netflix la convirtió en un fenómeno mundial. No era una serie original de la plataforma. Pero fue Netflix quien la impulsó, relanzó y convirtió en uno de sus emblemas internacionales.

La máscara de Dalí, el mono rojo y el “Bella Ciao” trascendieron la pantalla. Colándose en manifestaciones, carnavales, disfraces y playlists de medio planeta. Era, por primera vez, un producto claramente español al que no se le exigía "parecerse" a nada más para triunfar fuera.
España, un hub global de producción
El pasado 10 de junio, Netflix celebró su décimo aniversario en España. Con una gran fiesta en la Puerta de Alcalá, convertida por una noche en un escenario a cielo abierto. Fue una conmemoración de todo lo que la plataforma ha significado en estos años para la cultura y el entretenimiento en el país. Sobre el escenario, artistas como Amaia, Pablo Alborán, Rigoberta Bandini u Omar Montes.
Quienes pusieron la música a una noche repleta de momentos emocionantes. Y frente al público, una alfombra roja de 200 metros. Recibiendo a algunas de las figuras más reconocidas que han marcado la historia de Netflix en España o están a punto de hacerlo. Actores, actrices, creadores, influencers, deportistas y personalidades del mundo de la moda y la cultura. La lista de asistentes fue tan diversa como representativa. Diez años de historias compartidas con el público.
La cita fue un festejo simbólico del impacto cultural de la plataforma, pero también una declaración de intenciones. En el mismo acto, Ted Sarandos, co-CEO de Netflix, anunció una inversión de más de 1.000 millones de euros entre 2025 y 2028. Para seguir impulsando la producción audiovisual en el país. Es un compromiso firme con España; Que ya se ha convertido en uno de los centros neurálgicos del contenido de la plataforma a nivel global. El centro de producción de Tres Cantos, en Madrid es uno de los más potentes de Europa. Diez platós y 22.000 metros cuadrados, desde allí han nacido títulos como Las chicas del cable, Élite, La sociedad de la nieve o Nowhere. Rodadas en más de 200 localidades y responsables de más de 20.000 empleos en el sector.
Un cambio de era... con competencia local
Sería injusto hablar del cambio de paradigma sin mencionar a quienes, desde lo local, también han defendido otra manera de entender el audiovisual. Filmin, la plataforma española especializada en cine independiente y de autor, ha demostrado que el streaming va de la mano con la cultura, y que puede ser su mejor aliada.

Fundada en 2008 por un grupo de distribuidores que creían en la necesidad de dar visibilidad al cine menos comercial. Filmin ha resistido en un mercado dominado por gigantes. Con una apuesta coherente y sostenida por la calidad y la diversidad. Su catálogo combina clásicos, estrenos europeos, documentales y rarezas casi inencontrables en otras plataformas. Ha sido clave en la difusión del cine de festivales en España. Impulsando propuestas que de otro modo no habrían llegado al público general. Contra todo pronóstico, ha crecido sin renunciar a su esencia: convirtiéndose en un refugio para los amantes del cine y en un modelo alternativo de sostenibilidad cultural en la era digital.
Oportunidades y riqueza cultural
Netflix ha abierto mucho más que un mercado. Ha abierto una forma distinta de vernos a nosotros mismos. En estos diez años, España se ha reconocido en su pluralidad, en la mezcla de acentos, paisajes, tradiciones y formas de contar. Desde La chica de nieve, rodada en Andalucía; hasta, por ejemplo, Toda la verdad de mis mentiras, grabada en Murcia; cada historia ha ido mostrando fragmentos de lo que somos.
La Chica de Nieve | Tráiler Oficial | Netflix
Hoy ya no hace falta renunciar a lo propio para llegar lejos. De hecho, lo local se ha convertido en una de nuestras mejores maneras de conectar con el mundo. Y Netflix lo ha entendido. El desafío está ahora en cuidar ese equilibrio entre la industria y la identidad. Entre producir mucho y contar bien. Entre crecer sin perder el fondo ni la voz que nos hace únicos.
Un futuro con más historias, más empleo, más España
El compromiso anunciado es más que financiero, podríamos considerarlo incluso narrativo. Netflix quiere seguir contando historias hechas en España, con talento español, para una audiencia global. Y España ha demostrado que no es solo un plató atractivo, sino una cantera inagotable de guionistas, directores, técnicos y actores con voz propia.
Diez años después, podemos decir que Netflix ha cambiado la forma de consumir televisión. Ha cambiado la forma en la que España se proyecta al mundo. Y aunque el streaming vive tiempos complejos: con guerras por las suscripciones, ajustes y fusiones; todo indica que la apuesta por España va más allá de las modas. Es una inversión en cultura, en industria y en futuro. Si algo se ha demostrado en esta década es que, cuando el talento local encuentra un altavoz global, el resultado puede cambiarlo todo.
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