Jorge Dezcallar: Marruecos y España comparten el enemigo del terrorismo islámico.
El exembajador en Marruecos, EE.UU. y la Santa Sede debuta como novelista con 'Espía accidental'.
Cuando uno se encuentra con Jorge Dezcallar lo que menos puede pensar es que es uno de los hombres que más secretos debe almacenar en el país. Entre 2001 y 2004 estuvo al frente del Centro Nacional de Inteligencia (CNI), fue el primer civil en dirigir los servicios secretos. Como diplomático ha sido embajador de España en Estados Unidos, Marruecos y la Santa Sede. Dezcallar presenta su primera novela, Espía accidental (La Esfera de los Libros). Conversador ameno y capaz de explicar de forma sencilla las realidades más complejas, asegura que nunca ha tenido nada que ver con James Bond. La verdad, es que no le hace ninguna falta.
- Haber sido director del CNI y ponerse a escribir novelas de espías hace que la comparación con Ian Fleming salga sola.
- Pues es que lo mío no tiene nada que ver. Yo ni he tenido un Aston Martin ni a Ursula Andress. El espía James Bond, más allá de que el personaje en sus últimas películas está en decadencia, no ha existido nunca. Yo he querido hacer una novela de espías españoles porque normalmente este tipo de libros los escriben anglosajones y presentan a los personajes como superhéroes y la realidad es muy distinta y creo que más interesante.
- En la novela, el protagonista Asís es reclutado por el CNI por sorpresa, porque les venía bien para una misión en concreto. ¿En la vida real sucede así?
- Claro, el CNI tiene muchas formas de reclutar a gente que resulte interesante para el servicio. En la universidad, en la empresa privada, en la prensa... Es normal. Lo que me gusta del personaje de Asís es que al final descubre una dignidad que él no tenía. Había sido un niño bien sin oficio ni beneficio que gracias al servicio descubre lo que es trabajar para una sociedad para un objetivo concreto.
- La verdad es que mucha gente tiene una imagen un tanto estereotipada del CNI.
- Eso es lo que quiero que cambie con esta novela. El libro es un homenaje al CNI y a las personas que trabajan en el Centro. Son los grandes olvidados. Siempre se habla de la Policía Nacional, la Guardia Civil u otros cuerpos en distintas operaciones pero nunca del CNI. Me enfada mucho cuando se habla de 'clocas del Estado'. Eso existe en países sin controles democráticos. Aquí el CNI para hacer determinadas cosas necesita el permiso del Tribunal Supremo. De un juez. Es verdad que, en ocasiones, queda una visión un tanto exótica, sobre todo por culpa de libros de cierta periodista, pero los españoles deben estar orgullos del CNI.
- La obra se desarrolla en el mundo árabe y presenta de forma sencilla las complejidades geopolíticas de Oriente Medio. ¿No cree que la política y la sociedad española en parte viven de espaldas a esa realidad?
- El problema que hay es nuestra capacidad de maniobra. No sólo la nuestra, la de todos los países europeos. De repente, Estados Unidos dice que se va de Afganistán y nosotros no podemos quedarnos ni un día más porque no tenemos capacidad para ello. Eso es un problema porque nos hace ser dependientes de la política de otro país con intereses distintos a los nuestros. Para Europa es fundamental lo que pase en Oriente Medio porque tiene consecuencias en forma de inmigración, refugiados, terrorismo... A Estados Unidos le queda lejos. Ahora los intereses están en China y nos está pasando lo mismo. No podemos en nuestra relación con ese país seguir la política de Estados Unidos porque nuestros intereses son distintos.
- Me imagino que no le gustará nada oír cómo se habla en ocasiones de nuestras relaciones con Marruecos.
- La relaciones con Marruecos son de vital importancia. Cuanto mejor les vaya a ellos mejor nos va a nosotros. Marruecos y España tienen el mismo enemigo que es el terrorismo y eso no se nos puede olvidar. En ocasiones las relaciones no han sido fáciles porque hay cosas con las que nunca nos vamos a poner de acuerdo como Ceuta y Melilla, lo cuál es lógico, pero no nos conviene forzar situaciones inestables. Desde mi experiencia al frente del Centro Nacional de Inteligencia puedo decir que siempre nos han ayudado y las relaciones han sido buenas. Incluso cuando a nivel político sucedió el incidente de Perejil y se tensionó todo mucho, seguíamos en contacto los servicios secretos españoles y los de Rabat. Es un error que ahora haya desde el gobierno dos voces distintas.
- Estando al frente del CNI se produjo el 11-M ¿Lo sabemos todo sobre este atentado?
- Pienso que sí. Nosotros teníamos en el punto de mira a uno de los que luego participaron en el atentado pero unos semanas antes le perdimos la pista. Lo cierto es que la investigación dejó claro que es lo que ocurrió y los tres grupos participaron en los acontecimientos. Es cierto que las teorías de la conspiración todavía las creen algunos ciudadanos, sobre todo la extrema derecha, pero no es cierto. Se hizo mucho daño a la sociedad española con eso. Se generó división. Algunos partidos políticos y algunos periodistas no se comportaron nada bien y la fractura en la sociedad española fue terrible.
- Tres años antes también le coge en el CNI el 11-S.
- Eso nos cambió el mundo. Se tomó conciencia del peligro del terrorismo islamista y en ese momento empezamos todos los servicios de seguridad a cooperar. En España fue una sorpresa porque estábamos acostumbrados a otro tipo de terrorismo. Relacionado con el Islam sólo algún acto propalestino pero no era lo mismo. Hasta ese momento se habían producido atentados en embajadas americanas en países árabes pero no se interpretó lo que estaba ocurriendo.
"EN EUROPA NO PODEMOS EN NUESTRA RELACIÓN CON CHINA SEGUIR LA POLÍTICA DE ESTADOS UNIDOS PORQUE NUESTROS INTERESES SON DISTINTOS"
- Leyendo Espía accidental se ve cómo esos reyes absolutistas y dictadores que desde la perspectiva occidental son reprobables son la alternativa a la teocracia islámica. ¿No hay esperanza de otra alternativa?
- Hay que tener en cuenta que después de la colonización esos países volvieron a lo que tenían antes, que en muchos casos eran tribus enfrentadas entre sí. Eso se reprodujo después de la marcha de los gobiernos europeos. No hay que perder la esperanza de que estos países evolucionen hacia sistemas democráticos pero la carga religiosa y territorial marca mucho. Tenemos el ejemplo de Siria, no sólo está el interés de cierto Islam por el control teocrático, están también los intereses de otros potencias en el lugar como Irán, Israel... Eso lo dificulta todo mucho. Evidentemente cuando el control de un país pasa a un líder no religioso se facilitan las cosas a nivel geopolítico pero normalmente sólo hacen de freno de algo que no desaparece y cuando son derrocados, resurge.
- Cambiemos de ámbito religioso. Fue usted embajador ante la Santa Sede. En los últimos tiempos parece que crece la animadversión de parte de los católicos españoles hacia el Papa Francisco. ¿Cómo acabará eso?
- Yo he estado en la Santa Sede y conozco a la Curia todo lo que se la puede conocer. El Vaticano es el mundo más cerrado que se puede encontrar. Es un Estado muy particular donde hay un Rey (el Papa) elegido y no hay partido políticos ni sindicatos pero hay facciones. Con lo cual no me extraña esa confrontación con el Papa. Pensemos que es un Papa que viene del Tercer Mundo y muy influenciado por la Teología de la Liberación y eso a muchos les molesta.
"YO DESE LUEGO NUNCA TOMÉ NOTAS COMO MANGLANO. CUANDO ME FUI DEL CNI TODO QUEDÓ AHÍ"
- Para acabar, ¿Qué opina de la publicación de los llamados 'papeles de Manglano'?
- El papel del general Manglano fue importantísimo. Modernizó los Servicios Secretos. Respecto a lo que está publicando ABC lo que puedo decir es que no me parece bien. Supongo que ellos lo tendrán todo atado, pero la evidencia es que no sabemos si al general le habría gustado ver publicadas esas notas que él tomaba. Yo desde luego nunca tomé notas. Cuando me fui del CNI todo quedó ahí.
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