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Entrada del Instituto de Toxicología con un portón de malla metálica y un letrero en la pared.
INVESTIGACIÓN

Más de seis años de juicio por una paternidad al no ir a recoger el ADN de un anciano

Fernando Osuna, abogado de la demandante, critica a Toxicología por su falta de seriedad tras tanto tiempo.

Una mujer sevillana de alrededor de 70 años lleva desde 2016 esperando la resolución de su demanda de paternidad a un banderillero de 90 años. Según explica a elcierredigital.com el abogado de la demandante, Fernando Osuna, "llevamos seis años con esto y aún no se ha celebrado la vista oral". Para que sea reconocida como hija del banderillero, este debe realizarse una prueba de ADN que lo certifique. Sin embargo, Osuna explica que "el juzgado lleva un retraso abrumador con este tema".

El motivo de la demora en la resolución es que, dada la avanzada edad del banderillero, se solicitó que la prueba de ADN fuera realizada en su domicilio, pues él se encontraba encamado. Según expresa en una llamada telefónica el abogado Osuna, "el Instituto de Toxicología dijo que iría a la casa del supuesto padre de mi cliente, pero finalmente, después de dos meses, emitió un escrito alegando que no tenían medios para pagar el desplazamiento de un médico". Osuna señala que "me parece que es una actitud de muy poca seriedad".

Osuna relata que "la solución que nos dan es que vayan los del Instituto de Medicina Legal a hacerle le prueba al anciano, pero acabarán diciendo lo mismo que el Instituto de Toxicología, que no tienen medios. Eso es poco espíritu de colaboración". Tal y como explica el abogado de la demandante a elcierredigital.com, "tememos que debido a la avanzada edad del presunto padre se malogre la prueba". Para iniciar el juicio de la demanda "nosotros cogimos el ADN de una servilleta del banderillero –que resultó coincidir con el de mi demandante casi en un cien por cien– pero ahora el juez quiere comprobar si eso es verdad o no", aclara Osuna.

Hombre de traje y corbata azul sentado en un escritorio con documentos y una computadora.
Abogado Fernando Osuna. | El Cierre Digital

En caso de que no se le pudiera realizar la prueba al supuesto padre de la demandante, el abogado Fernando Osuna asegura que "se le haría la prueba a una hija biológica del banderillero y valdría para certificar la paternidad de mi clienta. Ella quiere ser reconocida para tener derecho a la herencia como hija suya que se considera".

La historia de la mujer demandante

 

La madre de la demandante murió con 80 años de edad. Vivía en Sevilla y fue allí, hacia finales del año 1950, donde conoció al banderillero. Este era amigo de su hermano, pues ambos se dedicaban al mundo taurino. En ese marco fue donde se inició una relación sentimental entre ellos.

Según explica el abogado Fernando Osuna en nombre de su representada, "posteriormente, el que fue taurino y la madre de la reclamante mantuvieron relaciones íntimas en Sevilla. Fruto de dicho vínculo íntimo extramatrimonial entre ambos quedó embarazada del torero, manteniendo la relación durante muchos años".

Meses después, en Sevilla, nació quien presenta la demanda. Tal y como relata Osuna, "tras su alumbramiento, el padre biológico, a pesar ser conocedor de la existencia de su hija, se apartó por completo de su vida y no mantuvo ningún contacto con ella". Y continúa: "De igual modo, jamás afrontó los gastos de manutención y alimentación, omitiendo en todo momento las obligaciones propias de todo padre de familia".

Fue al cumplir los dieciocho años de edad, cuando el banderillero acordó un encuentro con la demandante, en un bar de Sevilla, y "le confesó que era su padre", asegura Osuna. "Después hubo multitud de encuentros, tanto con su padre biológico como con la familia de éste. En la demanda se aportan muchas fotografías en las que figuran los tres, es decir los progenitores y la hija biológica. Es evidente el gran parecido físico existente entre el demandado y su hija biológica", confirma a elcierredigital.com.

Pruebas de ADN analizadas previamente



El banderillero se casó con otra mujer y fue padre de otra hija, ésta nacida en el matrimonio. Unos detectives se hicieron con diversas servilletas de papel usadas por el anciano en un bar de Sevilla. "Los efectos tomados fueron perfectamente individualizados, protegidos, reservados y empaquetados, así como custodiados y remitidos por mensajería a un laboratorio de ADN", señala el abogado de la demandante.

Una vez allí, dichos efectos fueron examinados, junto con un hisopo bucal extraído a la demandante, al objeto de extraer el correspondiente ADN. Tras la comparación de los perfiles obtenidos mediante la extracción de ADN encontrado en los objetos anteriores detallados y el de la hija biológica, dicho laboratorio concluye que "el análisis estadístico de las dos hipótesis planteadas, basado en los datos genéticos obtenidos, ha concedido un  índice de paternidad de 99,999268%".

En la demanda, que se ha presentado en Sevilla, se pide que se lleve a cabo la práctica de la prueba del ADN entre la demandante y el demandado, y subsidiariamente, ante la negativa del padre, se practique la prueba del ADN entre quien demanda y su presunta hermana biológica, ya con todas las garantías y en la presencia judicial.

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