La masonería en la política española: de José Bono a Txema Oleaga
España, con poca presencia masónica en la UE, tiene tres logias, una liderada por un senador socialista.
El exdirigente socialista José Bono ha saltado al foco de la polémica en los últimos días tras haber compartido un vídeo en plataformas digitales donde expresa su respeto y admiración a la masonería. En el vídeo, que grabó a modo de mensaje, es un saludo a unas conferencias llevadas a cabo por una logia en Albacete. A pesar de haber mostrado públicamente sus creencias católicas, Bono revela que estableció contacto con la masonería en 2016 y afirma que los masones que ha conocido "son personas admirables". El vídeo de la polémica contiene declaraciones de Bono tales como: “Algo bueno tenía que tener la masonería cuando los dictadores la maldicen”.
Dentro de la política española la masonería no es ni de lejos uno de los temas más candentes. El Parlamento, que cuenta con 350 diputados, parece no contar con ningún miembro que sea masón de manera oficial, lo cual para algunos resulta sorprendente. De igual manera ocurre con los 266 senadores y los 2.550 diputados autonómicos. Ningún político relevante ha declarado públicamente pertenecer a la masonería.
Aunque, por supuesto, hay excepciones, una de ellas es José María Oleaga, también conocido como Txema Oleaga, actual senador por el PSOE y miembro de la comisión permanente de la Cámara Alta, que tal y como informó este medio fue designado el pasado 2022 como el nuevo Gran Maestro de los masones españoles de la Gran Logia Española, la más grande del país y que, paradójicamente, no admite mujeres. Pues tal y como confirman fuentes cercanas a la masonería consultadas por elcierredigital.com: “Existen tres grandes logias en España, pero la más importante es la ‘regular’, es decir, la que sigue las normas masónicas originales, entre ellas, no admitir mujeres”.
Además de la Gran Logia Española (GLE) —considerada el órgano masónico que establece relaciones de amistad y reconocimiento con todas las demás Grandes Logias a nivel mundial—, en la que Oleaga es presidente, en España se pueden encontrar dos logias masónicas más, “una de ellas sólo permite mujeres y la otra es mixta”, según confirman las fuentes consultadas por este medio.
Por otra parte, la Constitución española de 1978, actualmente en plena vigencia, establece en su artículo 22 la prohibición de las asociaciones clandestinas y de carácter paramilitar. Sin embargo, no se ha demostrado una voluntad de desarrollar dicha prohibición legislativamente ni se ha incorporado al Código Penal. Por lo tanto, nos encontramos en una situación indefinida en la cual los miembros de las sociedades secretas en España pueden llevar a cabo sus actividades en la clandestinidad sin ser perseguidos.
Las fuentes cercanas a la masonería consultadas por este medio indican que “la pregunta para José Bono sobre su vídeo es si respeta que un compañero de partido como Oleaga presida una logia abiertamente segregada, justo al contrario de las políticas que ambos trataron de aplicar desde el PSOE”. Y continúa diciendo que “Bono ha jugado la carta de la masonería porque es un elemento que fue muy perseguido por el franquismo, de alguna forma la medalla del masón es la del victimismo”.
Es importante mencionar que, en caso de que algún político español desee formar parte de una sociedad secreta como la Masonería, la Rosacruz o el Yunque, legalmente tiene la posibilidad de hacerlo, ya que no existe una prohibición explícita al respecto. De los aproximadamente 90.000 políticos con sueldo que se estima hay en España, no se tiene constancia de que alguno de ellos sea miembro de una logia, a excepción de un pequeño grupo, entre los que figura Oleaga, considerados de menor rango. Sin embargo, esta situación es diferente en países como Italia o el Reino Unido.
La masonería en la política extranjera
En Italia se produjo un acontecimiento relacionado con la llamada Propaganda Due, también conocida como la logia masónica P2, que operó entre los años 70 y 80 en Italia, aunque algunos dicen que sigue activa. Esta organización se convirtió en un Estado dentro del Estado y se posicionó como un grupo de presión capaz de manipular secretamente el poder, tal y como demostraron numerosas investigaciones posteriores. De hecho, llegó a involucrar a Silvio Berlusconi y a otras muchas personalidades del entorno de la mafia italiana.
Entre los 1.720 miembros que conformaban esta organización, se encontraban tres ministros en funciones, el jefe del Estado Mayor de la Defensa, los líderes de los servicios secretos, 44 diputados, 24 generales y almirantes de los tres ejércitos, 9 generales de los carabineros, 5 generales de las finanzas, 2 generales de la policía, así como cientos de oficiales superiores. También había miembros destacados, como el secretario nacional del Partido Socialdemócrata, el líder del Grupo Socialista en el Parlamento, el director del Corriere della Sera —el periódico de mayor tirada en Italia—, el director del telediario más visto de la RAI, 18 magistrados, 63 funcionarios ministeriales y empresarios.
Ganó notoriedad como la organización secreta responsable del escándalo más grande en la historia de Italia, pues no se sabía nada de esta logia hasta que salió a la luz pública. Y lo hizo gracias a las revelaciones del delincuente mafioso Michele Sindona durante el escándalo del banco Ambrosiano, en el cual el Instituto para las Obras de Religión y la ciudad de Milán tenían intereses económicos.
Durante el periodo comprendido entre 1965 y 1981, la P2 influyó en el proceso político italiano a través de la inclusión de individuos leales a la organización dentro de la Judicatura, el Parlamento, las Fuerzas Armadas y los medios de comunicación. En otras palabras, la logia masónica ayudaba al ascenso de sus integrantes dentro de los diversos estratos políticos y económicos.
Algo parecido pasó en Reino Unido en la década de 1990. Surgieron historias polémicas y muy noticiadas en las que numerosos funcionarios estatales estaban involucrados, lo cual llevó al primer ministro laborista, Tony Blair, a pedir a los jueces y a la policía que revelaran su afiliación a la masonería para lograr una verdadera transparencia. Blair expresó su deseo de eliminar cualquier indicio de un Estado dentro del Estado y cualquier intención oculta en el ámbito político o social. A pesar de que esta solicitud no era obligatoria y fue aplaudida por muchos, tuvo poco impacto. Solo unos pocos magistrados admitieron ser miembros de alguna logia, mientras que la falta de cooperación fue aún mayor entre los agentes de policía.
Fue años después cuando se logró demostrar la existencia de la masonería en el país. En 2018 el diario británico The Guardian informó que existían tres logias masónicas que operaban de manera clandestina en el Parlamento británico. La primera, llamada New Welcome Lodge, estaba compuesta por diputados y empleados del Parlamento. La segunda, conocida como Gallery Lodge, incluía a representantes de los grupos de presión políticos. Por último, la tercera logia, denominada Alfred Robbins Lodge, estaba conformada por 18 periodistas y analistas políticos. Ninguno de sus miembros accedió a identificarse ni a explicar el propósito de sus reuniones secretas.
Y es que como ya detalló elcierredigital.com, los vínculos de Reino Unido y la masonería son lógicos, ya que hay que recordar que la Gran Logia de la masonería española deriva directamente de la masonería británica, de la que los monarcas de diversas generaciones han formado parte.
La masonería actual fue creada en el año 1717 en Reino Unido, cuando los caballeros londinenses fundaron la Gran Logia de Inglaterra. Un espacio en el que sus integrantes (con diferentes creencias religiosas) podían compartir inquietudes o ideas con total libertad. Con el objetivo de conseguir el desarrollo personal, la masonería se divide en grupos llamados logias que se encuentran bajo el amparo de las grandes logias nacionales.
Aunque en Italia y el Reino Unido han surgido polémicas de considerable calado a causa de la presencia de la masonería en los poderes públicos, Francia es el país que más relación política guarda con la masonería, de hecho, algunos medios de comunicación se aventuraron a asegurar que uno de cada tres políticos en Francia pertenecía a alguna logia masónica. En el país galo no han sido pocos los escándalos relacionados con este hecho. Así, el medio Le Point llegó a publicar en 2011 un informe que señalaba a casi 150.000 cargos políticos franceses, entre los que figuraban asesores del expresidente Sarkozy, presidentes de grandes empresas e importantes actores del campo de la política francesa, todos ellos pertenecientes a logias masónicas.
En España no parece existir la misma conexión entre la política y la masonería: “Es normal que en Francia y Reino Unido la masonería se vea de otra manera. En estos países utilizaron la masonería como elemento conciliador y como herramienta para llevar a cabo sus objetivos geopolíticos. En España, sin embargo, la masonería ha sido siempre un elemento ajeno y hasta problemático, pues es el liberalismo masónico el que llevó a la independencia de Filipinas y a la independencia exigida por Simón Bolívar, por ejemplo, sin olvidar la persecución que llevó a cabo Franco sobre los pocos masones reales que existían en España”, señalan fuentes consultadas por este medio.
“Los españoles usamos la religión como elemento conciliador y cuando conquistamos nuevos territorios los evangelizamos. Los franceses y británicos lo hacían de otra manera, con métodos masónicos. De hecho, en la propia fundación de los Estados Unidos, todos los involucrados pertenecían a la masonería”.
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