Rafi Escobedo: 35 años del misterio de su muerte.
Rafi Escobedo, hallado ahorcado el 27 de julio de 1988 en El Dueso, generó debate: suicidio o asesinato.
Hace 35 años por estas mismas fechas que España despertaba con la noticia de la muerte de Rafael 'Rafi' Escobedo Alday, único condenado por el doble asesinato de los marqueses de Urquijo y una de las figuras más llamativas del crimen. Rafi era el yerno de los marqueses y en los días próximos a la muerte de sus suegros había empezado los trámites de nulidad matrimonial con Myriam de la Sierra –última superviviente de la familia tras el crimen–, quien había iniciado una relación sentimental con Richard Dennis Crew, más conocido como ‘Dick el americano’.
La madrugada del 1 de agosto de 1980 los marqueses dormían en camas separadas en su mansión de Somosaguas, una lujosa urbanización de Madrid. Él, Manuel de la Sierra, de 55 años, dormía en la habitación matrimonial. Ella, Lourdes Urquijo, quien verdaderamente ostentaba el título, hacía lo propio en una austera habitación contigua. Supuestamente, en la mansión también pernoctaba su criada dominicana. Más tarde se sabría que durante la noche se había ausentado para mantener un encuentro sexual con el mayordomo de un vecino de los marqueses, el banquero Claudio Boada.
Rafi fue detenido el 8 de abril de 1981 e interrogado en la Dirección General de Seguridad de la Puerta del Sol, hoy sede del Gobierno de la Comunidad de Madrid. Según contaría el propio Rafi años después, la Policía le sometió a varias torturas físicas y psicológicas, algo habitual en pleno posfranquismo, y consiguieron arrancarle una confesión. Sobre una cuartilla que firmó aseguró haber matado a sus suegros. Esta cuartilla, al igual que los casquillos, desaparecieron misteriosamente en el momento del juicio. En el caso de la confesión escrita, esta podría haber sido una prueba fundamental ya que un grafólogo habría podido certificar el estado en el que Rafi escribió la confesión.
En octubre de 1983 Rafael Escobedo Alday fue condenado, a pesar de la falta de pruebas objetivas y con solo indicios, a 53 años de prisión. La sentencia ha pasado a la historia por una frase que deja en mal lugar a la Justicia: “Rafi Escobedo asesinó a los marqueses de Urquijo sólo o en compañía de otros”. El Fiscal Zarzalejos soltó otra frase para el recuerdo: “Puede que ahora mismo otros implicados se estén riendo por haberse librado de la acción de la Justicia”.
Escobedo sólo cumplió siete de cárcel, ya que el 27 de julio de 1988 fue hallado muerto en su celda del penal de El Dueso, en Cantabria. La versión oficial es que se suicidó ahorcándose con una sábana. Sin embargo, su abogado, Marcos García-Montes, encargó una segunda autopsia al forense José Antonio García Andrade. Este determinó que los pulmones de Escobedo tenían restos de cianuro. Tampoco había nota de suicidio. Algo sorprendente en alguien que gastaba su tiempo entre rejas escribiendo. De hecho, García-Marcos conserva las memorias manuscritas del único condenado por el asesinato y que nunca han visto la luz.
Estas dos versiones aún conviven. Para muchos, Rafi fue un cabeza de turco del Caso Urquijo, mientras que para otros fue un asesino con la capacidad de seducir a los medios de comunicación y convencer al mundo de que él solo fue un instrumento en el complicado rompecabezas del asesinato de los marqueses.
¿Suicidio o asesinato?
José Ángel San Martín, uno de los periodistas que mejor conocen el asunto y excolaborador de elcierredigital.com, tiene claro lo que pasó: “Fue clarísimamente un suicidio por ahorcamiento. Los cinco jueces que investigaron el asunto, uno de ellos es el hoy ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, así lo confirmaron”, afirma. “Rafi estaba sólo y por eso se suicidó. Lo demás son especulaciones. Rafi mató a los marqueses de Urquijo y se suicidó en el penal de El Dueso. Lo demás, son leyendas armadas por sus presuntos amigos”, afirma San Martín.
Con respecto a los motivos que le llevaron a quitarse la vida, San Martín recuerda que “Rafi ya había anunciado a su manera lo que pasaría en la entrevista que le concedió a Jesús Quintero para el Perro Verde, que despertó el sentimiento de la gente hasta el punto de recibir muchas cartas. Pero él estaba desesperado porque quería el tercer grado penitenciario, pero el Juez de Instrucción Penitenciara que le correspondía asumía que aún no lo merecía porque para ello tenía que haber cumplido tres partes de su condena y este Juez lo medía sobre los 53 años a los que fue condenado y no a los 30 que se cumplen de máximo en España como pedía Marcos García Montes”.
Precisamente el que fuera abogado e íntimo amigo de Rafael Escobedo Arnay mantiene que al yerno de los Urquijo se lo quitaron de encima. “Rafi estaba harto e iba a ‘cantar’ y eso no convenía a cierta gente. De hecho, se le había denegado el tercer grado por una mala interpretación de la condena y habíamos presentado un recurso e iba a acabar concediéndoselo”, asegura Marcos García-Montes al elcierredigital.com.
“En la autopsia de José Antonio García Andrade y Raimundo García Durán se demuestra que era imposible que se suicidara. No tenía las constantes vitales para subirse a los barrotes y ahorcarse. Además, tenía los pies en el colchón y no presentaba las particularidades de los ahorcados como el pene erecto o el apergaminamiento del cuello. Tan es así que los 14 miligramos de cianuro que tenía en los pulmones eran residuales, por eso pedí que se analizaran las vísceras. A Rafi le dieron una papelina diciéndole que era cocaína. Le habían engañado y los suministradores recibieron como premio el tercer grado y el traslado a Palma de Mallorca”, relata el abogado García Montes.
La defensa de Rafi Escobedo también asegura que “la autopsia de los marqueses data la hora de su muerte a las 12 de la noche y Rafi llegó a Somosaguas a las 2 y media de la madrugada. Esos informes luego desaparecieron como tantas otras pruebas, incluida la confesión que le arrancaron practicándole la tortura siciliana basada en desnudar a alguien y humillarle”, mantiene el abogado sobre uno de los crímenes más famosos de la historia de España.
“Fue un crimen por móviles económicos. Había una fusión del Banco Urquijo en contra de la que estaba la marquesa. Además, el marqués era traductor de la embajada americana y eso ‘huele’ a CIA” puntualiza, mientras quiere dejar claro que Rafi no fue el autor de los disparos. “Esa noche del 1 de agosto fue una romería del crimen, con cinco personas en la casa y datos que se pasaron por alto, como el broche de mujer que se encontró en la habitación de la marquesa. El informe forense asegura que los disparos se hicieron de forma fría y profesional y eso no casaba nada con el carácter de Rafi”, remacha.
Más allá de la muerte de su amigo, Marcos García Montes busca limpiar su nombre mediante un recurso de revisión en el Tribunal Supremo para demostrar que Escobedo no fue el autor material del crimen. “Jurídicamente ya no tendrá consecuencias porque todo ha prescrito, pero limpiará el nombre de Rafi. Hay muchas pruebas. Ahí está el libro de Myriam de la Sierra [¿Por qué me ha pasado a mí?] donde asegura que no cree que Rafi fuese el asesino, después de haber sido la acusación particular en su día. A los españoles no les sorprenderá lo que se resuelva. Ya lo intuyen”, puntualiza el letrado.
García Marcos es, además, una de las personas encargadas de custodiar las memorias manuscritas de Rafi Escobedo y sólo las publicará con el “permiso de Carlos y Alfredo Escobedo”.
Rafael Escobedo fue una figura carismática, que murió envuelto en la nebulosa del crimen sobre que el más se ha escrito en las últimas décadas. Víctima o verdugo, según quién hable de él, no son pocos los que creen que tras su extraña desaparición se encuentra la solución de quién acabó con la vida de los marqueses. De aquellos otros a los que la sentencia de 1983 dejaba bajo la sombra de la sospecha.
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