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Un hombre mayor con bigote y gafas, vestido con un saco oscuro, en un ambiente interior.
INVESTIGACIÓN

Josep Lluís Carod-Rovira, premiado por Illa: El exlíder de ERC que negoció con ETA

El exlíder catalán, que se reunió en Perpiñán con los etarras Mikel Antza y Josu Ternera, recibirá la Cruz de Sant Jordi

El Gobierno catalán de Salvador Illa (PSC) ha decidido conceder la Cruz de Sant Jordi a Josep-Lluís Carod-Rovira, exlíder de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) y figura clave del independentismo catalán. 

La entrega de este galardón, que se celebrará el próximo 23 de diciembre, ha generado una oleada de reacciones encontradas en el ámbito político catalán. Entre ellas, críticas especialmente duras desde el Partido Popular, que ha calificado la decisión de “indecente” y de “deslealtad hacia los catalanes”.

El portavoz del PP en el Parlamento de Cataluña, Juan Fernández, ha sido particularmente contundente. Ha recordado que Josep-Lluís Carod-Rovira fue cesado en 2004 por el entonces presidente Pasqual Maragall tras reunirse con dirigentes de la banda terrorista ETA. 

Un hombre con gafas y bigote hablando frente a un micrófono con un fondo que tiene la palabra
Josep-Lluís Carod-Rovira | Europapress

“Es Illa quien ahora le condecora”, expresó Fernández en un comentario en X. Y añadió que este reconocimiento es un “pago de favores” del PSC a ERC, a pesar de que Josep-Lluís dejó el partido en 2011.

La Cruz de Sant Jordi es una de las máximas distinciones otorgadas por la Generalitat desde 1981. Se entrega a personas o entidades que han contribuido de manera destacada a la cultura y sociedad catalanas. 

En el caso de Josep-Lluís Carod-Rovira, el Gobierno catalán ha justificado la distinción destacando su papel como “defensor de la democracia” y su contribución a la política catalana durante las décadas recientes. 

Sin embargo, su historial, marcado por su encuentro con ETA, ha avivado una vieja polémica que sigue dividiendo a la opinión pública.

El encuentro con ETA en Perpiñán

El episodio más controvertido de la trayectoria política de Josep-Lluís Carod-Rovira tuvo lugar en enero de 2004. Por entonces era consejero de la Generalitat. 

Aprovechando la ausencia del presidente Pasqual Maragall, que estaba de viaje, se desplazó en secreto al sur de Francia. Allí se reunió con dos altos dirigentes de ETA: Mikel Antza y Josu Ternera.

La reunión, celebrada en Perpiñán,  tenía como objetivo negociar para que la banda terrorista dejara de cometer atentados en Cataluña. Era un intento de proteger a la comunidad autónoma de la violencia de ETA. 

Hombre con bigote y gafas en un evento del Forum Europa.
Josep-Lluís Carod-Rovira | Europapress

A cambio, Carod-Rovira propuso un apoyo simbólico al derecho de autodeterminación de los pueblos.

El encuentro fue descubierto y vigilado por los servicios de inteligencia españoles (CNI). Ellos se encargaron de seguir de cerca los movimientos de Carod y documentar la reunión sin intervenir, para evitar complicaciones diplomáticas. 

Semanas después, la información fue filtrada a la prensa, lo que generó un escándalo político. El resultado fue la dimisión de Carod-Rovira como consejero. 

Poco tiempo después ETA anunció públicamente la suspensión de sus actividades armadas en Cataluña.

Reacciones políticas: Acusaciones de deslealtad

La decisión de Salvador Illa de incluir a Carod-Rovira entre los galardonados con la Cruz de Sant Jordi ha sido recibida con críticas especialmente duras por parte del PP catalán. 

Juan Fernández ha señalado que este reconocimiento “mancha el prestigio” de la distinción. También ha insistido en que es una “ofensa a las víctimas del terrorismo”. Según Fernández, el premio refleja un intento del PSC de congraciarse con ERC, con quien mantiene alianzas estratégicas en la política catalana.

Un hombre con gafas y traje oscuro gesticula mientras habla en un entorno formal con cortinas rojas de fondo.
Salvador Illa | Europapress

Desde el ámbito independentista, las reacciones han sido más discretas. ERC ha evitado hacer declaraciones directas sobre el premio a su exlíder. Se ha limitado a destacar la trayectoria de Carod-Rovira como defensor de los derechos catalanes. 

Por su parte, el Gobierno catalán ha subrayado que la distinción responde a una valoración integral de la contribución de Carod-Rovira. 

El polémico legado de Josep-Lluís Carod-Rovira

La figura de Josep-Lluís Carod-Rovira es una de las más significativas y controvertidas de la política catalana en las últimas décadas.  Durante su liderazgo en ERC, fue clave para la formación de los dos tripartitos que gobernaron Cataluña entre 2003 y 2010.  Además, fue uno de los principales defensores del autogobierno y los derechos nacionales de Cataluña. 

Sin embargo, su decisión de reunirse con ETA, aunque argumentada como un intento de proteger a los catalanes de la violencia, marcó su carrera política con un estigma difícil de borrar.

A lo largo de los años, Carod ha defendido su actuación en Perpiñán, señalando que su objetivo siempre fue evitar atentados en Cataluña. 

Hombre mayor con gafas y bigote hablando junto a una bandera catalana.
Josep-Lluís Carod-Rovira | Europapress

Sin embargo, sus críticos consideran que su encuentro con la banda terrorista fue una traición a las instituciones democráticas. También una legitimación indirecta de su actividad violenta.

Por otra parte, Carod-Rovira ha tenido algunas polémicas más. En 2004, cuando era líder de ERC, generó controversia porque hizo un comentario sobre la Semana Santa y los símbolos religiosos que algunos consideraron irrespetuoso hacia la tradición cristiana.

Carod-Rovira expresó públicamente su  rechazo a la influencia de la religión en la vida pública. También cargó contra las procesiones de Semana Santa, argumentando que eran una expresión de una tradición que debía reconsiderarse en un estado laico.

Un galardón que reabre heridas

La entrega de la Cruz de Sant Jordi a Carod-Rovira no solo ha revivido la controversia en torno a su figura. También ha puesto de manifiesto las tensiones existentes en la política catalana. 

Para algunos, el reconocimiento es un intento de Salvador Illa de tender puentes con el independentismo moderado. Mientras que para otros es una muestra de oportunismo político y de desprecio hacia las víctimas del terrorismo.

Hombre con bigote y gafas hablando en un podio azul que dice
Josep-Lluís Carod-Rovira | Europapress

El próximo 23 de diciembre, cuando se celebre la ceremonia de entrega, será un momento clave para evaluar el impacto de esta decisión en la sociedad catalana. La polémica no solo refleja las divisiones ideológicas en Cataluña. De igual manera cuestiona los criterios de la Generalitat para otorgar un premio que, en teoría, debería ser un símbolo de unidad y excelencia.

Mientras tanto, la figura de Carod-Rovira sigue siendo un espejo de los dilemas políticos y morales que han marcado la historia reciente de Cataluña.

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