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Una mujer hablando en un atril dorado dentro de una iglesia.
INVESTIGACIÓN

Tamara Falcó se convierte al catolicismo para cumplir su deseo de ser madre

Tamara Falcó busca ser madre con Íñigo Onieva mediante naprotecnología, un método recomendado por la Iglesia.

Tamara Falcó e Íñigo Onieva se casaron el 8 de julio en la finca ‘El Rincón’, aquella que Isabel Preysler salvó de “la quema” al Marqués de Griñón. Más de tres meses después, y tras una extensa luna de miel, la marquesa ya está preparándose para dar el siguiente paso en su matrimonio: el embarazo. Así lo ha confirmado esta semana cuando atendió a los periodistas en el desfile de Pedro del Hierro en la Fashion Week de Madrid.

“Me están haciendo un seguimiento, se llama naprotecnología y estoy supercontenta. Por ahora todo bien y como soy muy creyente, será lo que Dios quiera”, declaró Tamara. Unas palabras que ya había repetido con anterioridad. Como ya informamos desde elcierredigital.com, la marquesa estaría siguiendo el método de fertilidad de la naprotecnología —recomendado por la Iglesia católica y que tiene como objetivo la concepción en base a “la naturaleza del acto conyugal y del ciclo de la mujer”— para quedarse embarazada.

Y es que aunque la edad de Tamara Falcó (41 años) podría hacer que la marquesa se decantase por métodos como la fecundación in vitro, sus fuertes creencias religiosas la han llevado a optar por esta otra alternativa.

Los inicios de Tamara Falcó en la religión

Fue a mediados de 2011 cuando Tamara encontró la senda religiosa. Afirma que el destino hizo que entrara en la Casa del Libro a buscar algo que leer para pasar sus vacaciones en la playa y se topó con un ejemplar de 'La Biblia'. Le encantó a primera vista porque tenía una portada muy bonita ("blanca y azulita, con una palmera"), según ella, el único libro que le ha llamado la atención a pesar de los múltiples ejemplares que le regaló en su juventud Miguel Boyer, último marido de su madre, Isabel Preysler.

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Mercedes Arrastia (Mercy Tuason) fue embajadora ante Benedicto XVI. | El Cierre Digital

A medida que iba leyendo La Biblia se fue incorporando paso a paso a la vida religiosa. Dice que encontró la paz y el reposo. Empezó a rezar el rosario, a acudir a convivencias marianas, a retiros espirituales del padre Ghislain, un sacerdote diocesano de la renovación carismática, e ir a misa a diario, lo que hacía en la parroquia de Santiago y San Juan situada muy cerca de su antiguo ático en los Austrias. Cuando por cuestiones laborales o de ocio estaba fuera de Madrid, recibía en su teléfono, a través de la red evangeli.net, el evangelio y la reflexión de la misa diaria. Su conversión culminó en agosto de 2012 cuando acudió a un encuentro de jóvenes católicos en Medjorgorje, en Bosnia-Herzegovina, una ciudad donde dicen que se aparece la Virgen. “Es un lugar donde huele a Dios (…) Hice un retiro espiritual y ahí fue cuando comencé a caminar hacia la luz. Ahí recordé que había oído la voz de Dios”, afirmó entonces.

Familia religiosa

Tal fue su estado de convencimiento ante la religión católica, apostólica y romana, que el 18 de mayo de 2013 se confirmó en la explanada de la catedral de La Almudena junto a otros mil cien jóvenes y ante la presencia del arzobispo de Madrid, el cardenal Antonio Maria Rouco Varela. Por expreso deseo suyo, ni su madre ni ningún otro miembro de su familia la acompañaron ese día especial, tan sólo su madrina espiritual, una amiga de la familia. Tamara vistió para la ocasión de blanco, resguardada con un abrigo negro que utilizó durante toda la ceremonia debido a las bajas temperaturas.

La conversión de Tamara no fue tan sorprendente si se tiene en cuenta que su tía Mercy Tuason (93 años), la hermana pequeña de su abuela materna, es la embajadora de Filipinas en el Vaticano desde el año 2009. También es fundadora de varias organizaciones caritativas y miembro de la Orden de Malta. Precisamente, la hija de Isabel Preysler comenzó a colaborar en el comedor social Santa Micaela de Madrid, uno de los centros asistenciales que gestiona la orden de Malta en la capital de España. Pero si hay alguien que ayudó especialmente a Tami en su nueva vida religiosa esa fue María Vallejo-Nágera (59 años), pedagoga de formación, hija del psiquiatra Juan Antonio Vallejo-Nágera y descendiente de una familia filipina amiga de su madre, quien se convirtió en su improvisada guía espiritual dentro del círculo más conservador del catolicismo.

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Mercedes Arrastia (Mercy Tuason) fue embajadora ante Benedicto XVI. | El Cierre Digital

“Hasta entonces tenía una visión mundana de la vida y era algo que no me llenaba. Daba igual cuántos amigos tuviera, cuántos libros leyera, cuántos viajes hiciera… había un vacío que no podía llenar nada material, pero en realidad la religión me ha encontrado a mí. Amo a Dios. Ahora viajo con mi Biblia en el iPhone, llevo un anillo que es un rosario que me dieron en Medjugorje. Ha sido un cambio gradual, pero he dejado atrás a la persona en la que me había convertido”, confesó Tamara.

Sorpresa en la familia Boyer-Preysler

Este aparente cambio radical en la vida de Tamara hizo que en su familia, más que oposición, hubiera sorpresa porque no imaginaban esta mutación, pues nunca había sido una niña religiosa. Tanto que a los 12 años discutió con un sacerdote y se alejó completamente de la religión. Ya no acudía a la iglesia los domingos, se saltaba las misas de las bodas a las que la llevaba su madre, y llegó a cambiar la clase de Religión por la de Ética. Se dedicó entonces a buscar la paz y la felicidad en el mundo material. Sin embargo, en su familia sí que hay ejemplos de tradiciones religiosas, ya que sus dos abuelas han sido muy católicas. Por su parte, su madre sí es creyente, aunque en algún momento no siguiera los pasos de la fe divina, pero siempre se preocupó de que todos sus hijos fueran bautizados y consagrados a la Virgen tras su nacimiento, además de que tomaran la Primera Comunión, incluso Ana Boyer.

Una mujer sonriente en el interior de un edificio con decoración detallada y personas en el fondo.
Tamara Falcó en un iglesia. | El Cierre Digital

Precisamente Miguel Boyer, antes de su ictus cerebral, no salía de su asombro ante la conversión de Tamara e, incluso, debatió largo y tendido con ella, pero “ni él me convence a mí ni yo a él. Debo rezar más y jugar con ventaja a la hora de convertirle”. Por otro lado, a raíz de este giro en su vida, su círculo de amistades se amplió hacia otros intereses. “Conozco a muchas chicas que se han metido en un convento de clarisas… Si yo sintiera la llamada, también lo haría, porque creo que no significa ninguna renuncia: adquieres la gloria”. Sin embargo, este cambio espiritual hacia una supuesta vida mística no la ha apartado de seguir siendo portada de la revista ¡Hola!, rodeada de todo el glamour posible, ni seguir posando en los rentables photocalls como imagen de marcas de lujo y opulencia.

No obstante, ahora, y tras haberse casado con el empresario Íñigo Onieva, deja en manos de Dios —y de la naprotecnología— uno de sus sueños: ser madre.

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