Isabel Pantoja: Sus inicios controvertidos y las razones de su ruptura con Encarna
Isabel Pantoja pidió a Encarna Sánchez 90 millones para levantar un embargo de Cantora, según su biógrafo.
Mucho se ha escrito sobre la relación que unía a Encarna Sánchez e Isabel Pantoja. La amistad entre la locutora y la folklórica duró casi cinco años. Desde finales de 1990 hasta los primeros meses de 1995. Casi un lustro en el que las dos mujeres estuvieron en el punto de mira de la Prensa española. El final de esta amistad estuvo marcada por el dinero y por la aparición en escena de otra persona.
Así lo afirma Julián Fernández Cruz, autor de Encarna Sánchez: Ahora es mi turno, mentirosos, sinvergüenzas (Ediciones Akal), biografía de la controvertida presentadora. Según cuenta Fernández Cruz a elcierredigital.com, la amistad había empezado a enturbiase por culpa de 90 millones de pesetas.
“Un día, Isabel llamó por teléfono a Encarna y le suplicó que la ayudara porque había un embargo sobre la finca Cantora y necesitaba 90 millones para que no se la quitaran. Encarna la tranquilizó y le dijo que le enviaría ese dinero a través de Carlos, su chófer, en una hora. Cuando Isabel vio que pasaba la hora y no llegaba el envío de su amiga, Isabel volvió a llamar y le dijo que era urgente y que si no le importaba enviaría ella a Tere Pollo, que "era como Dios" y estaba en todos los sitios. No tardó ni diez minutos en plantarse en la casa de Encarna para recoger el dinero. Seguro que estaba ya en la esquina esperando”, asegura.
Esta lluvia de millones de una parte para la otra no era nueva entre Sánchez y Pantoja si recordamos los 50 de la casa de la folklórica en La Moraleja o los famosos 43 del extraño robo que sufrió la periodista en su casa. Sin embargo, según continúa relatando Fernández Cruz, esta cantidad de dinero solicitada por la tonadillera eran fruto de un infundio. “No había embargo en Cantora ni nada por el estilo. Yo solicité al registro de la propiedad de Medina Sidonia una nota simple de Cantora y descubrí que había 14 anotaciones simples de dos millones de pesetas. La funcionaria me explicó que el hecho de que aparezcan las notificaciones no quiere decir que no se hayan satisfecho. Es decir, nunca hubo un embargo de 90 millones, se lo inventaría, supongo”, añade.
Los polémicos comienzos de Isabel Pantoja
Isabel Pantoja comenzó su carrera hace medio siglo en Palma de Mallorca. Por aquel entonces, Maribel era una chica de catorce años que empezaba a llamar la atención por su forma de cantar y su juvenil belleza. Con siete años ya se había subido a un escenario por primera vez en un homenaje a Juanito Valderrama y Dolores Abril y sorprendió a los protagonistas del show. En su caso, puede decirse que de casta le viene al galgo ya que su padre era Juan Pantoja, conocido como ‘Chiquetete’ y su madre, Ana Martín, una bailaora que lo dejó todo para formar una familia de cuatro miembros.
Juan Pantoja en 1970, no estaba en su mejor momento artístico. Hacía tiempo que se había disuelto el trío Los Gaditanos que tanto éxito había tenido en los años cincuenta, sobre todo con la canción Qué bonita es mi niña, una canción de cuna precisamente dedicada a Isabel Pantoja, nacida el 2 de agosto de 1956.
Catorce años después, Juan Pantoja acudió con toda su prole a Mallorca donde, para el público extranjero, estaba actuando su sobrino Antonio Cortés, también conocido como ‘Chiquetete’, junto a su entonces esposa la bailaora Amparo Cazalla en la discoteca-tablao Los Rombos, uno de los lugares más animado de las noches mallorquinas.
“Venían recomendados por Chiquetete, que convenció a mi padre de que su tío era muy buen artista y esas cosas y se presentaron con toda la prole. Una vez en Mallorca le convencieron de que la niña Maribel tenía mucho arte y empezó a cantar en los intermedios con un piano”, cuenta a elcierredigital.com Joan Grimalt, hijo de Sebastián Grimalt, dueño de Los Rombos.
Un contrato sin cumplir
Allí fue donde Isabel fue descubierta por Miguel Aller, fundador del sello Fonar. Con él firmó su primer contrato para dar el salto al mundo del disco. Así lo recordaba él en su libro de memorias Loco por la música: “A finales del verano de 1970, una noche acompañado de mi mujer Irene, fuimos a tomar una copa a la zona turística de Ca’n Pastilla, concretamente al tablao flamenco de Los Rombos, propiedad en aquel entones de Sebastián Grimalt. Allí ofrecían un espectáculo flamenco para los numerosos turistas que disfrutaban de sus vacaciones y entre las atracciones actuaba un ballet flamenco compuesto por varios miembros de la familia Pantoja, tales como Juan Pantoja Cortes, padre de Maribel Pantoja, que era conocido por el apodo de Chiquitete y su primo Antonio Cortés, además de las bailarinas Amparo (esposa de Antonio Cortés) y Rocío Vargas. Actuaban cada noche y algunas veces, casi al final, salía Isabel Pantoja, que en realidad se llamaba Maribel, y la dejaban cantar alguna cancioncilla para pasar el tiempo. Ella era menor de edad todavía, tendría unos 14 años, pero ya entonces se veía algo que la hacía diferente, cantaba bien, con desparpajo y una personal forma de interpretar temas tradicionales de la copla española, principalmente los compuestos por el famoso trío León, Solano y Quiroga”.
“Tan impresionado quedé con ella y además, viendo la posibilidad de descubrir una artista con talento, eso sí, después de refinarla un poco en todos los sentidos, que hablé con Juan Pantoja Cortés, su padre, para la grabación de un disco LP con un repertorio de estilo flamenco. Al principio, el padre no era muy partidario de acceder a causa de la juventud de su hija Maribel, pero poco a poco se fue haciendo a la idea y después de prometerle además, la grabación de un disco de cuatro canciones como cantaor, firmamos un contrato en el despacho de mi primer estudio de grabación Fonal, situado en la calle San Jaime de Palma, nº 8”, continúa su relato.
La negociación de su debut discográfico no fue sencilla: “Al llegar el momento de firmar el contrato, lo hizo el padre, Juan Pantoja Cortés en representación de su hija Maribel, al ser ella menor de edad, y en él se comprometía a grabar un mínimo de 20 canciones. El contrato tenía una duración de cinco años y quedaban perfectamente reflejados los derechos y obligaciones de ambas partes. A cambio, a Maribel Pantoja se le satisfacía un adelanto de las ventas futuras de su disco, de la cantidad de 5.000 pesetas, un dinero importante en aquellos años. El disco contenía una selección de canciones, dirigidas a los turistas, que les veían actuar cada noche en el tablao, como varias composiciones de León, Solano y Quiroga, a las que era muy aficionada Maribel, por la admiración que sentía por Rocío Jurado, aunque la canción más importante para ella, fue una rumba de nombre Qué bonito es el amor, compuesta especialmente para ella por mí”.
La folklórica no llegó a cumplir ese contrato de cinco años y abandonó Mallorca después de su primera grabación discográfica, muy difícil de conseguir hoy en día, y el adelanto de 5.000 pesetas tal y como relata Aller en su libro de memorias.
Su hijo Miguel Ángel Aller todavía lo recuerda como un engaño que le hicieron a su padre, el primero en apostar por una incipiente Isabel Pantoja. “Lo incumplieron todo. Se fugaron por la noche, en un barco, porque debían dinero a todo el mundo en Mallorca incluido el dueño de la pensión en la que se alojaban”, cuenta a elcierredigital.com.
“El abogado le dijo a mi padre que no denunciara porque, al fin y al cabo, era una pobre gente y no tenían nada para pagar, a veces no tenían ni para comer. El disco en cuestión, estaba dedicado al turismo. Lo cierto es que hasta que no murió Paquirri no consiguió triunfar como artista”, añade.
“Lolita quiso que mi padre hablara de Isabel”
Joan Grimalt, hijo de Sebastián Grimalt, dueño de Los Rombos, también afirma que el paso de los Pantoja por la isla de Mallorca supuso un cúmulo de deudas incluso con su padre. “Les prohibió recoger el vestuario que usaban para sus actuaciones. Para la portada del disco les tuvo que prestar la ropa Adolfo el Sevillano. El problema de esta gente es que viven al día y llevan a toda la familia a cuestas y creo que así siguen”, cuenta.
También relata cómo ya entonces, Isabel Pantoja tenía una gran capacidad de seducción. “Ella salía con Francisco, un chico que era hermano del maitre del local, Juan y que luego se hizo guardia civil de tráfico”, asegura. “Años después, Lolita se puso en contacto con mi padre en el hotel que tenía en Valencia José María Laso y le ofreció hablar para las revistas a cambio de dinero. Era la época en la que Isabel y Paquirri estaban de novios y éste había dejado a Lolita, y la Pantoja vendía la historia de la virginidad. Lolita sabía que mi padre conocía los primeros años de Isabel y sus andanzas juveniles”, recuerda.
Palma de Mallorca vio florecer a una adolescente Isabel Pantoja que estaba lejos aún de convertirse en una estrella pero que, en consonancia de lo que sería su trayectoria posterior, protagonizó escándalos profesionales y personales y, según parece, dejó un mal recuerdo en gente que apostó por ella.
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